Media votos
6,1
Votos
729
Críticas
98
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Pepe Alfaro:
6
13 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su primera película ("El milagro de P. Tinto", 1998) Javier Fesser (Madrid, 1964) parecía dispuesto a construir un universo propio poblado por unos seres extraños alejados de cualquier estereotipo. Después de buscar entre las páginas de los comediantes más famosos del cómic español ("La gran aventura de Mortadelo y Filemón", 2003, y "Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo", 2014) y de localizar un particular "Camino" (2008) hacia la espiritualidad religiosa cargado de espinas, el director se reencuentra con esos personajes cargados de inocencia, niños enmascarados de adultos, dispuestos a convertirse en "Campeones" de la taquilla.
Fesser acierta al subvertir el cuento de Blancanieves para convertirlo en una divertida fábula de nuestro tiempo, sin traspasar en ningún momento la débil línea que separa el respeto de la mofa, especialmente en un colectivo tan vulnerable a la chacota y expuesto al chiste fácil. Además, haciendo equilibrio narrativo para no pasarse de rosca con el ingrediente de la sensiblería. Como casi todos saben a estas alturas de la película, gracias a una poderosa campaña de promoción, "Campeones" cuenta (nunca mejor dicho) la peripecia de un grupo de personas discapacitadas que participan en un campeonato nacional de baloncesto, y que por esos giros imaginados por el guionista (David Marqués en colaboración con el propio realizador) el primer partido fuera de casa lo juegan contra un equipo de la capital conquense, a donde tienen que desplazarse utilizando transporte público, y donde precisamente empiezan su ascenso hacia la cima.
El papel principal, sobre el que gravita la historia, lo desempeña con su habitual solvencia el actor más de moda de nuestro cine, Javier Gutiérrez, forzado por las circunstancias a hacer de entrenador de este grupo de enanos gigantes, y que como en el cuento clásico son los que verdaderamente acaban salvando a Blancanieves. La sencillez del mensaje es que la bondad de las personas es directamente proporcional a su candidez, y que las personas “normales” también arrostramos taras más o menos visibles, más o menos superables. Y funciona, aunque sea a costa de emplear recursos fáciles para que el espectador empatice con cada uno de los jugadores de tan singular equipo, utilizando al personaje del responsable de la Asociación, interpretando por Juan Margallo, para mostrarnos la cara oculta de cada uno, su trastienda vital.
Igual que sucede con sus films anteriores, por una parte Fesser supera con imaginación alguna de las limitaciones de su cámara, y por otra demuestra su capacidad para extraer lo mejor de un grupo de personas enfrentadas por primera vez sobre una cancha de cine, resultando una película adecuada para disfrutar en ambiente familiar, al hacer virtud de la naturalidad. No en vano, está consiguiendo algo cada vez más complicado, como el llenar las salas de nuestra ciudad con una comedia española que atrapa las sonrisas del público.
Fesser acierta al subvertir el cuento de Blancanieves para convertirlo en una divertida fábula de nuestro tiempo, sin traspasar en ningún momento la débil línea que separa el respeto de la mofa, especialmente en un colectivo tan vulnerable a la chacota y expuesto al chiste fácil. Además, haciendo equilibrio narrativo para no pasarse de rosca con el ingrediente de la sensiblería. Como casi todos saben a estas alturas de la película, gracias a una poderosa campaña de promoción, "Campeones" cuenta (nunca mejor dicho) la peripecia de un grupo de personas discapacitadas que participan en un campeonato nacional de baloncesto, y que por esos giros imaginados por el guionista (David Marqués en colaboración con el propio realizador) el primer partido fuera de casa lo juegan contra un equipo de la capital conquense, a donde tienen que desplazarse utilizando transporte público, y donde precisamente empiezan su ascenso hacia la cima.
El papel principal, sobre el que gravita la historia, lo desempeña con su habitual solvencia el actor más de moda de nuestro cine, Javier Gutiérrez, forzado por las circunstancias a hacer de entrenador de este grupo de enanos gigantes, y que como en el cuento clásico son los que verdaderamente acaban salvando a Blancanieves. La sencillez del mensaje es que la bondad de las personas es directamente proporcional a su candidez, y que las personas “normales” también arrostramos taras más o menos visibles, más o menos superables. Y funciona, aunque sea a costa de emplear recursos fáciles para que el espectador empatice con cada uno de los jugadores de tan singular equipo, utilizando al personaje del responsable de la Asociación, interpretando por Juan Margallo, para mostrarnos la cara oculta de cada uno, su trastienda vital.
Igual que sucede con sus films anteriores, por una parte Fesser supera con imaginación alguna de las limitaciones de su cámara, y por otra demuestra su capacidad para extraer lo mejor de un grupo de personas enfrentadas por primera vez sobre una cancha de cine, resultando una película adecuada para disfrutar en ambiente familiar, al hacer virtud de la naturalidad. No en vano, está consiguiendo algo cada vez más complicado, como el llenar las salas de nuestra ciudad con una comedia española que atrapa las sonrisas del público.