Ambicioso y pomposo musical, obra y gracia del director de “Chicago” y que va más allá de las expectativas de lo que antaño fuese un musical de Broadway. “Nine” es un calco plasmado a la pantalla grande de ésta obra de varietés estrenado en los escenarios a principios de los ochenta y que toma como base en la idea de la crisis profesional y sentimental que afectó la carrera del gran cineasta italiano Federico Fellini poco antes de realizar su película más personal “Ocho y Medio” del que extrae el martirizado personaje de Guido en su redentora reflexión sobre su situación.

Como es lógico los nombres cambian pero no los escenarios que ayudan (incluso para el espectador no familiarizado con el exquisito entorno glamourizado que azotaba las costas italianas albergadas desde Roma a Anzio) y que sirven de refugio para que Guido Contini (correcta actuación del irlandés Daniel DayLewis) se cite con su amante Carla (otra correcta actuación no exente de improvisación, lo que le va bien a la actriz española) y le de la espalda a su mujer Luisa (Marion Cotillard). En el ámbito profesional está a punto de realizar una ambiciosa película sobre Italia, en un fantasmagórico decorado que en sus ilusiones se convertirá en un vodevil a lo Noche de Fiesta y en que se cruzarán su eterna y querida musa (Nicole Kidman), una prostituta (Stacy Ferguson) que humedeció los deseos de Gudo en su juventud, una periodista americana con ganas de comerse el mundo (Kate Hudson) o las auténticas consejeras espirituales del realizador , la jefa de vestuario (Judi Dench) o el fantasma de su madre (Sofia Loren, en una intervención no más extensa que un anuncio de Pastas Gallo).

Después de los entreactos no le sobra derrochería musical. Pero en su conclusión, “Nine” quiere apostar a premios aunque no se le niega que está bien orquestada y a más de uno le puede mostrar que se cuece detrás de las cámaras. A pesar de que en los films americanos, les guste lo italiano se lleva bien, y ya de paso lo francés, y al resto de bichos vivientes a tomar...

Lo Mejor: su puesta en escena
Lo Peor: que se ha vendido como un engrasado producto concebido para competir en los Oscar