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Amor a reacción

Acción. Romance Un reactor ruso invade territorio estadounidense y, a través del radar, detectan que necesita aterrizar por falta de combustible. Cuando el piloto sale del avión, descubren llenos de asombro que se trata de una bella mujer. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
1 de julio de 2011
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No obstante haber logrado una significativa película con “El embrujo de Shanghai” (1941), los gloriosos tiempos del director Josef von Sternberg, hacían ya parte del pasado. Desde “El diablo es una mujer”, el público le había vuelto la espalda y no obstante que ésta, como “Crímen y castigo”, eran películas bastante apreciables, los resultados económicos no dejaron satisfechos a los Estudios, y desde entonces, para Sternberg fue difícil encontrar nuevos compromisos. Pasaron nueve años donde apenas hizo algún corto y tapó huecos en películas que tenían problemas de rodaje… pero nada más.

Entonces, llegado el año 1950, es llamado por la RKO, en cabeza del productor Howard Hughes, quien, consciente de las maravillas que Sternberg había hecho con su musa Marlene Dietrich, le entrega el timón (con opción de quitárselo cuando le venga en gana) de sendos proyectos que tiene en manos para dos de sus pretendidas divas: Janet Leigh y Jane Russell. Los títulos originales “Jet pilot” y “Macao”.

“AMOR A REACCIÓN” (Jet pilot) parte de una historia que te hace olvidar enseguida que fue escrita por el mismo autor de “Los muelles de Nueva York”, “La venus rubia” y “El expreso de Shanghai”: Jules Furthman. Y menos se le ocurre a uno pensar que la está dirigiendo el responsable como director de aquellas tres películas: Josef von Sternberg.

¿Por qué? Pues porque aquí no hay nada que no haga parte de la trillada cadena de las refugiadas rusas (¡siempre mujeres!) que llegan al “paraíso estadounidense” a escuchar toda suerte de pullas sobre su patria y a darse cuenta que los hombres, los filetes, los sostenes, los tabacos, los licores y la tolerancia americanas, son “cosas maravillosas” que no existen (¿?) en la fría Rusia y son lo que hace de la tierra del Duke un verdadero paraíso (¡!).

Los diálogos nadan, a punto de ahogarse, entre la puerilidad y la pedantería, y la historia de amor que se borda entre el abuelo John Wayne y la empinada rubiecita Janet Leigh, resulta tan desencajado que sólo se salva por la gracia y la coquetería que emana la linda y próxima esposa del también actor Tony Curtis. Si se mira bien, lo más atractivo del filme son las acrobacias aéreas que realiza –sin crédito alguno para que los creyentes piensen que las realiza Wayne- ese comando de pilotos encabezados por Chuck Yeager, el hombre a quien se atribuye el haber sido el primero en romper la barrera del sonido. En esto hay gracia, los aviones lucen más enamorados, juguetones y comprometidos que los dos actores, y el filme se hace llevadero en ese exceso de salidas desentonadas.

Sólo recomendable para quienes se hayan sentido encantados con “Ninotchka”, “Camarada X” o “Faldas de Acero”.

Título para Latinoamérica: “RIVALES DEL RAYO”
Luis Guillermo Cardona
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12 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sternberg es un cineasta tan increíble que es capaz de convertir el que sobre el papel podría ser perfectamente el relato más estúpido de la Guerra Fría en una gran película tan entrañable como emocionante, con unos colores tan hermosos y brillantes y unas escenas de aviación tan sorprendentes y extraordinarias que junto a su ridícula premisa y su delirante desarrollo parece casi salida de un extraño sueño.

El tontísimo barniz propagandístico pasa de lo ligeramente vergonzoso a lo abiertamente divertido y la fuerza de las animadas interpretaciones de unos fantásticos Wayne y Leigh –que prácticamente nunca se han visto tan bien en una pantalla– engrasan una película que frente a las marcianas exigencias de su productor –un Howard Hughes que la retuvo capturada por casi una década– elige el camino de la ligereza y la diversión con un singular pero efectivo ludismo.

Entendería a quien no terminase de comprar esto, y desde luego no es una de las mejores películas de Sternberg –que de por sí es para mí uno de los más grandes cineastas de siempre–, pero su enorme talento para salvar este proyecto de naufragio por la vía más arriesgada e imprevisible posible logrando construir algo tan valioso y único y lleno de vida realmente es algo encomiable, y el resultado de algo así, por inestable que sea, solo puede constituir una gran obra.
AlvaroFaure
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19 de abril de 2024
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A reacción, a propulsión a chorro como se decía antes, pero comedia. Conviene no olvidarlo.
Comedia y amor que funciona como esos aviones cuyo motor traga aire, lo comprime, pulveriza en su seno el combustible hasta que una chispa enciende la mezcla y los gases en combustión se expanden y son expulsados por la parte trasera del motor creando así el empuje que propulsa la aeronave.
Las leyes de Newton aplicadas a la aeronáutica y al amor, con la consiguiente reacción en cadena.
Comedia de argumento bastante simplón que toma como excusa el paso a EEUU de una acreditada piloto soviética, Anna (Leigh). Las rusas que cambian de bando siempre tan rubias y tan guapas.
En el otro lado la espera el capitán Shannon (Wayne), quién si no, otro campeón de las acrobacias aéreas.
Naturalmente, estamos en plena guerra fría y los soviets son el objeto de las bromas y de los chistes, como si no conocieran el jabón o el agua caliente. Pero todo en un tono bastante distendido y caricaturesco.
Hay golpes buenos como ese característico y sospechoso silbido que producen los aviones en sus pasadas por el aire mientras Anna se va quitando la ropa de vuelo en el despacho del oficial de guardia.
Y críticas también al despilfarro capitalista con habitaciones de hotel donde, Anna lo demuestra, bien acomodados pueden alojarse hasta cuatro parejas.
Excelentes escenas aéreas, colorido e interpretaciones.
Una pasable comedia americana que se burla un poco de los soviéticos, de acuerdo, ¿pero, cuántas veces no se han reído los yanquis de sí mismos? Pues eso.
Lafuente Estefanía
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1 de enero de 2021
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
1- Las escasas escenas aéreas, que es una pena que una película sobre aviones contenga tan pocas.

2- Ver a Janet Leigh en pijama.

Y ya. El resto, un despropósito aburrido y sonrojante. Si eres comunista, te va a ofender.
terrormaniaco
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12 de agosto de 2015
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un descojono de película desde el punto de vista argumental, no en vano es un ridículo vehículo anticomunista, poniendo a los yankis como héroes y listos y a los rusos como taimados, traidores, crueles, más tontos que el haba, y peligrosos hijos de...l gran Stalin.
Y lo hace de forma irregular en cuanto al ritmo empleado, habiendo momentos en los que no pasa nada interesante, aunque se vea la belleza de una Janet Leigh antes de ser la señora de Tony Curtis, plena en belleza.
Por su parte, John Wayne está convincente, quizás un tanto mayor para el papel, con más diálogos a su cargo de los que estamos acostumbrados a oírle.
No aburre y se puede ver, pero es demasiado larga y, lo peor, se hace, más bien interminable, si le hubieran quitados 20 minutos o así, mejor que mejor.
Lo de más calidad es sin duda la bellísima fotografía de Wilton C. Hoch.
Y una predunta que hago cuando leo que él es el director de todo este mejunje patriotero: ¿qué coño hace Josef Von Sternberg como director es ESTO?. Mucho dinero le pagarían, digo yo, porque si no no lo entiendo. Es una obra de encargo, sí, pero indigna de un cineasta como él.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/
Constancio
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