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Voto de TOM REGAN:
7
6,8
528
Drama
Siglo XIX. Los Smith, una poderosa y rica familia de Glasgow, se trasladan a una nueva casa. Una de las hijas, Madeleine, es la niña de los ojos de su padre. Él desea que su hija se case con cierto caballero de notable posición, pero el corazón de Madeleine pertenece a un joven humilde... (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
59/14(16/03/20) Buen melodrama realizado por David Lean, basándose en una historia real sobre Madeleine Smith, joven mujer de Glasgow de familia acomodada que fue juzgada en 1857 por el asesinato de su amante, Emile L'Angelier. El juicio fue muy publicitado en los periódicos de la época y etiquetado como "el juicio del siglo". La adaptación de Lean de la historia protagonizó a su esposa, Ann Todd, con Ivan Desny como su amante francés. Lean hizo la película principalmente como un "regalo de bodas" (se casaron el 21 de mayo de 1949) para Todd, previamente había interpretado el papel en el escenario. Nunca estuvo satisfecho con la película y la citó como su largometraje menos favorito, diciendo, “Me acababa de casar con Ann Todd y ella me rogó que lo dirigiera. Fue una película miserable, una de las más difíciles que he hecho. Algo no encajaba. No sé qué.” A mí no me ha disgustado, supongo que el director podría estar con esta opinión influido que se divorció en 1957 de Ann Todd (la que entonces era su tercera esposa). Trabajo con el que Lean vuelve al victoriano SXIX de dos de sus pretéritos films dickensianos (“Great Expectations” de 1946, y “Oliver Twist” de 1948). Obra que recuerda en muchos aspectos a la Obra Maestra de William Wyler “La heredera” del año anterior, pero teniendo en su segunda mitad un giro al thriller y el misterio envuelto en la ambigüedad. Ello con narración ágil, realización exquisita jugando con los simbolismos visuales, y con unas actuaciones notables, con temática que se adentra en la lucha de clases, el arribismo, la hipocresía del puritanismo, suponía transgredir rígidos códigos morales, y sobre todo en la opresión de la mujer, donde un padre podía obligar a sus hijas con quien y no puede casarse. Pero quizás en su vertiente de drama judicial resulta bueno por separado, pero no me encaja con el tono de la película, metiéndonos un misterio que quiere dar complejidad pero me resulta tramposo.
Lean en la primera parte desarrolla un romance clasista, donde una joven de clase alta tiene un amor secreto con un advenedizo de clase baja. Esto choca con la rigidez del patriarca, anclado en el costumbrismo antiguo donde un hijo debe hacer sin rechistar lo que su progenitor desea. Y este desea se emparente con un joven de nivel similar a ellos. Esto choca con el romance secreto de ella, y con ello se producen momentos de tensión familiar, donde el pretendiente oficial (inteligentemente) no es un altivo snob, con lo que el dilema de la protagonista evoluciona con fluidez natural, donde la presión del amante secreto por ser reconocido ‘oficialmente’ es la espoleta para que ella abra los ojos y tome una drástica decisión, que a su vez desencadenará que el drama implosione.
Madeleine está atrapada entre varios hombres. Por un lado su clandestino amante francés con dos caras, su cariñoso y amable pretendiente inglés, y en medio su padre, que desea imponer su decadente y hetero-patriarcal voluntad. Con el galo Emile, Madeleine demuestra un amor puro, desinteresado, que intenta salvar barreras sociales. Supone para ella escapar al encorsetamiento del puritanismo victoriano. El ambicioso Emile por el contrario ve en Madeleine el ‘pasaporte’ a la clase alta, tanto que no cejará en su empeño. Madeleine queda atrapada en una sociedad represiva en sus estrictos códigos morales que la hacen sufrir por el modo en que los hombres quieren manipularla a su antojo, los prejuicios sociales la oprimen.
Lean demuestra ingenio dramático en muchos aspectos visuales que remarco más abajo cuando comento la fotografía, pero también destacaré otros aspectos visuales metafóricos, por ejemplo el tramo en que vemos a la familia Smith que se muda a una gran casa en Glasgow, Madeleine se dirige al sótano en busca del dormitorio, lugar extraño para dormir, pero nos damos cuenta del motivo por el que ella le gusta, es por la ventanita con rejas que da a la calle, y por la que luego le será fácil comunicarse con el exterior (con su amante secreto) sin que nadie se dé cuenta. Pero el sótano físico también refleja el lugar de los ‘bajos’ instintos, representa el descenso a lo prohibido, donde vivirá su amor oculto, mientras en la planta de arriba, con su familia vivirá una realidad paralela de las falsas apariencias.
Lean no resulta del todo bueno en la parte thriller, trampea al espectador, intenta deslizar ambigüedad moral de Madeleine, esto me resulta metido con calzador, como bien expone el abogado de ella en la corte no tiene sentido que ella pudiera matar a su amante (spoiler). Aunque Lean intenta dar complejidad y dudas para mí está muy claro el veredicto, por lo que esta vertiente flaquea, dejándome por el camino lagunas importantes (spoiler); Incluso cabe achacar que el tramo del tribunal, originalmente bien diseñado en su formato de flash-backs (incluso con transcripciones reales del juicio), pero esto cual pieza por separado de la cinta, pues orgánicamente despoja de intensidad y suspense la película. Linealmente habría sido más tenso y climático; Tampoco la elipsis que se produce para llegar al juicio me es bien llevada, te atropella; Lean no sabe trasladarnos el ambiente de que el juicio fue un acontecimiento epidérmico en la sociedad del momento, con lo que como las gentes de entonces la prejuzgaron y sentenciaron por vida licenciosa no nos llega.
Ann Todd con 41 años era mayor para el papel de Madeleine Smith, 20 más joven en momento del juicio. Aun así la actriz despliega encanto e ingenuidad en su disyuntiva creíble entre los dos hombres, teniendo que fingir ante sus padres. Me recuerda a Joan Fontaine, demuestra mundo interior, elegancia, teniendo química Ivan Desny. Posee la ambigüedad el rol requiere, expone el temor ante el peligro de las cartas. Fue Ann Todd quien sugirió el caso de Madeleine Smith a su esposo como para protagonizar la película. Había protagonizado la obra de Harold Purcell The Rest is Silence, una versión dramatizada del caso, en 1944...(sigo en spoiler)
Lean en la primera parte desarrolla un romance clasista, donde una joven de clase alta tiene un amor secreto con un advenedizo de clase baja. Esto choca con la rigidez del patriarca, anclado en el costumbrismo antiguo donde un hijo debe hacer sin rechistar lo que su progenitor desea. Y este desea se emparente con un joven de nivel similar a ellos. Esto choca con el romance secreto de ella, y con ello se producen momentos de tensión familiar, donde el pretendiente oficial (inteligentemente) no es un altivo snob, con lo que el dilema de la protagonista evoluciona con fluidez natural, donde la presión del amante secreto por ser reconocido ‘oficialmente’ es la espoleta para que ella abra los ojos y tome una drástica decisión, que a su vez desencadenará que el drama implosione.
Madeleine está atrapada entre varios hombres. Por un lado su clandestino amante francés con dos caras, su cariñoso y amable pretendiente inglés, y en medio su padre, que desea imponer su decadente y hetero-patriarcal voluntad. Con el galo Emile, Madeleine demuestra un amor puro, desinteresado, que intenta salvar barreras sociales. Supone para ella escapar al encorsetamiento del puritanismo victoriano. El ambicioso Emile por el contrario ve en Madeleine el ‘pasaporte’ a la clase alta, tanto que no cejará en su empeño. Madeleine queda atrapada en una sociedad represiva en sus estrictos códigos morales que la hacen sufrir por el modo en que los hombres quieren manipularla a su antojo, los prejuicios sociales la oprimen.
Lean demuestra ingenio dramático en muchos aspectos visuales que remarco más abajo cuando comento la fotografía, pero también destacaré otros aspectos visuales metafóricos, por ejemplo el tramo en que vemos a la familia Smith que se muda a una gran casa en Glasgow, Madeleine se dirige al sótano en busca del dormitorio, lugar extraño para dormir, pero nos damos cuenta del motivo por el que ella le gusta, es por la ventanita con rejas que da a la calle, y por la que luego le será fácil comunicarse con el exterior (con su amante secreto) sin que nadie se dé cuenta. Pero el sótano físico también refleja el lugar de los ‘bajos’ instintos, representa el descenso a lo prohibido, donde vivirá su amor oculto, mientras en la planta de arriba, con su familia vivirá una realidad paralela de las falsas apariencias.
Lean no resulta del todo bueno en la parte thriller, trampea al espectador, intenta deslizar ambigüedad moral de Madeleine, esto me resulta metido con calzador, como bien expone el abogado de ella en la corte no tiene sentido que ella pudiera matar a su amante (spoiler). Aunque Lean intenta dar complejidad y dudas para mí está muy claro el veredicto, por lo que esta vertiente flaquea, dejándome por el camino lagunas importantes (spoiler); Incluso cabe achacar que el tramo del tribunal, originalmente bien diseñado en su formato de flash-backs (incluso con transcripciones reales del juicio), pero esto cual pieza por separado de la cinta, pues orgánicamente despoja de intensidad y suspense la película. Linealmente habría sido más tenso y climático; Tampoco la elipsis que se produce para llegar al juicio me es bien llevada, te atropella; Lean no sabe trasladarnos el ambiente de que el juicio fue un acontecimiento epidérmico en la sociedad del momento, con lo que como las gentes de entonces la prejuzgaron y sentenciaron por vida licenciosa no nos llega.
Ann Todd con 41 años era mayor para el papel de Madeleine Smith, 20 más joven en momento del juicio. Aun así la actriz despliega encanto e ingenuidad en su disyuntiva creíble entre los dos hombres, teniendo que fingir ante sus padres. Me recuerda a Joan Fontaine, demuestra mundo interior, elegancia, teniendo química Ivan Desny. Posee la ambigüedad el rol requiere, expone el temor ante el peligro de las cartas. Fue Ann Todd quien sugirió el caso de Madeleine Smith a su esposo como para protagonizar la película. Había protagonizado la obra de Harold Purcell The Rest is Silence, una versión dramatizada del caso, en 1944...(sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Según todos los informes, se interesó mucho por el caso, visitó la casa en Glasgow donde vivía Madeleine Smith y era propietaria dela sombrilla de mano de marfil que había tenido en la corte y algunas de sus cartas a Emile; Ivan Desny como el amante velado de Madeleine, exhibe gran personalidad en sus ententes con Todd, sabiendo modular sus arteras intenciones bajo una pátina de amor, hasta que todo explota y sale a relucir su verdadero rostro. El actor llamó la atención de Lean después de que dobló el diálogo de Trevor Howard para la versión en francés de la película anterior de Lean, “Brief Encounter” (1945); Leslie Banks como el patriarca de los Smith está sensacional con su pose adusta, regia, de líder carismático que da miedo con su pétrea mirada; Norman Wooland como William Minnoch demuestra sofisticación, dulzura, temple, sin caer en la caricatura del pretendiente arrogante, aunque al final desaparece; Eugene Deckers como Thuau, el amigo de L'Angelier, cumple en su papel de espoleta que todo el polvorín final desata; Andre Morrel como el abogado defensor de Madeleine, derrocha convicción en su monólogo climático.
Película filmada en los Pinewood Studios, con algunas filmaciones en Cornwall para la escena de la playa. La cinematografía es en glorioso b/n de Guy Green (“Oliver Twist”), jugando con sombras, contraluces (ejemplo el paseo a caballo en el ocaso), con duras condiciones climáticas, pero sobre todo se ve la mano conjunta de Lean fijándose en detalles importantes (la taza que da Madeleine a L'Angelier, la mano del padre, o el bastón de L'Angelier, este último a modo de la hombría del que lo lleva, cuasi-fálico referente…), así como juega con las alegorías visuales, ejemplo notorio como enfocan en varias ocasiones a rejas, cerraduras, barrotes, en claro mensaje de la cárcel mental en que se haya la joven protagonista, siendo epítome de esto cuando la cámara sigue un vendaval hasta llegar en primer plano a la cerradura de la puerta de los Smith, en diáfano signo de los elementos intentado atacar a Madeleine. También reseñable la toma en que Madeleine observa una siniestra escalera del tribunal cual patíbulo, y luego mira al jurado; Excelente diseño de vestuario de la oscarizada (por “Ana y los mil días”), sobre todo con los espumosos vestidos de Madeleine, así como con el atuendo veraz masculino; La música es de William Alwyn (“El ídolo caído”), interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra, aportando dramatismo.
Spoiler:
Me falta mayor motivación por la que Madeleine no presenta a Emule a su familia, no sabemos realmente porque el padre lo rechazaría, lo intuimos, pero nunca oímos al patriarca despotricar sobre las clases más bajas. Tenemos que rellenar huecos en esto, como también me falta saber cómo alguien que se mueve en círculos elitistas como Madeleine pudo conocer y enamorarse de Emile; Resulta que el juicio por asesinato se cimienta en la motivación del chantaje de las cartas de amor, pero como bien dice su letrado defensor esto no tiene sentido, pues las cartas seguían en el poder de Emile. Si hubiéramos visto que Madeleine intentó conseguir post-muerte del ex amante las epístolas podríamos dudar, pero esto no sucede. También es definitivo para cercenar cualquier duda de la culpabilidad un elemento que sale a relucir durante el juicio, y es que una prueba contra ella es la compra del arsénico que se supone fue con el que se envenenó a Emile, pero un forense dice que este arsénico no fue, pues llevaba colorante, y con el que se produjo el asesinato no llevaba. Entonces o nos han hurtado información o simplemente ella no es culpable; También me falta saber si la familia de Madeleine la repudio o estuvo a su lado. Esto queda olvidado durante el juicio.
En conjunto me queda una amena cinta sobre romances peligrosos, con una +acida crítica al puritanismo y al hetero patriarcado. Fuerza y honor!!!
Película filmada en los Pinewood Studios, con algunas filmaciones en Cornwall para la escena de la playa. La cinematografía es en glorioso b/n de Guy Green (“Oliver Twist”), jugando con sombras, contraluces (ejemplo el paseo a caballo en el ocaso), con duras condiciones climáticas, pero sobre todo se ve la mano conjunta de Lean fijándose en detalles importantes (la taza que da Madeleine a L'Angelier, la mano del padre, o el bastón de L'Angelier, este último a modo de la hombría del que lo lleva, cuasi-fálico referente…), así como juega con las alegorías visuales, ejemplo notorio como enfocan en varias ocasiones a rejas, cerraduras, barrotes, en claro mensaje de la cárcel mental en que se haya la joven protagonista, siendo epítome de esto cuando la cámara sigue un vendaval hasta llegar en primer plano a la cerradura de la puerta de los Smith, en diáfano signo de los elementos intentado atacar a Madeleine. También reseñable la toma en que Madeleine observa una siniestra escalera del tribunal cual patíbulo, y luego mira al jurado; Excelente diseño de vestuario de la oscarizada (por “Ana y los mil días”), sobre todo con los espumosos vestidos de Madeleine, así como con el atuendo veraz masculino; La música es de William Alwyn (“El ídolo caído”), interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra, aportando dramatismo.
Spoiler:
Me falta mayor motivación por la que Madeleine no presenta a Emule a su familia, no sabemos realmente porque el padre lo rechazaría, lo intuimos, pero nunca oímos al patriarca despotricar sobre las clases más bajas. Tenemos que rellenar huecos en esto, como también me falta saber cómo alguien que se mueve en círculos elitistas como Madeleine pudo conocer y enamorarse de Emile; Resulta que el juicio por asesinato se cimienta en la motivación del chantaje de las cartas de amor, pero como bien dice su letrado defensor esto no tiene sentido, pues las cartas seguían en el poder de Emile. Si hubiéramos visto que Madeleine intentó conseguir post-muerte del ex amante las epístolas podríamos dudar, pero esto no sucede. También es definitivo para cercenar cualquier duda de la culpabilidad un elemento que sale a relucir durante el juicio, y es que una prueba contra ella es la compra del arsénico que se supone fue con el que se envenenó a Emile, pero un forense dice que este arsénico no fue, pues llevaba colorante, y con el que se produjo el asesinato no llevaba. Entonces o nos han hurtado información o simplemente ella no es culpable; También me falta saber si la familia de Madeleine la repudio o estuvo a su lado. Esto queda olvidado durante el juicio.
En conjunto me queda una amena cinta sobre romances peligrosos, con una +acida crítica al puritanismo y al hetero patriarcado. Fuerza y honor!!!