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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Animación. Aventuras. Comedia Un año después de los acontecimientos narrados en "Buscando a Nemo", Dory vive apaciblemente con Marlin y su hijo Nemo. Pero durante un viaje para ver cómo las mantarrayas migran de vuelta a casa, los problemas de memoria de Dory parecen desaparecer durante un segundo: recuerda que tiene una familia e inmediatamente decide emprender viaje para reencontrarse con sus padres, a los que perdió hace años. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabíamos que, una película tan entrañable como “Buscando a Nemo”, iba a tener una secuela necesariamente… y por fin, ¡trece años después! llega “BUSCANDO A DORY”, película que no resulta ya tan original, pues, se dedica en gran parte a replicar la suerte de elementos que dieron su gran sentido a la primera historia: La entrañable fidelidad de la dulce Dory que “lo único que sabe hacer bien es olvidar” … La constancia de Marlin y Nemo, quienes esta vez buscarán a su amiga vestida de azul… La leal amistad que le prodigan otros encantadores seres del mar a los extraviados pececillos… el hombre que, queriendo hacer el bien, termina causando un gran embrollo a los habitantes del agua… Sin embargo, el filme se sostiene porque refuerza grandes valores que -hoy día- es necesario retroalimentar constantemente; contiene algunos apuntes divertidos; y visualmente resulta agradable, regalándonos paisajes marinos que nos animan a cuidar decididamente el planeta.

Objetivamente, hay que decir que, el director Andrew Stanton -quien antes de emprender esta segunda aventura con los pececillos de colores, ya había reaparecido con “Wall-E” y con “John Carter”-, ‘peca’ por su posición cómoda de golpear sobre el mismo filón, cuando, tras la larga espera, uno se confía en que hubo tiempo suficiente para que, quien parecía un gran artista, fluyera algo novedoso y, de nuevo, marcadamente original.

Empero, el guión que, él mismo escribiera junto a Victoria Stouse, no hace nada por salirse del cauce y apenas cambia a los personajes su lugar en la historia (el secundario se vuelve protagonista y el protagonista se vuelve secundario); incluye nuevos amigos, pero conservando en ellos el mismo buen ánimo de los anteriores; y cambia la suerte de ‘prisiones’ por otros estilos, pero, al fin y al cabo, el resultado es el mismo.

Es aquí cuando uno presiente que, ciertos realizadores hacen arte por casualidad, y no por un talento comprometido y maduro que les permita superar las tentaciones fáciles. Cuando el artista se vende a lo que su integridad no aprueba, el arte se prostituye; y cuando el artista se repite conscientemente con el único afán de vender, deja de ser un artista y entra a engrosar la lista de los comerciantes vulgares.

“BUSCANDO A DORY”, va a gustar a quienes no recuerden bien a “Buscando a Nemo”, a quienes no lo hayan visto y, sobre todo, va a encantar a los pequeñitos que, apenas, están abriendo los ojos ante una pantalla de cine.

Críticos profesionales pueden abstenerse.
Luis Guillermo Cardona
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