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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Basada en hechos reales. En 1920, en Massachusets, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, dos inmigrantes italianos de ideología anarquista, fueron acusados de un atraco a mano armada y del asesinato de dos personas. (FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la segunda década del siglo XX, las autoridades de Massachusetts, EE.UU., vieron pintada la ocasión para darle “una buena lección” (léase intimidar, aplastar, disuadir…) a los anarquistas que se venían consolidando en un país donde, el trato dado a los inmigrantes, a los sindicatos y a todo lo que oliera a izquierda era bastante abusivo, agresivo y represivo, mientras que la moral de las élites y de la clase política seguía rigiéndose por un solo principio: “¡Vamos a la guerra, el oro nos lo demanda!”

Entre quienes sirvieron como conejillos de indias a la policía y a los gobernantes, hubo dos inmigrantes italianos: Nicola Sacco, obrero de una fábrica de calzado y, Bartolomeo Vanzetti, de profesión pescadero… pues, ante la incapacidad de capturar a los hombres que asaltaron a la Slater-Morrill Show Company y asesinaron al cajero y al vigilante, se decidió detener a Sacco y Vanzetti en una redada, para inculparlos de éstos delitos por la particular (y para ellos oportuna) razón de haber sido identificados como anarquistas.

A lo que vamos a asistir, es a uno de esos juicios (muy comunes en algunos países por estos años, donde se consiguen falsos testimonios, extravío de expedientes, eliminación de testigos claves…) y donde, quizás, se pueda comprobar que, la “justicia” de ciertos Estados se parece muchísimo a la injusticia y a la infamia, porque en sus tribunales no prima el Derecho sino el interés político o particular.

¿De qué servirían los reclamos de justicia de grandes personalidades como Albert Einstein, Upton Sinclair, Isadora Duncan, Anatole France y otras, o las grandes manifestaciones que, pidiendo la libertad de Sacco y Vanzetti, se llevaron a cabo en Moscú, Melbourne, Buenos Aires, Belgrado, La Habana…?

El director, Giuliano Montaldo, nos ofrece con, <<SACCO Y VANZETTI>>, una de esas historias que hierven la sangre y remueven las entrañas, porque se deja, fielmente plasmadas, la suerte de retorcidas maquinaciones que suelen darse en los tribunales entre los llamados a ejercer la justicia… y es cuando surge la inevitable pregunta: ¿De dónde -sino de la hipocresía- surge el osado lema de, El País de la Libertad?

El guion, escrito por el director con la colaboración de Fabrizio Onofri, se ajusta con rigor a los hechos reales, y en una combinación de color y B/N, va ilustrando los hechos ocurridos entre la detención de los anarquistas y ese sombrío desenlace que, como suele ocurrir paradójicamente, también sirvió para convertir en mito a dos hombres buenos… y para dejar sentada otra de las grandes infamias que empañarán, por siempre, al sistema judicial estadounidense.

Para, Nicola Sacco (1891-1927) y Bartolomeo Vanzetti (1888-1927), anarquía significaba: Libertad para todos los hombres sin distingos de raza, nacionalidad, afiliación política o religión. Abolición de clases para que no haya unos que lo tienen todo, mientras que muchos otros no tienen nada. Objeción de conciencia, para que haya el derecho de no ir a la guerra a quien respeta la vida… Ellos nunca mataron a nadie, jamás robaron en parte alguna, ¡tan sólo luchaban por un país justo! ¡¿Eran, éstas, razones para querer eliminarlos?!

Muy buenas actuaciones de, Gian Maria Volonte’, Ricardo Cucciola, Cyril Cusack y Milo O’Shea, y una sensible banda sonora de, Ennio Morricone, la cual incluye la canción, “The Ballad of Sacco and Vanzetti”, muy bien escrita y magníficamente cantada por Joan Baez.
Luis Guillermo Cardona
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