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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Acción. Romance Un reactor ruso invade territorio estadounidense y, a través del radar, detectan que necesita aterrizar por falta de combustible. Cuando el piloto sale del avión, descubren llenos de asombro que se trata de una bella mujer. (FILMAFFINITY)
1 de julio de 2011
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No obstante haber logrado una significativa película con “El embrujo de Shanghai” (1941), los gloriosos tiempos del director Josef von Sternberg, hacían ya parte del pasado. Desde “El diablo es una mujer”, el público le había vuelto la espalda y no obstante que ésta, como “Crímen y castigo”, eran películas bastante apreciables, los resultados económicos no dejaron satisfechos a los Estudios, y desde entonces, para Sternberg fue difícil encontrar nuevos compromisos. Pasaron nueve años donde apenas hizo algún corto y tapó huecos en películas que tenían problemas de rodaje… pero nada más.

Entonces, llegado el año 1950, es llamado por la RKO, en cabeza del productor Howard Hughes, quien, consciente de las maravillas que Sternberg había hecho con su musa Marlene Dietrich, le entrega el timón (con opción de quitárselo cuando le venga en gana) de sendos proyectos que tiene en manos para dos de sus pretendidas divas: Janet Leigh y Jane Russell. Los títulos originales “Jet pilot” y “Macao”.

“AMOR A REACCIÓN” (Jet pilot) parte de una historia que te hace olvidar enseguida que fue escrita por el mismo autor de “Los muelles de Nueva York”, “La venus rubia” y “El expreso de Shanghai”: Jules Furthman. Y menos se le ocurre a uno pensar que la está dirigiendo el responsable como director de aquellas tres películas: Josef von Sternberg.

¿Por qué? Pues porque aquí no hay nada que no haga parte de la trillada cadena de las refugiadas rusas (¡siempre mujeres!) que llegan al “paraíso estadounidense” a escuchar toda suerte de pullas sobre su patria y a darse cuenta que los hombres, los filetes, los sostenes, los tabacos, los licores y la tolerancia americanas, son “cosas maravillosas” que no existen (¿?) en la fría Rusia y son lo que hace de la tierra del Duke un verdadero paraíso (¡!).

Los diálogos nadan, a punto de ahogarse, entre la puerilidad y la pedantería, y la historia de amor que se borda entre el abuelo John Wayne y la empinada rubiecita Janet Leigh, resulta tan desencajado que sólo se salva por la gracia y la coquetería que emana la linda y próxima esposa del también actor Tony Curtis. Si se mira bien, lo más atractivo del filme son las acrobacias aéreas que realiza –sin crédito alguno para que los creyentes piensen que las realiza Wayne- ese comando de pilotos encabezados por Chuck Yeager, el hombre a quien se atribuye el haber sido el primero en romper la barrera del sonido. En esto hay gracia, los aviones lucen más enamorados, juguetones y comprometidos que los dos actores, y el filme se hace llevadero en ese exceso de salidas desentonadas.

Sólo recomendable para quienes se hayan sentido encantados con “Ninotchka”, “Camarada X” o “Faldas de Acero”.

Título para Latinoamérica: “RIVALES DEL RAYO”
Luis Guillermo Cardona
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