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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Terror El padre Sandor, abad de Kleinberg, envía un mensaje a los miembros de una expedición que se dirige a las montañas, aconsejándoles no seguir adelante. A pesar del aviso, los Kent deciden continuar el viaje. Al anochecer, su aterrado cochero se niega a seguir avanzando y los abandona en medio del bosque. En tal circunstancia, aparece un misterioso carruaje negro que los conduce a un enorme y misterioso castillo, donde son ... [+]
12 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
263/07(09/11/17) Simpática segunda película de la saga del conde Drácula realizada en por la Hammer Productions y protagonizada por Christopher Lee y dirigida por Terence Fisher (última dirección de la saga vampírica), con unas carencias de guión y de presupuesto que hacen que despierte ternura por la ingenuidad de su desarrollo marcadamente serie B, donde lo que prima es unas sensación naif-kitsch de producto que se ve con distancia, con una intensidad artificiosa, con agujeros de guión, con personajes más planos que el pecho de Keyra Knightley, con diálogos risibles, con un goticismo nulo, aunque con algunos picos estimables. Tras el paréntesis que representa Las novias de Drácula (1960), en la que el Drácula del título es sustituido por el Barón Meinster (David Peel), y repitiendo Peter Cushing como Van Helshing, aparece segunda entrega del Drácula original de la Hammer, con Lee de nuevo en su icónico rol, aunque ahora se echa en falta al caza-vampiros encarnado por Cushing, alter ego aquí un monje experto en los chupa-sangres interpretado por Andrew Keir. Por mucho que intentaron durante años convencer a Christopher Lee de que se pusiera de nuevo la capa de Drácula, este daba largas una y otra vez, pero al final, aceptó, tardó ocho años, pero una vez que volvió a interpretarlo, ya no pararía ofreciendo más. El Conde ni siquiera pronuncia una sola palabra en todo el metraje, razón de esta particularidad es que Christopher Lee no estaba contento con los diálogos que le tocaba pronunciar, según él eran ridículos y pueriles, Sangster (guionista), indignado por los cambios, hizo reemplazar su nombre de los créditos por el pseudónimo de "John Sansom", esta es la versión del actor, la del guionista niega esto y afirma que no escribió diálogo para Drácula porque los vampiros no hablan (¡¡?), y yo me creo a Lee, porque Drácula en la primigenia hablaba. El guión de Jimmy Sangster (“Drácula” o “la Momia”), mete toda la iconografía draculiana, los Cárpatos, la posada de temerosos lugareños, los ajos, la inocencia de los ingleses, los crucifijos, la diligencia con el chófer miedoso, la carroza de Drácula, el castillo, los ataúdes, las novias sexys de Drácula, el caza-vampiros, las situaciones en que se mezcla la sangre con reminiscencias sexuales, y ello haciendo que casi desde el principio nos adentremos en la acción, pero todo hay que verlo con el filtro de estar ante una cinta ingenua, pobre de sustancia, puro entretenimiento que fue un gran éxito taquillero. La continuación de este film sería "Drácula vuelve de la tumba" (1968).

Clásico y superficial lucha entre el Bien contra el Mal. Film carente del expresionismo del “Nosferatu” (1922), o del “Drácula (1931) de la Universal, cinta luminosa, donde sobresale el uso que el director de fotografía Michael Reed (“El Barón Rojo” o “Galileo”) otorga al rojo sangre (se nota a la legua su textura tomate frito) híper-realista un carácter que rebosa la pantalla. Su ritmo resulta rápido, haciendo que en su vorágine de situaciones cuando menos discutibles por parte de los protagonistas en sus comportamientos no tengamos tiempo de pensar en sus desatinos, habiendo por el camino algún que otra escena destacable: Como el modo sanguinario en que el mayordomo de Drácula hace resucitar a su amo; Cuando una de las novias de Drácula pide a su antes cuñada que la bese e invitándola a que se olvide de su marido (lesbianismo diáfano), entrando en un terreno bastante políticamente incorrecto para su tiempo, mostrando la lascivia lujuriosa libertina de los vampiros; o un momento brutalmente erótico, cuando Drácula se descubre el pecho y se hace una herida para su sangre mane y hace que una mujer se la chupe cubriéndola con su capa (símil claramente de felación); Y es que el subtexto erótico-festivo para atraer al público es claro en las pechugonas mujeres que salen con escotes pronunciados y apretados, y ataviadas con vestidos semi-transparentes etéreos que parecen flotar. Estas son sus virtudes, en defectos por mencionar alguno ya muy rancio es el de que siempre anochece en el peor momento, los días son muy cortos en Rumanía?, bueno, y se hecha muy de menos al gran Peter Cushing, en spoiler además mencionaré errores y lagunas argumentales.

Christopher Lee es la presencia más destacable como el mítico Conde Drácula, tarda mucho en aparecer, y lo hace en apenas cinco escenas, lo hace sin decir palabra, con los ojos inyectado en sangre, con una iluminación que lo cubre de sombras, impregnando a su rol junto con su expresividad elegante de un aura turbadora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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