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Voto de TOM REGAN:
6
4 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
218/26(30/11/19) Entretenido aunque avejentado thriller realizado por el artesano Richard Fleischer, con un guion de Edward Anhalt (“Pánico en las calles” o “Las aventuras de Jeremiah Johnson”), basado libremente en la historia real del Boston Strangler y el libro de Gerold Frank, protagonizada por un brillante (nominado para un Golden Globe Award por su actuación)Tony Curtis como el asesino Albert DeSalvo, y Henry Fonda como John S. Bottomly, el detective jefe que saltó a la fama por obtener la confesión de DeSalvo. Fleischer dijo del film, “Este proyecto me ilusionaba enormemente por el desafío técnico que me impuse después de mi visita a la Exposición Universal de Montreal en 1967. Cuando vi las proyecciones de pantallas múltiples me di cuenta del enorme potencial de esta nueva técnica para el lenguaje cinematográfico y logré convencer a Richard Zanuck para que me dejara rodar una película con este sistema”, este comentario referente al recurso estético que popularizó esta cinta (posteriormente utilizada en innumerables ocasiones en el campo del videoclip y la publicidad; además de por cineastas como Bryan De Palma), donde en determinados momentos la pantalla se divide en varias ventanas, ello en consonancia de la mente del psyho-killer, tipo con la mente bipolarizada.
Como he comentado arriba la película se nota algo arrugada, la primera mitad es un devenir de la policía dando palos de ciego, con una investigación rudimentaria que no sirve de nada, donde se acumulan las anécdotas un tanto pasadas de vuelta (el ligón con más de 500 amantes, el médium, el fetichista de los bolsos, el macarra maltrata-mujeres,…), hasta que por casualidad (tal y como lo muestran el film es falso) dan con el criminal; El segundo segmento se inicia bien, te toca el modo de operar depredador de DeSalvo, pero una vez entra en la habitación blanca se convierte en un sucedáneo de Norman Bates con personalidad doble (vuelvo a lo de antes, esto tal y como se ve no es cierto), donde no termino de creerme lo de esta patología, me suena a treta para librarse de una mayor condena (‘No, esto no lo hice yo, fue mi otro yo’, venga ya de compadecimientos buenistas).
El Estrangulador de Boston es el apodo con que la opinión pública comienza a conocer al autor de varios ataques y muertes de ancianas solas. No hay violación ni robo. No hay pistas ni evidencias. No hay más certezas que el frío adocenamiento de cadáveres en la morgue. Los noticieros cooperan con la policía y difunden la alarma: "No abrir la puerta a extraños, no salir de noche, tener precaución al entrar o salir." Aún así, el anónimo estrangulador sigue cobrándose víctimas. El alcalde (William Marshall) toma la determinación de formar una oficina especial dedicada a la investigación de los crímenes y detención del asesino. No sin esfuerzo, logra convencer a un probo legislador llamado Bottomly (Henry Fonda) para ponerse al frente de dicho organismo. Pronto la histeria se propaga a las fuerzas del orden, y la policía comienza a aprehender a todo tipo de vagos y pervertidos, poniendo oído a infinidad de denuncias telefónicas y otro tanto de confesiones de supuestos "estranguladores".
Hay dos partes claramente partido en dos, donde las entradas a cada una es la retransmisión televisiva de un hecho histórico estadounidense: En la primera se inicia en un apartamento donde vemos primero un televisor con las imágenes del triunfal desfile de bienvenida a tripulantes del proyecto espacial Mercury, la cámara se aleja del aparato y vemos a alguien (es DeSalvo) solo de hombros para abajo, registrando la vivienda (la cómoda, joyero, discos, colchón, …), hasta que vemos tirada en el suelo a una mujer muerta (el asesino ya ha cometido su segundo crimen). Aquí comenzará un policial cuasi-documental en que el protagonista es la histeria colectiva (ello con ciertos efluvios al languiano film “M, el vampiro de Dusseldorf”), por la amenaza de un criminal que asoma en cada inocente llamada a puerta de mujer solitaria, y con la policía dando palos de ciego, donde incluso en su desorientación recurren a un médium Peter Hurkos (buen George Voskovec). Los crímenes se verán fuera de plano, con el psicópata sin rostro, cual ente malévolo, recurriendo en excesivos momentos a la multipantalla (como cuando la poli recurre “los sospechosos sexuales” y se divide la pantalla en 8 ventanas), una sobrexposición que puede sorprender y llamar la atención, pero termina por utilizarse sin ton ni son. Seguimos a los dos investigadores principales con una clara dicotomía, el detective Phil DiNatale (George Kennedy), con un carácter más impulsivo y expeditivo, junto al responsable del gobierno al frente de comisión especial creada por el fiscal general para el caso John Bottomly (Henry Fonda), más reflexivo y analítico. Llama la atención los recursos humorísticos orgánicamente estridentes, por un lado el personaje playboy que se dice coronel y por otro el tramo incomprensible con el médium, este con una subtrama grimante. Unas indagaciones que no van a ningún sitio, sin pistas, sin patrón definido, ejemplo cuando encuentran una víctima negra joven, rompiendo el retrato robot de las posibles estranguladas. Además se hace un retrato sórdido de la sociedad, con rencores a homosexuales, rencillas contra literatura erótica, incomprensión hacia los fetichistas. Esta mitad peca de cierta reiteración, muchos subrayados, redundancias, donde vemos en varios momentos al asesino repetir sus crímenes mecánicamente, crímenes estos escenificados de modo elíptica, solo entrevemos sus consecuencias a través de las miradas horrorizadas de las personas que se topan con las muertas.
Como he comentado arriba la película se nota algo arrugada, la primera mitad es un devenir de la policía dando palos de ciego, con una investigación rudimentaria que no sirve de nada, donde se acumulan las anécdotas un tanto pasadas de vuelta (el ligón con más de 500 amantes, el médium, el fetichista de los bolsos, el macarra maltrata-mujeres,…), hasta que por casualidad (tal y como lo muestran el film es falso) dan con el criminal; El segundo segmento se inicia bien, te toca el modo de operar depredador de DeSalvo, pero una vez entra en la habitación blanca se convierte en un sucedáneo de Norman Bates con personalidad doble (vuelvo a lo de antes, esto tal y como se ve no es cierto), donde no termino de creerme lo de esta patología, me suena a treta para librarse de una mayor condena (‘No, esto no lo hice yo, fue mi otro yo’, venga ya de compadecimientos buenistas).
El Estrangulador de Boston es el apodo con que la opinión pública comienza a conocer al autor de varios ataques y muertes de ancianas solas. No hay violación ni robo. No hay pistas ni evidencias. No hay más certezas que el frío adocenamiento de cadáveres en la morgue. Los noticieros cooperan con la policía y difunden la alarma: "No abrir la puerta a extraños, no salir de noche, tener precaución al entrar o salir." Aún así, el anónimo estrangulador sigue cobrándose víctimas. El alcalde (William Marshall) toma la determinación de formar una oficina especial dedicada a la investigación de los crímenes y detención del asesino. No sin esfuerzo, logra convencer a un probo legislador llamado Bottomly (Henry Fonda) para ponerse al frente de dicho organismo. Pronto la histeria se propaga a las fuerzas del orden, y la policía comienza a aprehender a todo tipo de vagos y pervertidos, poniendo oído a infinidad de denuncias telefónicas y otro tanto de confesiones de supuestos "estranguladores".
Hay dos partes claramente partido en dos, donde las entradas a cada una es la retransmisión televisiva de un hecho histórico estadounidense: En la primera se inicia en un apartamento donde vemos primero un televisor con las imágenes del triunfal desfile de bienvenida a tripulantes del proyecto espacial Mercury, la cámara se aleja del aparato y vemos a alguien (es DeSalvo) solo de hombros para abajo, registrando la vivienda (la cómoda, joyero, discos, colchón, …), hasta que vemos tirada en el suelo a una mujer muerta (el asesino ya ha cometido su segundo crimen). Aquí comenzará un policial cuasi-documental en que el protagonista es la histeria colectiva (ello con ciertos efluvios al languiano film “M, el vampiro de Dusseldorf”), por la amenaza de un criminal que asoma en cada inocente llamada a puerta de mujer solitaria, y con la policía dando palos de ciego, donde incluso en su desorientación recurren a un médium Peter Hurkos (buen George Voskovec). Los crímenes se verán fuera de plano, con el psicópata sin rostro, cual ente malévolo, recurriendo en excesivos momentos a la multipantalla (como cuando la poli recurre “los sospechosos sexuales” y se divide la pantalla en 8 ventanas), una sobrexposición que puede sorprender y llamar la atención, pero termina por utilizarse sin ton ni son. Seguimos a los dos investigadores principales con una clara dicotomía, el detective Phil DiNatale (George Kennedy), con un carácter más impulsivo y expeditivo, junto al responsable del gobierno al frente de comisión especial creada por el fiscal general para el caso John Bottomly (Henry Fonda), más reflexivo y analítico. Llama la atención los recursos humorísticos orgánicamente estridentes, por un lado el personaje playboy que se dice coronel y por otro el tramo incomprensible con el médium, este con una subtrama grimante. Unas indagaciones que no van a ningún sitio, sin pistas, sin patrón definido, ejemplo cuando encuentran una víctima negra joven, rompiendo el retrato robot de las posibles estranguladas. Además se hace un retrato sórdido de la sociedad, con rencores a homosexuales, rencillas contra literatura erótica, incomprensión hacia los fetichistas. Esta mitad peca de cierta reiteración, muchos subrayados, redundancias, donde vemos en varios momentos al asesino repetir sus crímenes mecánicamente, crímenes estos escenificados de modo elíptica, solo entrevemos sus consecuencias a través de las miradas horrorizadas de las personas que se topan con las muertas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tony Curtis crea a un Albert DeSalvo aterrador en su apariencia de tipo cualquiera, no aparece hasta la hora de metraje pero cuando lo hace deja enorme huella, empieza como hombre en fachada familiar, que esconde un oscuro trastero de acciones. Le dota de alma, con una expresividad fenomenal, solo hay que ver su rostro compungido al reflejarse en un espejo, o la forma en que su mente choca con la parte trasera donde se haya su supuesto yo criminal, creando una dualidad creíble en sus gestualidad, en su mirada. Probablemente la mejor actuación del actor neoyorkino; Henry Fonda como John Bottomly cumple en un rol poco exigido, de reflexivo y al final de apoyo para la gran interpretación de Curtis; Del resto de secundario se puede destacar a un solvente George Kennedy como el detective de la policía de carácter expeditivo, pero sobre todo me ha gustado William Hickey que en una sola escena deja marca con su sentida encarnación de un fetichista atormentado.
La segunda parte arranca en otra transmisión de un hecho crucial estadounidense, el multitudinario funeral por el magnicidio de JFK, vemos a media luz, en una toma amplia entre sombras a DeSalvo sentado en un sillón observando en la tele el evento en solitario, entonces la cámara vira para centrarse en DeSalvo, y entonces vemos tras él en la cocina a dos niños peleando y a una mujer cocinando, y nos enteramos que el asesino tiene una familia, parece afectado por lo que ve mientras acaricia y besa a su hijita. Turbado por el funeral va a dar una vuelta (eso dice a su esposa), en su coche ve una foto de una mujer ligera de ropa, y parece ser un click en la mente der DeSalvo, convirtiéndose en depredador para dirigirse a acometer su próximo crimen, pero mientras se encuentra en medio del ritual de asesinato violento y sádico, ocurre algo que hace haya otro click y se siente avergonzado por lo que está haciendo. Este tramo cambia totalmente de registro y se centra en el asesino que hasta entonces se mantenía cual fantasma, siendo el núcleo el interrogatorio que le hace un detective intentando sonsacar la verdad, siendo este bloque un thriller psicológico, donde la figura de un Tony Curtis sensacional se adueña de la pantalla. Tramo interesante por el modo en que se intenta diseccionar la mente de un asesino con traumas psicológicos. Pero este tramo descarrila en que se intenta comprender al criminal dotándole de causas que le hacen de una parte bueno diagnosticándole una patología. Pero es que esta película es una recreación de los hechos, o al menos esto se nos quiere hacer ver, y mi sorpresa es (spoiler)…
Spoiler:
… enterarme que esta enfermedad de trastorno de personalidad múltiple y que nos quiere hacer ver que los asesinatos los cometió en un estado psicótico, cuando jamás DeSalvo fue diagnosticado con esto, ni siquiera fue sospechoso de tener ese trastorno. De hecho en un recurso dramático forzado nos muestran que los detectives dieron con el estrangulador por azar al ver su mano vendada, cuando en realidad todo vino por la delación de un compañero de celda (George Nassar), lo cual dio pie al interrogatorio de Bottomly con lo que esta invención resta mucho a la película. Es como si nos hacen un biopic sobre Hitler metiéndonos que tenía una enfermedad similar, pues no colaría (puaj!).
No entiendo la inclusión del médium en la trama, aparece de modo impactante adivinando la mentira de un agente de policía, y luego envía la investigación hacia un fetichista de bolsos que duerme en un colchón de muelles, solo de muelles. No se entiende por qué ha ocurrido esto, porque el médium da esta dirección? Pero es que tras esto del médium nos e habla más, es un elemento desconcertante que patina.
Me queda un interesante film, al que el tiempo y las alteraciones de la realidad no le han hecho bien. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/12/el-estrangulador-de-boston.html
La segunda parte arranca en otra transmisión de un hecho crucial estadounidense, el multitudinario funeral por el magnicidio de JFK, vemos a media luz, en una toma amplia entre sombras a DeSalvo sentado en un sillón observando en la tele el evento en solitario, entonces la cámara vira para centrarse en DeSalvo, y entonces vemos tras él en la cocina a dos niños peleando y a una mujer cocinando, y nos enteramos que el asesino tiene una familia, parece afectado por lo que ve mientras acaricia y besa a su hijita. Turbado por el funeral va a dar una vuelta (eso dice a su esposa), en su coche ve una foto de una mujer ligera de ropa, y parece ser un click en la mente der DeSalvo, convirtiéndose en depredador para dirigirse a acometer su próximo crimen, pero mientras se encuentra en medio del ritual de asesinato violento y sádico, ocurre algo que hace haya otro click y se siente avergonzado por lo que está haciendo. Este tramo cambia totalmente de registro y se centra en el asesino que hasta entonces se mantenía cual fantasma, siendo el núcleo el interrogatorio que le hace un detective intentando sonsacar la verdad, siendo este bloque un thriller psicológico, donde la figura de un Tony Curtis sensacional se adueña de la pantalla. Tramo interesante por el modo en que se intenta diseccionar la mente de un asesino con traumas psicológicos. Pero este tramo descarrila en que se intenta comprender al criminal dotándole de causas que le hacen de una parte bueno diagnosticándole una patología. Pero es que esta película es una recreación de los hechos, o al menos esto se nos quiere hacer ver, y mi sorpresa es (spoiler)…
Spoiler:
… enterarme que esta enfermedad de trastorno de personalidad múltiple y que nos quiere hacer ver que los asesinatos los cometió en un estado psicótico, cuando jamás DeSalvo fue diagnosticado con esto, ni siquiera fue sospechoso de tener ese trastorno. De hecho en un recurso dramático forzado nos muestran que los detectives dieron con el estrangulador por azar al ver su mano vendada, cuando en realidad todo vino por la delación de un compañero de celda (George Nassar), lo cual dio pie al interrogatorio de Bottomly con lo que esta invención resta mucho a la película. Es como si nos hacen un biopic sobre Hitler metiéndonos que tenía una enfermedad similar, pues no colaría (puaj!).
No entiendo la inclusión del médium en la trama, aparece de modo impactante adivinando la mentira de un agente de policía, y luego envía la investigación hacia un fetichista de bolsos que duerme en un colchón de muelles, solo de muelles. No se entiende por qué ha ocurrido esto, porque el médium da esta dirección? Pero es que tras esto del médium nos e habla más, es un elemento desconcertante que patina.
Me queda un interesante film, al que el tiempo y las alteraciones de la realidad no le han hecho bien. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/12/el-estrangulador-de-boston.html