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Nine

Musical. Drama Adaptación de un musical de Broadway de 1982 que, a su vez, era un remake modernizado del "8 y medio" de Fellini. Narra la crisis personal y profesional de Guido Contini, un conocido director de cine (Daniel Day-Lewis). En la vida de Guido hay demasiadas mujeres: su esposa (Marion Cotillard), su amante (Penélope Cruz), su musa (Nicole Kidman), su confidente y diseñadora de vestuario (Judi Dench), una periodista de moda americana (Kate ... [+]
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Críticas 125
Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2010
58 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor mérito de “Nine” es su atractivísimo reparto, sólo por ello merece la pena ver este musical, plagado de estrellas de primera línea, como todos sabemos. Aunque si atendemos a Nicole Kidman quizá no tenga tanto mérito: “Era la película que todo el mundo en Hollywood quería hacer”.
Sería fácil adjetivar a cada uno de los monumentos que aparecen: sensual Penélope, dulce Marion, glamourosa Nicole, potentísima Fergie, “martinesca” Kate, veterana Judi y Sofía, que en sí misma es un país: Italia.
Con respecto a Daniel Day-Lewis, está como siempre, entregadísimo a su trabajo, haciendo una memorable recreación del director estrella, asfixiado, en busca de la inspiración que ha perdido, entre otras cosas, por sus continuos líos de faldas y su desordenada vida.
Atendiendo a este reparto y a las credenciales de Rob Marshall (nadie olvida la fenomenal “Chicago”), la exigencia no podía ser sino máxima.

La película –el musical- no es redonda, aunque tampoco se puede decir que sea fallida. Los números son técnicamente impecables en cuanto a realización, pero se echa en falta una mayor escenografía y coreografía –por ejemplo, el primer acto de Daniel Day Lewis o el de una explosiva Fergie, compuesto sólo de arena y sillas- y unas letras de mayor calado.

La revelación es Kate Hudson, puesta en entedicho en otros films; aquí realiza un número vigoroso en plan Kilie Minogue, toda de blanco, en el que borda ´Cinema italiano´.
Marion Cotillard, fantástica, tiene el papel no cantado más goloso (en principio iba a hacer el de diseñadora de vestuario, el de Judi Dench), la sufrida esposa que deja su carrera por amor a un hombre. En sus dos facetas, bailando y actuando, brilla con fuerza. Muy bien en `Take it all´. Su estrella se va haciendo más grande.
Penélope Cruz, con su papel de Carla, la enamoradísima amante de Guido, capaz de alterarle el pulso a niveles estratosféricos, tiene el más difícil y mejor ejecutado número, en mi opinión. Su arduo trabajo durante meses tiene su merecida recompensa en `A call from the Vatican´, donde canta y baila fenomenal, mostrándose arrebatadora.

Las tres veteranas, Kidman (42), Dench (75) y Loren (75), con roles más cortos pero de calado, dan lo que se esperan de ellas: calidad y glamour.

No es “Chicago” ni lo pretende. Es un musical diferente, comprometido, que intenta un imposible equilibrio entre el homenaje al Fellini de “Otto e mezzo”, a esa Italia, y a la fórmula musical que tanto éxito tiene en el selecto circuito de Broadway.
Cada número funciona por sí solo, sin llegar a la excelencia (quizá peca de estar excesivamente teatralizado) pero el conjunto no acaba de funcionar como la gran obra que se espera de ella.
Gabriel Ufa
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21 de enero de 2010
55 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nine es la adaptación cinematográfica de un musical homónimo, representado con gran éxito en Broadway desde 1982, que a su vez se basó en 8½, la famosa película de Federico Fellini.

El principal inconveniente de lo nuevo de Rob Marshall, quien varios años después del éxito de Chicago repite en el “género cantarín”, es que la fuente original se trata de un film totalmente autoral, autorreferencial, autobiográfico y libre de cualquier atadura comercial.

8½ es una obra que adquiere verdadero sentido si se conoce la filmografía anterior de Fellini, y en la que el maestro italiano purgó públicamente sus agravios, miedos y frustraciones artísticas. Sabido esto, queda patente el nulo sentido de versionar un filme que únicamente cobraría pleno significado como proyecto íntimo y personal, en el ámbito de una trayectoria individual concreta e intransferible, tal y como sucedió con F. Fellini.

La adaptación de Rob Marshall, carente de esta desesperada justificación artística que empujó al director de La dolce vita y Amarcord a dirigir el film, queda vacío de la intención primogénita, frivolizándola y reduciéndola a la mera sucesión de números musicales que narran, sin pasión alguna, la crisis creativa de un director italiano interpretado por Daniel Day-Lewis.

Partiendo de este sinsentido, entrar en si el film por lo menos nos regala buenos momentos musicales es totalmente secundario. Aunque, para desconsuelo de los más conformistas, ni en eso acierta Marshall pues, salvo “Be italian” y “Cinema italiano”, las escenas cantadas y bailadas no pasan de la medianía por culpa de unas letras simplonas y un ritmo fragmentado que en nada facilita la fluidez de las coreografías

Lo mejor: La fotografía, sobre todo en los pasajes en B/N.
Lo peor: La falta de ideas de la industria hollywoodiense, que nos conduce a aberraciones temáticas como ésta. ¿Qué será lo próximo?¿Versionar Los sueños de Akira Kurosawa? ¿O quizás Takeshis y Glory to the filmmaker de Kitano?
FERNANDO BERMEJO
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22 de enero de 2010
52 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía bastantes expectativas con esta película. No por el bombo que le han dado, ni por los actores que trabajan ni por su historia (que apenas conocía). Sino por ser un musical, uno de los géneros, en mi humilde opinión, más denostados de cuantos hay.

A día de hoy "Nine", a pesar de haber sido la gran derrotada en los Globos de Oro, fue la más nominada, se perfila como una de las grandes favoritas al Oscar y es candidata a varios premios, entre ellos por supuesto película y mejor actriz secundaria (nuestra Pe, de la cual hablaré más tarde).

Y no me lo explico.

No me lo explico por ser una historia ridícula (esto no es culpa de la película, sino de la famosa obra de Broadway). No hay por donde cogerla, no entiendo a que viene hacer un musical de una narración tan pobre, tan escasa de originalidad, en donde la mayoría de números están metidos con calzador.

No me lo explico por tener una de las direcciones más torpes e impersonales del panorama cinematográfico; Rob Marshall, quien ya dinamitó la espectacular (ésta sí) "Chicago" y convirtió la bellísima novela "Memorias de una Geisha" en un cóctel de bailes abrumadores y dejó a un lado el verdadero contenido de la obra.

No me lo explico por ser un híbrido entre "Chicago" y "Memorias de una... "¡un momento!" "¡Si también son de Rob Marshall!!!" "¿Qué coincidencia tan asombrosa, no creen?".

No me lo explico porque hacia años que no veía un elenco de actores tan espectacular y desperdiciado como el de esta película. Realmente los actores están perdidísimos, empezando por una Sophia Loren cuyo contrato se resume en "pillemos una estrella italiana amiga de Fellini que se conserve lo mejor posible en plan homenaje" y siguiendo por un Day-Lewis cuyo rostro delata que esto no es lo suyo.

No me lo explico porque siendo un musical no me explico (perdón por repetirme) que ninguna de las canciones la siga conservando en mi cabeza, o por lo menos me haya impactado alguna de sus letras o música.

No me lo explico por su pretenciosidad, por su convencimiento pleno de que es la nueva obra maestra del momento.

Pero si hay algo que no me explico, y creo yo que jamás me explicaré, es como una actriz como Penélope Cruz está tan hipervalorada en el otro lado del Atlántico. Y siento si es de mi ciudad, siento si es española, y siento si estoy aprovechando la primera crítica que hago de una película suya para, en cierto modo, desahogarme. Pero me parece que trabaja peor que Jar Jar Binks en "La Amenaza Fantasma".

Lo mejor: Algunas coreografías, metidas con calzador...
Lo peor: Quien haya leído mi crítica lo tiene claro.
gonzalo
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21 de enero de 2010
36 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace meses, Nine era un prometedor musical dirigido por Rob Marshall en el que tendríamos el placer de disfrutar de un elenco de vértigo dirigido por un experto en la materia. Con estas premisas, y dando por hecho que sería una de las películas del año, el fiasco no se vio venir. Y es que “Nine”, más allá de opiniones particulares y subjetivas que puedan ser escritas por cualquier crítico cinematográfico, ha sido un fiasco. Una producción de esta altura, con más de 80 millones de dólares de presupuesto y un elenco de infarto que no supera en taquilla los 18 y que no levanta las pasiones esperadas convierten a Nine en uno de los fracasos del año, en lo que pudo ser y no fue, en la “Australia” de 2009. Lo que toca analizar ahora es el por qué de este fracaso, el motivo por el cual un producto destinado a ser recordado por su calidad y notoriedad pasará sin pena ni gloria por las pantallas de todo el mundo.
Nine es la versión cinematográfica de un éxito de Broadway del mismo nombre, y aquí encontramos el primer fallo del film: su adaptación. En todo momento, durante la duración de la película, el espectador tiene la sensación de estar ante la grabación de una obra de teatro, y esto es algo que, si se hace con plena intención y el trabajo artístico adecuado puede convertirse en una idea original y memorable, como ocurre en Dogville. Pero este no es el caso, y lo que se destila de Nine es un fallo de adaptación, Anthony Minghella y Michael Tolkin no han sabido convertir el libreto de un musical en el guión de un largometraje.
En la dirección se encuentra Rob Marshall, director de la aclamada “Chicago” y hombre al que se le exigía demostrar en “Nine” que era el maestro del musical cinematográfico y que nadie como él sabe trasladar a la gran pantalla los sentimientos y emociones que evoca un musical. Lo que encontramos, sin embargo, es un ambiente excesivamente frío y, en la mayor parte de los actores, descoordinado, donde cada personaje es relevante exclusivamente de forma individual y funciona durante el tiempo que dura su canción correspondiente. La sensación tras el visionado de Nine es la de haber asistido a la mezcla de diez videoclips dirigidos con cierta gracia.
Continua en "Spoiler" por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tobey Dunst
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24 de enero de 2010
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi concepto de la situación vital que debe atravesar un director antes, durante y despues de crear una película se asimila, y mucho, a lo que expone Nine. Ser absorbido, obsesionarse, bloquearse, huir. Supongo que cuando uno crea, como artista, se abandona a sí mismo, y se pierde. No lo sé por experiencia propia, ya que tengo una profesión de lo más banal, pero entiendo que debe ser tal y como le pasa a Guido.

Visualmente impactante y con un ritmo brutal, Nine es un musical que no es tal. La historia de nuestro director Guido (alter ego de Fellini), genialmente interpretado por Day-Lewis, se intercala con los números musicales, que siempre aportan algo a la historia. Sin embargo lo más interesante es lo que se nos cuenta de la vida del protagonista.

Guido sigue siendo el niño que se inició en el sexo con una prostituta, que pide ayuda a su madre, que se refugia en su esposa y su amante, siendo incapaz de elegir entre dos caramelos. Un niño grande que se ve obligado a asumir responsabilidades sin saber cómo, perdido. Y lo peor de todo, no tiene guión para su maldita película. Y todo esto se nos cuenta en una película que supuestamente no tiene guión. Pero todo fluye en Nine.

Day-Lewis está inmenso, pícaro y atormentado, lo borda. Dentro de las féminas destacaría a Judi Dench, que logra un personaje sólido, a Cruz, que tiene entre manos el personaje más jugoso y al que dota de muchísima sexualidad, y sobre todo Hudson, que me ha encantado, está guapa, sexy, divertida, dulce y elegante; su número musical es sin duda el mejor. Grande Hudson está vez.

No me gusta el cine de Marshall, no me gusta Kidman, ni tampoco especialmente los musicales, pero Nine me encanta. Es ser mediterráneo, dudar, bailar, cantar, sufrir, amar, el sexo, ser niño, desear, echar de menos, sentir.

Ser italiano, supongo.
Macoco
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