Sidney Young (Simon Pegg) es un periodista inglés que trabaja sin descanso en la modesta revista de cine y estrellas “Post Modern Review”. Sus reportajes son fruto de su intromisión en las fiestas posteriores que celebran los actores al estreno de sus películas. Pero ni aún así ha conseguido la popularidad ni la oportunidad hasta que un día recibe la llamada de Clayton Harding (Jeff Bridges), director de Sharps, un prestigioso magazine norteamericano, con lo que Sidney, creerá, ver cumplido su sueño. Y le brindará la oportunidad de conocer a la prometedora actriz Sophie Maes (Megan Fox).

Sin Edgar Wright ni Nick Frost (compañerops de andanzas en comedias de la talla de “Zombis Party” (Shaun of the Dead, 2004) y “Arma Fatal” (Hot Fuzz, 2007)), el británico Simon Pegg se las emprendió él solito para irse a Nueva York (aunque su título en español no concuerda con un argumento que no tiene nada que ver) con esta comedia que, en un principio, ni pincha ni corta (un flash-back que nos retrocede a un empuje imprevisible de lo que le va a suceder) y todo un sinfín de enredos ocasionados gracias a un Juan Nadie que busca su escalada al éxito y a la fama.

Como resultado es satisfactorio pero en su conjunto, se trata de un tópico largometraje del montón a pesar de algunas “sacrificadas” intervenciones secundarias como la de Kirsten Dunst, Danny Huston, Jeff Bridges, Gillian Anderson, Megan Fox o Thandie Newton interpretándose a ella misma.