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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Animación. Drama Año 1891. Un año después de la muerte de Vincent van Gogh, el cartero Roulin le pide a su hijo Armand que entregue personalmente la última carta de Van Gogh a su hermano, Theo, después de que sus intentos previos de enviársela hubieran fallado. A pesar de no haber apreciado a Van Gogh y recordar el incidente cuando el fallecido se mutiló su oreja y se la dio a una prostituta, Armand acepta con disgusto debido al afecto de su padre por ... [+]
5 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las innumerables biografías que se han escrito sobre el celebrado pintor Vincent Van Gogh, siempre han asegurado que, el 27 de julio de 1890, éste se suicidó disparándose en el pecho con un revólver. Debido al carácter depresivo, irascible y voluble del artista, a todo el mundo le pareció normal que aquello ocurriese… y el hombre que vendiera tan sólo un cuadro en su vida, pasó a la historia como un gran artista, pero, para muchos, un ser humano reprobable.

Poco se ha hablado de su inmensa valoración de la naturaleza y su contacto místico con ella, al punto de pasarse horas y horas queriendo extraer la belleza más recóndita que él presentía en cada hierba… en cada árbol… en cada flor. De su generosidad y su actitud compasiva con todo el mundo -excepto consigo mismo- también se habla muy poco; y mucho menos se llegó a cuestionar si las indagaciones sobre su muerte fueron científicas, exhaustivas y concluyentes.

¿Cómo y por qué motivo querría suicidarse, Vincent Van Gogh? Son las preguntas que se hicieron los artistas polacos, Dorota Kobiela y Hugh Welchman y las sorprendentes respuestas las encontraremos en su originalísima y muy creativa película, “LOVING VINCENT”, la cual fue hecha con la colaboración de 125 pintores profesionales que imitaron el estilo de Van Gogh, para lograr un filme que pareciera totalmente pintado y dibujado por él. Los fondos se basaron (en parte) en sus obras originales, y se usaron las imágenes interpretativas de actores reales (Douglas Booth, Saoirse Ronan, Robert Gulaczyk, Helen McCrory…) para ser transformadas a dibujos y pinturas mediante diversas técnicas.

La historia arranca en 1891 (un año después de la muerte del pintor), cuando un cartero pide a su hijo, Armand Roulin, que entregue la última carta que, Van Gogh, escribió a su hermano Theo, pues, hasta la fecha no se le ha podido localizar. Sólo por el aprecio que su padre tenía al artista, Roulin acepta el encargo… y entonces, podrá entrevistarse con personajes que conocieron al pintor neerlandés como Louise, el ama de llaves del Dr. Gachet, la cual despreciaba a Van Gogh; Adeline Ravoux, la propietaria de la posada donde estuvo el artista el día del incidente fatal; Marguerite Gachet, la chica con quien el pintor tuvo su última relación sentimental; el Dr. Mazery y otros, y con todos ellos nos irá descubriendo detalles sorprendentes y hasta ahora desconocidos de ese gran artista cuyos cuadros se venden, ahora, por altísimas sumas de dinero.

La historia carece de la intensidad dramática que hubiésemos deseado, pero, tiene un vigor humano y un ejercicio estético tan novedoso y significativo, que nos asegura una experiencia muy gratificante que nunca podremos olvidar. Merecida mención para la partitura de Clint Mansell (Requiem for a Dream, Black Swan, Noah…), la cual alienta, con suma eficacia, el clima dramático y nostálgico de la historia.

Si alguien se pregunta todavía, ¿qué fue lo que realmente pasó con Vincent Van Gogh?, indispensable es que vea esta original película, la primera en la historia del cine realizada totalmente con pinturas animadas.
Luis Guillermo Cardona
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