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Voto de TOM REGAN:
8
7,4
6.644
Drama
Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este ... [+]
16 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
137/12(18/09/14) La mejor cinta que he visto del petulante director galo Jean-Luc Godard quizás porque este es el menos Godard de su filmografía, no hay rastro de su montaje nervioso, no hace una montaña rusa de tonos, alternando muchas veces sin sentido entre comedia y el humor-astracanada, aquí discurre por la senda de un desgarrador melodrama en el marco de una elegante puesta en escena, con prodigiosos plano-secuencia, con travellings, con encuadres hermosos, y con colorido abrumador y alegórico. En la historia se entremezclan dos hilos argumentales que se retroalimentan por un lado la deconstrucción de un matrimonio que lo vemos desintegrarse poco a poco, y por el otro la eterna lucha entre arte y dinero, reflejada en la concepción artística de la “Odisea”, y donde el matrimonio son una alegoría de Ulises y Penélope, y con un Poseidón con forma de productor arrogante. Sinopsis omitida por falta de caracteres.
El guión del propio Godard (aparece dos veces como ayudante de Fritz Lang, en clara pleitesía al gran realizador alemán), se basa en la novela homónima (1954) de Alberto Moravia, radiografía de resonancias poéticas del derrumbe de una pareja de enamorados, comenzamos viéndolos en su punto álgido, acaban de hacer el amor y a partir de aquí es una cuesta abajo, en la que seguimos sus problemas de comunicación, malentendidos, lucha de egos, fragilidad emocional, la debilidad del amor, entretejiéndose la trama con la dicotomía entre Arte y beneficios económicos, tocando temas como el amor verdadero, la creación artística, la tragedia griega, la prostitución artística, las inseguridades, los celos, la frustración existencial, el hastío, la sensualidad, la belleza visual, el erotismo, el cansancio de la pareja, el dinero, la literatura o la integridad profesional. Godard con habilidad hace que empaticemos con esta pareja sentimos su descenso por diferentes fases, la apatía, la indiferencia, el desprecio. En el lado de la creación artística cada personaje encarna lados distintos condenados a entenderse, el director, Lang, es hombre ya curtido en mil batallas, hace de exégeta de “La Odisea” buscando nuevas vías para entenderla, es el Artista, el productor, Prokosch, es la plata, es el que hace posible que el cine se haga, el que se preocupa de que el público pague por ver la película, quiere beneficios y para ello no duda en intentar medrar para imponer prostituir la obra, Paul refleja al guionista que trabaja por dinero y mantiene una lucha interior entre dar su visión de la adaptación u obedecer al productor, y en medio la eterna dualidad entre cine comercial y obra de arte, rara vez se conjugan, y es que aquí se hace una honda reflexión sobre la ética moral y los principios artísticos.
La cinta ya te atrapa desde su sugestivo inicio (tiene su historia, spoiler), primero sus singulares créditos iníciales, vemos un cámara (Raoul Coutard) que hace un travelling a una chica, mientras oímos en off los participantes en el film, sin estar sobreimpresionado, al terminar la cámara nos enfoca a nosotros y se dice una cita referente al cine (spoiler), y pasamos a un dormitorio a tenue luz de tonos rojizos que irá cambiando a azul, Camille preciosa desnuda boca abajo, junto a ella Paul vestido, él le acaricia el rubio cabello, y hacen una especie de homenaje turbador a “La Caperuciella comienza a preguntarle <Te gustan mis pies? Te gustan mis tobillos? Te gustan mis rodillas? Te gustan mis muslos? Te gusta mi trasero? Te gustan mis pechos? Te gustan más mis pechos o mis pezones? Te gustan mis hombros? Te gustan mis brazos? Te gusta mi cara?> Te gusta mi boca, mis ojos, mi nariz, mis orejas?>, el responde si a todo mientras la sensual cámara se desliza por la tersa piel de ella, Camille dice <Entonces me amas completamente?>, él <Te amo completamente, tiernamente, trágicamente, ella <Yo también Paul>, muy evocador. El otro tramo fuerte de la cinta es cuando la pareja vuelve al apartamento tras estar en Cinecitta y la mansión del productor, un lugar de paredes blancas, alfombras blancas, lámparas blancas, camas de sábanas blancas y a medio amueblar, con destellos de elementos rojos (toallas y sofá), la crisis arranca y el espacio cerrado del piso, se convierte en metáfora de la claustrofobia anímica de los protagonistas, creando un increscendo enrarecido, comienzan charlando trivialmente, mientras se cambian de ropa, se bañan, ella se pone una peluca, el se pasea por la casa con una sabana liada, ella lo llama “asno”, fuman, él mira un libro con fotos de mosaicos antiguos con recreaciones de fornicación, ella recita palabrotas fríamente, él escribe a máquina, el ambiente se torna viciado, opresivo, la cámara se convierte en el tercer personaje, levita con una enorme fluidez por el hogar, convirtiéndonos en voyeurs, pasando de una habitación a otra, y llegan las palabras claves de ella <Ya solo sé que no te quiero… te desprecio y me da asco que me toques>, esto en una toma con una lámpara que los separa a modo de muro. Son 30 minutos con apenas cortes, con tomas laterales y con la melodiosa música de fondo, brillante.
Se produce un juego de espejos: En una escena el productor Prokosch visiona en una sala con el equipo de rodaje un montaje de la producción y este grita a Fritz Lang <Me engañaste, Fritz! Eso no es lo que está en el guión!>, algo parecido ocurrió cuando el productor de “El Desprecio” Joseph E. Levine (“El Graduado”) vio la edición final del film y según Raoul Coutard dijo <No, no, no va, yo quiero ver el culo de Brigitte Bardot>, Godard tuvo que llamar a la Bardot y Piccoli para añadir otra escena, es la de apertura en la que vemos el cuerpo desnudo de ella boca abajo y él alabándolo. Incluso se atisban vasos comunicativos con otro espejo el del propio Godard/Paul (Paul con puro como Godard) con su entonces pareja Ana Karina/Camille (Bardot se pone una peluca morena asimilándose a Ana), con la que al parecer tenía problemas. (continua en spoiler)
El guión del propio Godard (aparece dos veces como ayudante de Fritz Lang, en clara pleitesía al gran realizador alemán), se basa en la novela homónima (1954) de Alberto Moravia, radiografía de resonancias poéticas del derrumbe de una pareja de enamorados, comenzamos viéndolos en su punto álgido, acaban de hacer el amor y a partir de aquí es una cuesta abajo, en la que seguimos sus problemas de comunicación, malentendidos, lucha de egos, fragilidad emocional, la debilidad del amor, entretejiéndose la trama con la dicotomía entre Arte y beneficios económicos, tocando temas como el amor verdadero, la creación artística, la tragedia griega, la prostitución artística, las inseguridades, los celos, la frustración existencial, el hastío, la sensualidad, la belleza visual, el erotismo, el cansancio de la pareja, el dinero, la literatura o la integridad profesional. Godard con habilidad hace que empaticemos con esta pareja sentimos su descenso por diferentes fases, la apatía, la indiferencia, el desprecio. En el lado de la creación artística cada personaje encarna lados distintos condenados a entenderse, el director, Lang, es hombre ya curtido en mil batallas, hace de exégeta de “La Odisea” buscando nuevas vías para entenderla, es el Artista, el productor, Prokosch, es la plata, es el que hace posible que el cine se haga, el que se preocupa de que el público pague por ver la película, quiere beneficios y para ello no duda en intentar medrar para imponer prostituir la obra, Paul refleja al guionista que trabaja por dinero y mantiene una lucha interior entre dar su visión de la adaptación u obedecer al productor, y en medio la eterna dualidad entre cine comercial y obra de arte, rara vez se conjugan, y es que aquí se hace una honda reflexión sobre la ética moral y los principios artísticos.
La cinta ya te atrapa desde su sugestivo inicio (tiene su historia, spoiler), primero sus singulares créditos iníciales, vemos un cámara (Raoul Coutard) que hace un travelling a una chica, mientras oímos en off los participantes en el film, sin estar sobreimpresionado, al terminar la cámara nos enfoca a nosotros y se dice una cita referente al cine (spoiler), y pasamos a un dormitorio a tenue luz de tonos rojizos que irá cambiando a azul, Camille preciosa desnuda boca abajo, junto a ella Paul vestido, él le acaricia el rubio cabello, y hacen una especie de homenaje turbador a “La Caperuciella comienza a preguntarle <Te gustan mis pies? Te gustan mis tobillos? Te gustan mis rodillas? Te gustan mis muslos? Te gusta mi trasero? Te gustan mis pechos? Te gustan más mis pechos o mis pezones? Te gustan mis hombros? Te gustan mis brazos? Te gusta mi cara?> Te gusta mi boca, mis ojos, mi nariz, mis orejas?>, el responde si a todo mientras la sensual cámara se desliza por la tersa piel de ella, Camille dice <Entonces me amas completamente?>, él <Te amo completamente, tiernamente, trágicamente, ella <Yo también Paul>, muy evocador. El otro tramo fuerte de la cinta es cuando la pareja vuelve al apartamento tras estar en Cinecitta y la mansión del productor, un lugar de paredes blancas, alfombras blancas, lámparas blancas, camas de sábanas blancas y a medio amueblar, con destellos de elementos rojos (toallas y sofá), la crisis arranca y el espacio cerrado del piso, se convierte en metáfora de la claustrofobia anímica de los protagonistas, creando un increscendo enrarecido, comienzan charlando trivialmente, mientras se cambian de ropa, se bañan, ella se pone una peluca, el se pasea por la casa con una sabana liada, ella lo llama “asno”, fuman, él mira un libro con fotos de mosaicos antiguos con recreaciones de fornicación, ella recita palabrotas fríamente, él escribe a máquina, el ambiente se torna viciado, opresivo, la cámara se convierte en el tercer personaje, levita con una enorme fluidez por el hogar, convirtiéndonos en voyeurs, pasando de una habitación a otra, y llegan las palabras claves de ella <Ya solo sé que no te quiero… te desprecio y me da asco que me toques>, esto en una toma con una lámpara que los separa a modo de muro. Son 30 minutos con apenas cortes, con tomas laterales y con la melodiosa música de fondo, brillante.
Se produce un juego de espejos: En una escena el productor Prokosch visiona en una sala con el equipo de rodaje un montaje de la producción y este grita a Fritz Lang <Me engañaste, Fritz! Eso no es lo que está en el guión!>, algo parecido ocurrió cuando el productor de “El Desprecio” Joseph E. Levine (“El Graduado”) vio la edición final del film y según Raoul Coutard dijo <No, no, no va, yo quiero ver el culo de Brigitte Bardot>, Godard tuvo que llamar a la Bardot y Piccoli para añadir otra escena, es la de apertura en la que vemos el cuerpo desnudo de ella boca abajo y él alabándolo. Incluso se atisban vasos comunicativos con otro espejo el del propio Godard/Paul (Paul con puro como Godard) con su entonces pareja Ana Karina/Camille (Bardot se pone una peluca morena asimilándose a Ana), con la que al parecer tenía problemas. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Puesta en escena prodigiosa, rodada en Roma y Capri, explota magistralmente los escenarios, mansión de Prokosch en Roma, piso de la pareja y sobre todo en la admirable Villa de Curzio Malaparte en Capri, casona que despunta sobre un acantilado, impresionante, ensalzados por la primorosa fotografía de Raoul Coutard (“Z”), resalta los primarios blancos, azules, rojos y verdes, componiendo encuadres cuidados, con planos estáticos donde los personajes entran y salen de foco, con apenas primeros planos, con tomas largas, con pocos cortes, con lindos planos generales, realzando Capri y la magnífica la toma con la pantalla cuasi-partida en dos, Paul sentado en un saliente de un acantilado, mientras vemos a Camille nadar desnuda y alejándose, excelso. Se añade la omnipresente música de George Delerue (“Platoon”), deliciosa y melancólica (la escucho mientras escribo), evocadores sonidos de violines y orquesta, de gran hondura, acunando la historia y haciéndote calar aún más el punzante relato, aunque su defecto pueda ser que se abusa de ella, sintiéndose que te empuja. Solo para Italia la música fue sustituida por la de Piero Piccioni.
Brigitte Bardot espectacular, bomba sexual, derrocha ternura, picardía, frustración, cansancio, quizás su mejor papel en cine, expone aristas, resquemor, tridimensionalidad, exhibe con sutilidad el alejamiento del marido, se mueve con inocencia y mucha sensualidad, la cámara de Godard la ensalza con un erotismo exacerbado, desnuda en la cama, con una toalla roja a medio caer, tomando el sol con solo un libro tapando su respingón culito, nadando como Eva en el Paraíso, moviendo sus lindas piernas en tijera, tremenda. Michel Piccoli en su primer papel en cine, excelente reflejando inseguridades, complejos, contradicciones, hombre en lucha interior por hacer lo que quiere o lo que su economía le empuja, muy matizado en sus alambicadas charlas con Camille, sintiéndonos él cuando es rechazado, siente que pierde a su amor, se le escurre como agua entre los dedos y no sabe cómo impedirlo, intenta saber el motivo, muy bueno en su lenguaje gestual y corporal, fabuloso en sus diálogos filosóficos con Fritz Lang, maravillosa interpretación. Jack Palance roza la caricatura, exagerado, pasado de vueltas, acartonado, debería haber sido sutil y no cuasi-grotesco, un buen actor en una mala interpretación, aunque tiene una gran frase para arremeter contra el arte <Hace años los nazis decían revólver en lugar de talonario>. Fritz Lang cumple con suficiencia haciendo de sí mismo, enarbolando la bandera del Arte sobre lo comercial. Giorgia Moll es la asistenta y traductora de Prokosch (maneja el francés, Inglés, Italiano y Alemán), rol que simboliza nítidamente las dificultades de comunicación de las personas, las barreras que nos autoimponemos y que nos aíslan con una coraza.
Godard homenajea al mundo del arte, referencias cinéfilas y literarias (Dante, Hölderling, Homero o Brecht), apuntes a “Rancho Notorius” de Lang, “M” autoreferencia a su dirección preferida, carteles de “Hatari!” de Hawks, “Psycho” de Hitchcock, en otra escena vemos la proyección de “Viaggio in Italia” de Rossellini, se mencionan films como “L'avventura” de Antonioni, “Vivre sa vie” del propio Godard, Paul dice que lleva el sombrero por el personaje de Dean Martin en “Some Came Running”, “Bigger Than Life” de Nicholas Ray, de la que Lang se autoproclama guionista, no es cierto, se nombran directores como Griffith, Chaplin o Minnelli.
Uno de los mejores frescos de la descomposición de una pareja, entrecruzado con una inteligente disquisición sobre la sempiterna lucha entre Arte y Comercialidad. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El accidente en que muere Camille resulta chirriante, como pueden dos camiones dar marcha atrás para chocar de culo aplastando a un auto, esperpéntico, no costaba hacer algo más natural.
Crítica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/10/el-desprecio.html
Brigitte Bardot espectacular, bomba sexual, derrocha ternura, picardía, frustración, cansancio, quizás su mejor papel en cine, expone aristas, resquemor, tridimensionalidad, exhibe con sutilidad el alejamiento del marido, se mueve con inocencia y mucha sensualidad, la cámara de Godard la ensalza con un erotismo exacerbado, desnuda en la cama, con una toalla roja a medio caer, tomando el sol con solo un libro tapando su respingón culito, nadando como Eva en el Paraíso, moviendo sus lindas piernas en tijera, tremenda. Michel Piccoli en su primer papel en cine, excelente reflejando inseguridades, complejos, contradicciones, hombre en lucha interior por hacer lo que quiere o lo que su economía le empuja, muy matizado en sus alambicadas charlas con Camille, sintiéndonos él cuando es rechazado, siente que pierde a su amor, se le escurre como agua entre los dedos y no sabe cómo impedirlo, intenta saber el motivo, muy bueno en su lenguaje gestual y corporal, fabuloso en sus diálogos filosóficos con Fritz Lang, maravillosa interpretación. Jack Palance roza la caricatura, exagerado, pasado de vueltas, acartonado, debería haber sido sutil y no cuasi-grotesco, un buen actor en una mala interpretación, aunque tiene una gran frase para arremeter contra el arte <Hace años los nazis decían revólver en lugar de talonario>. Fritz Lang cumple con suficiencia haciendo de sí mismo, enarbolando la bandera del Arte sobre lo comercial. Giorgia Moll es la asistenta y traductora de Prokosch (maneja el francés, Inglés, Italiano y Alemán), rol que simboliza nítidamente las dificultades de comunicación de las personas, las barreras que nos autoimponemos y que nos aíslan con una coraza.
Godard homenajea al mundo del arte, referencias cinéfilas y literarias (Dante, Hölderling, Homero o Brecht), apuntes a “Rancho Notorius” de Lang, “M” autoreferencia a su dirección preferida, carteles de “Hatari!” de Hawks, “Psycho” de Hitchcock, en otra escena vemos la proyección de “Viaggio in Italia” de Rossellini, se mencionan films como “L'avventura” de Antonioni, “Vivre sa vie” del propio Godard, Paul dice que lleva el sombrero por el personaje de Dean Martin en “Some Came Running”, “Bigger Than Life” de Nicholas Ray, de la que Lang se autoproclama guionista, no es cierto, se nombran directores como Griffith, Chaplin o Minnelli.
Uno de los mejores frescos de la descomposición de una pareja, entrecruzado con una inteligente disquisición sobre la sempiterna lucha entre Arte y Comercialidad. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El accidente en que muere Camille resulta chirriante, como pueden dos camiones dar marcha atrás para chocar de culo aplastando a un auto, esperpéntico, no costaba hacer algo más natural.
Crítica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/10/el-desprecio.html