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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Cine negro. Intriga. Drama Comienzos de la Guerra Fría, en Viena, 1947. El norteamericano Holly Martins, un mediocre escritor de novelas del Oeste, llega a la capital austríaca cuando la ciudad está dividida en cuatro zonas ocupadas por los estados aliados de la II Guerra Mundial. Holly va a visitar a Harry Lime, un amigo de la infancia que le ha prometido trabajo. Pero su llegada coincide con el entierro de Harry, que ha muerto atropellado por un coche en plena ... [+]
25 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las guerras han tenido, con mucha frecuencia, una génesis de este tipo: Alguna potencia ha visto un apetitoso pastel (un país pequeño con grandes riquezas y/o estratégicamente ubicado) y planea quedarse con él o cuando menos saquearlo… pero suele ocurrir que también hay otros que ya lo han visto, y entonces, entre ellos se van a pelear para quedarse con todo el pastel o con el mayor pedazo posible. El pueblo que hace las veces de pastel, hará lo posible para defenderse y preservarse libre, y claro, no es raro que tenga que hacer alianzas con quienes considere que pueden ser los menos lesivos para ellos. Entre muchas otras, esto vale para las dos guerras mundiales, para la guerra contra el Vietnam, contra Irak… y ahora contra Siria. Y cada país que alguna vez reciba un buen golpe por su intromisión, enfilará las baterías de los más alineados medios de comunicación, para ponernos de su lado y hacernos sacar pañuelo por los atroces actos de aquellos a quienes vienen agrediendo, a los que harán lucir como irracionales agresores. Pero, absurda y neciamente, en vez de comprender que son los gobiernos de sus propios países los responsables indirectos de tales desmanes, la gente los legitima para que sigan atacando con más furor a quienes son los primeros agredidos… pero ignoran que el bumerán ha de regresar lamentable e indefectiblemente, porque la equitativa Compensación es ley universal.

Al final de la II Guerra Mundial, Austria era un pastel que se repartían Los Aliados (Estados Unidos, Inglaterra, Francia y La Unión Soviética)… pero iniciada La Guerra Fría, en occidente los rusos volvían a ser señalados como “los enemigos de la paz del mundo” y el cine -que antes los alabara-, se encargaría entonces de jugar su más amplio papel para contribuir al deterioro de su imagen.

<<EL TERCER HOMBRE>>, también se sumó a este “inocentillo juego”, pero lo hizo con el mayor recato posible, porque el guion (de encargo) fue escrito por un hombre de gran valía como fue, Graham Greene, y la dirección estuvo en manos de Carol Reed, un director consecuente que, con el singular y muy efectivo cierre del filme, dejaría sutilmente plantada su definitiva posición (escribo sobre la versión restaurada de 104 minutos).

Se trata de un escritor de novelitas western -cuyo ídolo es Zane Grey, lo que dice bastante de su nivel-, que cuando llega a Viena, esperanzado en un trabajo que le ha ofrecido su amigo de infancia Harry Lime, descubre que éste ha muerto atropellado por un camión y ahora mismo lo están enterrando… y para colmo, cuando habla con el mayor Calloway -quien viene investigando el caso-, éste se referirá a su amigo como “el peor de todos los sinvergüenzas que ensucian la ciudad”.

Holly Martins –un nombre muy holly-woodense- decide entonces aclarar por su cuenta lo ocurrido a su amigo… y el misterio que empieza a tejerse alrededor, dará para que piense en una nueva y realista novela a la que ya ha dado por título, “El Tercer Hombre”.

Con una impecable fotografía de Robert Krasker, cuyos preciosos claroscuros y sus eficaces encuadres psicológicos, lo hicieran merecedor del premio Oscar, Reed ha logrado un filme de intriga que atrapa de principio a fin, mientras nos pasea por la otrora majestuosa Viena, ahora en deplorables ruinas como consecuencia de la infame guerra. Una particular música –que haría historia- interpretada en cítara por su autor Anton Karas, complementa eficazmente aquel paisaje con su intencionada austeridad instrumental; y el blanco y negro de las imágenes preserva un tono documental nostálgico y significativo.

El inmejorable reparto tiene a, Joseph Cotten, como protagonista y lucirá muy curioso el plano con el que se introduce a Orson Welles (minuto 65), porque genera una doble sorpresa: La alusiva a la historia que se nos viene contando y de paso la relacionada con Cotten-actor quien debutara con Welles nada menos que en títulos como “Citizen Kane”, “The Magnificent Ambersons” y “Journey into Fear”. Drama y cinefilia en una conjunción perfecta.

<<EL TERCER HOMBRE>>, es entretenimiento seguro y, Graham Greene, se consolida aquí como uno de los mejores escritores de aquellos años.
Luis Guillermo Cardona
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