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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia. Fantástico Lelo (Jerry Lewis) es un joven honesto y trabajador maltratado por su malvada madrastra (Judith Anderson) y sus dos groseros hermanastros (Henry Silva y Robert Hutton). Pero un día, un hechizo mágico cambiará todo... (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Sí, es cierto, el cuento de Cenicienta no nos favorece para nada a los hombres! Desde que comenzó a ser ampliamente divulgado por Disney y otros pesados bromistas, las chicas sin demasiado atractivo -como las que nosotros pretendíamos-, y sobre todo, ¡las más lindas! -con las que nosotros soñábamos-, comenzaron a pensar en su derecho a ser amadas por un Príncipe Azul (muy atractivo, con clase, lleno de dinero y habitante de un palacio) como el tipo ese que aparece en el improcedente cuento de Perrault y se queda con la preciosa Cenicienta.

Bienvenido pues que, el director y guionista Frank Tashlin, haya tenido la feliz idea de mostrar la otra realidad. ¡¿Cuál otra?! Se preguntarán ustedes, ¡si esa es la única! Pues no señor, ahora hay muchas princesas que se enamoran de hombres comunes, sin atractivo, sin dinero y sin palacio. Les doy ejemplos………. Bueno, ya se me ocurrirá alguno… ¡Ah, ya lo tengo, el ceniciento de este filme es un caso clarísimo!

Hablando en serio, lo que ocurre ahora es que se queda uno aterrado, decepcionado y triste, de ver a tantas chicas, DIVINAS Y ADORABLES, prostituyéndose por un puñado de dólares o de conspicuos euros, ennoviadas con individuos de la peor calaña o casándose, ¡con una ligereza!, que terminan arruinando sus encantos, y a veces hasta sus vidas, en un escaso tiempo.

También llama la atención que, en 1960, justo después de hacer esta película, Jerry Lewis se iniciaría como director-actor de algunos de sus mejores filmes. Esa bendición que, en “El CENICIENTO”, le da el famoso comediante Ed Wynn quien, como su hado padrino, le asegura que tomará revancha y que se casará con la princesa, trascendería a la realidad, donde Lewis demostraría que no era sólo un tonto sino que tenía talento para tomar el mando y contar cosas muy interesantes. Esa escena donde desciende la escalera, con su saco rojo en contraposición a los príncipes azules, con las canas del hombre experimentado, y con la firmeza del galán con carácter, presagiaban su futuro... y los más entendidos tendrían que darle la razón.

Hay, en tercera instancia, una serie de guiños a filmes memorables como “La loba” (cuando Huppert, el hijo mayor, viendo alejarse a su madre dice a su hermano Maximilian: “Si averiguamos donde está el dinero, no se lo diremos a la vieja. Nos lo quedaremos”). La princesa es una clarísima imitación de Audrey Hepburn en “Vacaciones en Roma”, la escena de la chica corriendo tras el ceniciento en bicicleta, recuerda otra memorable escena de Audrey en “Ariane”. Y la entrada con la chaqueta roja ante la mirada atónita de todos los trajeados de azul, no cabe duda que apunta a “Jezabel”.

Aunque sólo sea por la escena del comedor, yo sentí que valió la pena ver esta película.
Luis Guillermo Cardona
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