Tres años antes que George Cukor adaptara su aclamada versión hollywoodiense con la pareja interpretada por Ingrid Bergman y Charles Boyer, ya había salido a la luz ésta modesta producción británica con actores no muy conocidos en el panorama cinematográfico de la época pero no carentes de un gran sentido de la interpretación en una de las obras de intriga psicológica más versionadas y readaptadas hasta día de hoy: la obra teatral de Patrick Hamilton (1904-1962) autor con una turbulenta vida que le llevó a enamorarse de una prostituta o convertirse en un acérrimo simpatizante comunista. Autor de una variada obra en que resalta el ambiente de las clases bajas de esa Inglaterra de la primera mitad del siglo XX, otra obra importante que destaca de éste autor es “La Soga”, adaptada también a la pantalla grande y con excepcional brillantez, por Alfred Hitchcock.

La llegada del modélico matrimonio Mallen (interpretados por Anton Walbrook y Diana Wynyard) en una céntrica y apacible calle de Londres no despierta sospecha alguna en el exterior de la terrible imposición que sufre ella por parte de él en el hogar; cauto, posesivo y siempre al acecho y con un secreto oculto que, como en una buena mezcla de melodrama e intriga, se va desvelando a fuego lento.