Takashi Misumi, ha asesinado a quien fuera su empleador y no ha tenido reparo alguno en confesar su crimen. Un bufete de abogados en cabeza de, Shigemori, ha sido encargado de su defensa, pero, dadas las circunstancias, no queda más que tratar de salvar a su cliente de la pena de muerte y procurar conseguir un dictamen de cadena perpetua. Pero, cuando se descubre que, el robo de la cartera del empresario lo hizo, Misumi, luego de matarlo, algo parece no encajar y el grupo de abogados decide ir hasta el fondo del asunto.

Los hilos a los que va llevando el esclarecimiento de este caso, resultan bien llamativos y creo que, ningún joven abogado o estudiante de derecho, debería perderse la ocasión de ver esta película que demuestra que hay que desandar varios senderos de vida en los que puede haber causales para lo sucedido, y aquellas frasecitas acostumbradas con ligereza en nuestra sociedad (“¡Si lo mató que lo cuelguen!” o “¡Si la hizo, que la pague!”) quizás pierdan peso, porque, sólo el conocimiento profundo de las razones que motivaron un hecho, permite tomar una decisión racional.

Asumiendo por primera vez un proceso judicial -en, “De tal padre, tal hijo” (2013) se había ocupado de un procedimiento administrativo de patria potestad- el director, Hirokazu Koreeda, demuestra de nuevo su talante profesional al asumir, con total entereza, una trama poco convencional que no pretende divertir ni servir de pasatiempo, sino que busca hacernos reflexionar sobre los grandes motivos que surgen del alma humana. Quizás por esto, su filme es pausado, sereno. Koreeda, quiere darnos la ocasión de oír bien e interpretar mejor cada frase que sale de los labios de sus protagonistas y, a la vez, éstos se están cuidando de decir las frases calculadas con las que pretenden salirse con la suya.

Kôji Yakusho (actor al que antes viéramos en, “Babel”, de Alejandro González Iñárritu), tiene aquí un magnífico rol, recreando a ese hombre que pareciera querer, a toda costa, que nadie deje de culparlo. Su interpretación ofrece unos matices tan calculados que nos mantendrá entre: “Sí lo hizo”… “No lo hizo”…, hasta el final de la historia.

También protagonista de, “De tal Padre, tal Hijo”, Masaharu Fukuyama, es ahora, Shigemori, el abogado que alcanza una gran fe en el sindicado y siempre presiente que, bien adentro suyo hay algo que, él, no consigue extraer. Junto a ellos, Suzu Hirose (la menor en, “Nuestra Hermana Pequeña”), tendrá aquí el difícil rol de Sakie, la hija del occiso que padece una discapacidad. Su interpretación la haría merecedora de uno de los 6 premios que recibiera el filme de la Academia Japonesa (los otros serían por Mejor Filme, Director, Guion, Edición y Mejor Actor de Reparto).

<< EL TERCER ASESINATO>>, reafirma a, Hirokazu Koreeda, como uno de los directores más sobresalientes del presente siglo; y hay que tenerlo bien claro: “No hay nadie en este mundo que no debiera haber nacido”.