Inevitable y esperadísima transacción a la pantalla grande del best-seller de Dan Brown y las desventuras de Robert Lagdon (Tom Hanks) consistentes en resolver anagramas, mensajes criptográficos en un halo de crimen y misterio que envuelve el Museo del Louvre, el Saint Suplice y algun lugar remoto de la campiña francesa.

El prestigioso académico Jacques Saunière (Jean-Pierre Marielle) es asesinado pero su cuerpo presenta extrañas señales que indican las pistas de un oculto secreto que solo su colega de profesión Robert Langdon, aunque discrepaban, puede resolver. Con la ayuda de la nieta de la malograda víctima, Sophie Neveau (Audrey Tautou) resolverán las pistas, eso sí perseguidos por la germanderia capitaneada por Fache (Jean Reno) y el Opus Dei encabezados por el obispo Aringarosa (Alfred Molina) y su fiel cachorro-asesino Silas (Paul Bettany). La Iglesia Católica quiere evitar a toda costa que se desvele un secreto relacionado con el antiguo Priorato de Sión; una antigua orden templaria conocedora del secreto del Santo Grial, que se trata de algo más que una copa.

Es indudable el éxito arrollador que tuvo el film en su estreno en salas. Si el libro ya daba justicia en ser un superventas en todo el mundo no menos lo podía ser la película realizada por todo un especialista como Ron Howard (Apolo XIII; el Grinch). Como punto flaco, la fácil lectura de la novela no casa con la estructura de este épico thriller de misterio, enigmas y conspiraciones, a pesar de cumplir a rajatabla las pautas del libro. Pero si me tengo que cebar en la novela, lo haré propiamente con el film. Presuntuoso, previsible, digno de que lo realize y monte un entretenido grupo de chavales con ganas de jugar a gimcama por las calles de París(y lo mismo sufrirán las avenidas romanas en la inminente "Ángeles y Demonios"). Recuerdo esa frase de Groucho Marx cada vez que me mencionan "El Código Da Vinci", ya sea en libro o format DVD, Blue Ray con sus extras y añadiduras no venidas a cuento; en "Sopa de Ganso" le alargan unas hojas a Groucho, las lee y suelta ese recordado comentario que quedará en los anales de la comedia; "Hasta un niño de cuatro años podría entender este contrato... Sal y tráeme un niño de cuatro años".