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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Bélico. Drama Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Mientras los ejércitos de Alemania y Rusia luchan encarnizadamente y el mundo espera con ansiedad el desenlace de la batalla de Stalingrado, un francotirador ruso, Vassili Zaitsev, persevera en la empresa de eliminar a sus enemigos uno por uno. Danilov -el oficial encargado de la propaganda soviética- lo convierte en un héroe nacional que debe servir de ejemplo para animar a las tropas a ... [+]
6 de marzo de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
25/02(02/02/17) La vi en su estreno y le vi algunas costuras mal cosidas a este film del galo Jean-Jacques Annaud, pero en su revisión estos desajustes se me han hecho más evidentes. Guión del propio realizador junto a Alain Godard (“El nombre de la rosa”) relata un duelo a muerte en plena batalla de Stalingrado (entre finales del frío 1942 y principio de 1943) entre dos francotiradores, el soviético Vasili Zaitsev y el oficial nazi Erwin König, huele a sugestivo por sus reminiscencias al oeste en medio del infierno bélico, y con ello se hace un análisis de la creación propagandística-manufacturada de los héroes necesarios para las guerras, para levantar el ánimo de los civiles, ello en el choque de dos trenes, dos dictaduras donde la línea entre buenos y malos es difusa, mostrado con vigor en su arranque en como los soviéticos mandaban a una muerte casi segura a sus soldados. Desarrollado de modo atrompicado, con muchas incoherencias, varias lagunas argumentales, y con triángulo amoroso lastre pesaroso, un tiro en el pie. Fue en su momento la mayor superproducción europea, con presupuesto de cerca de 20.000 millones de pesetas, con magnífica recreación de la devastadora y épica contienda en el sitio de Stalingrado. El título se toma del libro de no-ficción de William Craig “Enemigo a las puertas: la batalla por Stalingrado” (1973), describe eventos rodearon la susodicha batalla, aunque no se basa directamente en el libro el guión. Vasili Záitsev existió realmente, pero sobre el resto de personajes que aparecen en el film hay dudas (König solo existe por el testimonio de Zaitsev) o alteraciones (ej, Kruschev no fue de los comandantes dirigió al ejército rojo en Stalingrado), más allá de retoques sobre el protagonista con la excusa de la licencia dramática, más información sobre esto en spoiler.

La cinta te atrapa en su electrizante y vigoroso arranque, tras prólogo bucólico en medio de las montañas nevadas, un abuelo adiestrando a su nieto (Vassily) en la caza con rifle, saltamos a septiembre de 1942, donde con un gran sentido del ritmo asistimos a como el protagonista es imbuido en una marea de soldados encajonados en vagones de tren enviados cual ganado a luchar en la crucial batalla de Stalingrado (hoy renombrada Vovogrado), vivimos el caos, el bullicio, los gritos de pánico, el temor, movimientos realistas de masas, y sobre todo el terror latente, un escenario en la orilla con cientos de soldados obligados a montar en barcazas para cruzar un pavoroso Volga, donde los bombardeos aéreos son constantes, con tomas generales espeluznantes y espectaculares por su realismo, de cómo solo daban un rifle por pareja y si uno caía el otro cogía el arma, de cómo la brutalidad comunista se reflejaba en aquellos que desertara serian acribillados al instante, todo con tremenda tensión bélica, y una vez en el otro lado el salvajismo atávico de las guerras se desparrama con decenas de muertos, con sangre a mansalva, hasta desembocar en la fuente de la plaza donde se produce el momento épico de Vassily ejecutando mecánicamente a cinco nazis, unos minutos espléndidos con efluvios nítidos a la magna “Salvar al soldado Ryan” (1998).

Y entonces la cosa se calma, aparece el vehemente Kruschev con sus soflamas y su brutalidad latente, Danilov moldea propagandísticamente al ídolo, crece la popularidad de Vassily de modo mostrado artificiosamente, hay un triángulo romántico metido con calzador totalmente prescindible, donde la química entre los tres es bajo cero, se nota impostada, como si faltara chicha al relato, es un pegote en modo michelín, y es que la relación de amistad es un parche que no fluye, está metida con calzador, nada creíble, con un guión que no ayuda, y unos actores que parecen competir por ver cuál de los dos (Jude o Joseph) tienen menos expresividad, Rachel Weisz hace lo que puede con un rol atrofiado y pesimamente razonado. La cinta se eleva cuando aparece Ed Harris con su fascinante Mayor König, este sí sabe darle dimensión dramática a su rol con un par de pinceladas, su carisma inunda la pantalla en cada una de sus presencias, haciendo que el irregular ritmo, hecho a base de socavones “gracias” a la amistad y al romance, tome altura, y valga la pena esperar cada uno de los duelos del germano contra el ruso. Asimismo se agradecen los minutos en pantalla de Ron Pearlman, aunque escasos, son de gran valor para imprimir energía vital al metraje con el que languidece un apático Jude Law (que no es mal actor, pero aquí lo disimula muy bien).

Llama la atención como una batalla con decenas de miles de muertos y heridos es reducida a (exceptuando su inicio) a algo cuasi-intimista entre dos antagonistas que pretenden reflejar asimismo la lucha de clases, el comunista un pastor de los Urales y el nazi un aristócrata prusiano, el reduccionismo al máximo. El realizador trata temas como analizar que es un héroe, analizando las dudas de la creación del mito, sobre el sentido de la valentía, sobre la rivalidad, sobre los sacrificios en tiempos difíciles, pero todo esto tratado de un modo superficial, pues en ningún momento los personajes (excepto König) tienen profundidad dramática alguna, no se les da pasado, son plúmbeos de contenido, su mundo interior es nulo, con lo que empatizar con ellos es misión harto complicada. Aún así posee unos cuantos momentos muy buenos en los duelos, como el mejor de todo producido en una tienda de ropa derruida, donde la intensidad se mastica.

Pero todo lo bueno esto es contrapesado por un tratamiento poco arriesgado, acudiendo a estereotipos, teniendo que tragarnos la sosísima trama triangular de amor que nadie se cree, dando grima su impostada sensiblería; Con unos diálogos sin fuerza alguna; Con la previsibilidad por bandera; Con una subtrama con el niño que resulta inverosímil, primero teniendo que dar licencia a que sea bilingüe (ruso y alemán) por lo de estar este saltando de un bando a otro como si nada;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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