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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama La película consta de nueve tramas paralelas ambientadas en el Valle de San Fernando, en Los Ángeles: un niño prodigio, el presentador de un concurso de televisión, un ex-niño prodigio, un moribundo, su hijo perdido, la mujer y el enfermero del moribundo. Son historias aparentemente independientes, pero que guardan entre sí una extraña relación. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Ley de Resonancia (o Ley de causa y efecto) hace referencia a que, cada ser humano, recibirá indefectiblemente una respuesta por sus actos, y ésta será tan positiva o negativa como haya sido la calidad de los actos mismos. En tal sentido, la impunidad no existe, y el hecho de preservarse impune ante la ley humana, no evita en absoluto la reacción que cada acción genera en la energía del universo, y sobre todo, en la conciencia: Sufrirás si hiciste sufrir. Gozarás de bienestar si llevaste paz y alegría a los demás.

“MAGNOLIA”, nombre que alude a una flor muy popular en toda América, que se caracteriza porque, cuando sus estambres se separan, miran luego hacia el corazón de la flor, tiene mucho que ver con los personajes del filme, cuyos conflictos se recrean en principio como casos aislados, pero gradualmente confluyen en una suerte de núcleo familiar, habitacional y de convivencia en la misma ciudad.

Paul Thomas Anderson, uno de los más vitales y calificados directores del cine contemporáneo, logra otra historia que apunta al centro exacto del plexo solar, y con la cual deshoja los sentimientos amargos que anidan en el corazón de un grupo de seres que pareciera privilegiado, pero en cuya cotidianidad pesa, corroe y deja huella, una incontenible sensación de desengaño, de abuso, irrespeto o traición… entre otras tantas emociones que atormentan y/o alimentan un afán autodestructivo incontenible. Otros de los personajes buscan el afecto que no encuentran en su profesión o entre sus seres más cercanos, y otros pretenden poder ser, sin ataduras y sin complejos.

Concebida en forma coral, con una bella partitura orquestal y magníficas canciones de Aimee Mann, es éste un cuadro triste y amargo, en un entorno de notable comodidad material y de alcances profesionales, donde la vida pareciera escapar sin dar ocasión a estas personas de poder hallar un poco de luz. Anderson, también autor del guión, demuestra una gran sensibilidad y una noble apertura hacia las debilidades humanas, a las que observa sin reproches y sin juicios de ninguna índole, como ya lo había hecho gente como Robert Altman en “Short Cuts” (1993) o Todd Solondz en “Happiness” (1998) entre otros.

Un reparto con nombres tan atractivos y acertados como Julianne Moore, Jason Robards, John C. Reilly, Tom Cruise, Philip Seymour Hoffman o Melora Walters, colma de emociones un filme al que apenas opaca un tanto de exceso, como el que se da en la larga introducción de personajes y sobre todo en la apocalíptica escena de la lluvia de sapos.

Todo lo que aquí ocurre, “son cosas que pasan” -como reza en el letrero del cuadro y repite Stanley, el pequeño prodigio-, pero son cosas que no deberían volver a pasar porque, de manera irremisible, traen amargura y laceran el alma.

Si sigues por el mismo camino después de ver a “MAGNOLIA”, tuya es la responsabilidad… y de nadie más.
Luis Guillermo Cardona
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