Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Adaptación de un drama de Tennessee Williams. Un pastor protestante (Burton), expulsado de su iglesia, trabaja en México como guía turístico, dirigiendo excursiones formadas sobre todo por americanas maduras. En una de ellas es víctima de los intentos de seducción de una sensual jovencita, lo que le granjea la animadversión de las demás mujeres. Finalmente, el grupo llega a un hotel regentado por una vieja amiga suya (Ava Gardner). (FILMAFFINITY) [+]
29 de noviembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valdría hacerse unas cuantas preguntas: ¿Por qué a la gente le agrada tanto saber de las cosas malas o erradas que otros hacen? ¿Por qué, cuando alguien es condenado por algún delito, se siente complacencia? ¿Por qué esa tendencia a condenar sin siquiera dar cabida a la posibilidad de que el acusado sea inocente?

La explicación a preguntas como éstas podría justificar un libro, pero osaremos simplificarla: Cuando se sabe que los otros actúan mal, la gente se siente de igual a igual, y eso aligera el peso de su conciencia. Cuando a alguien lo condenan por un gran delito, se siente que se ha traído un poco de justicia a este enrevesado mundo, y eso produce una ligera pero perceptible sensación de paz. Y se condena con prejuicio, porque por nada del mundo se quiere permitir que el sindicado pueda demostrar que, en realidad, es inocente.

Se necesita bondad de corazón, una conciencia tranquila, y unas venas por las que fluya tolerancia y amor, para poder sentir consideración y respeto por cualquier ser humano que sea condenado… y precisamente esto, no es de lo que abunde en nuestro mal tratado planeta.

El reverendo T. Lawrence Shannon (un irascible Richard Burton), luego de ser expulsado de su iglesia por haberse levantado “contra Dios” y contra el malintencionado cotilleo y las ligeras condenas de sus feligreses, se ha convertido en guía de una agencia de viajes y ahora lleva a un grupo de mujeres ya mayorcitas, en un paseo turístico hacia Puerto Vallarta, México. Entre las mujeres hay una provocativa jovencita, Charlotte Goodell (Sue Lyon), quien se siente atraída por el hombre “prohibido”, y comenzará con él un juego de seducción que pondrá en alerta, en tensión, y a punto de sacar sus garras, a la señora Fellows (Grayson Hall) su profesora de canto.

Cuando llegan al hostal de Maxine Faulk (la exuberante Ava Gardner), en un cambio forzado del que era su destino, tras el grupo aparecerá una pareja –nieta pintora y abuelo poeta- y con ellos llegará un cúmulo de sabiduría que despertará conciencias y transformará algunos corazones.

“LA NOCHE DE LA IGUANA” parte de un cuento y luego obra teatral (estrenada en Broadway en 1961), que escribiera el notabilísimo dramaturgo Tennessee Williams; y de la adaptación para el cine, se encargaron John Huston y Anthony Veiller, con la colaboración de Williams quien agregó un par de escenas. El resultado, es una valiente, profunda e inolvidable historia, con unos diálogos bien poderosos dignos de masticar muy, pero muy lentamente, porque contienen ebullición del alma, entendimiento humano y sensibilidad a borbotones.

Williams está aquí en su plenitud, y el director John Huston –otro ser de enaltecido espíritu- logra con él una perfecta simbiosis que se conjuga en la creación de unos personajes a los que fácilmente podemos amar… o cuando menos comprender. Yo me enamoré de Hannah (magnífica Deborah Kerr) y de su abuelo (Cyril Delevanti); me sentí solidario con el reverendo acosado por la tentación y por el afán de condena; entendí las ansias de la bella Charlotte; me conmoví con el ser oculto de la señora Fellows… y pude captar lo que bullía dentro de Maxine, con aquellos cambios temperamentales cual mar sereno e impetuoso.

Con “LA NOCHE DE LA IGUANA” se hace factible ahondar un poco más en la vida.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow