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Voto de TOM REGAN:
9
7,5
9.001
Western. Musical. Comedia
Un granjero de Michigan y un buscador de oro se asocian en plena fiebre de este metal en California. Sus aventuras incluirán el comprar y compartir una esposa, apoderarse de un teatro, secuestrar a seis prostitutas y convertir su campamento minero en una auténtica ciudad. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
172/07(07/10/19) Espléndido musical enmarcado en un campamento minero en California durante la Fiebre del Oro de mitad del SXIX, una delicia entretenidísima, su largo metraje (169 minutos) se pasa sin que te des cuenta. Quizás los críticos que la denigran les pasaba lo que a Homer Simpson cuando alquila el video creyendo un western con Marvin e Eastwood, tendría mucha acción, y no que hubiera muchas canciones, bailes y ningún tiroteo. Dirige con ritmo ágil Joshua Logan, en lo que es una adaptación de Paddy Chayefsky (“Network”) del musical de 1951 Paint Your Wagon de Alan Jay Lerner (“My fair lady”), sobre un libro de Frederick Loewe. Gracias principalmente a la popularidad de sus protagonistas, Marvin y Eastwood, la película fue un éxito considerable, no el gran éxito de taquilla los productores esperaban. Su presupuesto de $ 20 millones, la convirtió en tercera película más cara jamás realizada, la mantuvo en números rojos. Paramount despidió a Logan como director después de 5 meses de filmación con problemas presupuestarios y de producción en aumento, el asistente de dirección Tom Shaw completó la película, sin acreditar. Problemas (en mi modesta opinión) no se traducen en pantalla, la cinta se convierte en mordaz parodia de clichés del género del oeste, sátira fronteriza se adentra en un romance atípico, adelantado a su tiempo, un ménage à trois, reflexiona con ello sobre el Nacimiento de una Nación, siendo epítome esta Ciudad sin Nombre surgida en medio de la nada, también hay lugar para reflejar el Sueño Americano, el que forjas tú mismo, de cómo las leyes van por detrás de las gentes, donde solo prima el haz lo que quieras sin molestar, así que si un mormón puede tener dos esposas, porque en este microuniverso una mujer no puede tener dos esposos?
Historia de amor triangular sin sentimentalismos baratos, ni celos, ni venganzas, todo llevado de modo natural, donde precisamente el germen de la discordia son los moralismo impostados, ello con el telón de fondo de la avaricia representada en la búsqueda de oro, donde se refleja a personas aventureras, individualistas, Estrellas Errantes, loando su espíritu libre frente a la crítica de modo punzante al fanatismo religioso, al puritanismo, a la hipocresía, al machismo, superproducción que se nota en un su magnífica ambientación, en el gran movimiento de masas, en su estupendos números musicales, en sus irónicas canciones, con personajes entrañables excelentemente delineados en sus virtudes y muchos defectos, con diálogos ingeniosos, frases cínicas, desarrollo salpicado de humor inciso de los que provoca sonrisas y un estado entusiasta de los que cuando termina te deja una mueca de felicidad en el rostro. Y con un Lee Marvin apoteósico encarnando a este borrachín carismático, quedando para la Historia su interpretación con la voz rota de la melancólica “Wandering Star”. Fue nominada al Oscar a Mejor Partitura de un musical (original o adaptado) de Nelson Riddle.
Relato transgresor en el modo en que afronta que un grupo de “apátridas” buscavidas se reúnen en un lugar sin ley y las normas se van haciendo sobre la marcha, y si en este mundo cerrado la poligamia germina pues bendita sea, la moralidad no tiene que ir de la mano del cristianismo religioso. La gente debería de ser libre hacer lo que quisiera sin molestar a nadie, y de esta forma el puritanismo queda anulado, dándosele la vuelta al machismo, y siendo un film adelantado a su tiempo en el empoderamiento femenino, donde la cosificación de la mujer a florero queda volteada cuando es ella la que pone sus reglas y sentimientos, y los hombres no ven impedimentos, ni tan siquiera cristianos (se dicen que Los Diez Mandamientos no pone su situación bígama no pueda suceder).
Historia de gentes libres que no tiene más techo que las estrellas, gente que huye de la civilización (ejemplo Ben Rumson cuando e entera California pronto será aceptada en la Unión, dice: “Cuando un territorio se convierte en un estado, me marcho a otro territorio salvaje”). Todo ello llevado con un ritmo trepidante, donde no paran de suceder cosas que hacen avanzar la historia, con unos números musicales imaginativos, con canciones amenas que hacen manar la narración con solvencia. Todo en un increscendo cuasi-bíblico coronado en un clímax Apocalíptico Homérico, Colosal, de los que siempre recordarás, y sobre todo con mucho de comedia en todas sus versiones, el de réplica y contrarréplica, el de los dobles sentidos, el slapstick (con ese clímax final propio de un film silente de Keaton Lloyd).
La historia está dividida en dos partes diferenciadas, y cortadas por el clásico “Intermisión”: La primera mitad se abre con una hermosa toma general de decenas de caravanas surcando un inmenso prado, ello bajo los acordes del tema que da título original al film (Paint your wagon). Tendremos la brillante presentación de personajes, ya gloriosa desde ese entierro con oro saliendo de la tumba, y allí germinara el campamento (cual clara metáfora del Nacimiento USA), que deriva en La Ciudad Sin Nombre, allí seguiremos a la peculiar pareja de socios Ben Rumson (Lee Marvin) y “Socio” (Clint Eastwood), la posterior llegada al poblado de un mormón con dos mujeres deriva en las envidias de los (“salidos”) mineros que presionan al mormón para subaste a una de sus esposas (la bella Jean Seberg), provocando el delirio. Todo esto llevará tras celos y malas miradas una misión de secuestro de mujeres, solo que en vez de cándidas jóvenes como en “Siete novias para siete hermanos”, son unas prostitutas francesas, que como bien presagian los protagonistas provocará que el poblado de tiendas de campaña pase a ser una ciudad con sus burdeles, salones, hoteles. Pero eso es otra historia. Durante la misión del rapto, en paralelo germinará el romance Elizabeth-“Socio”, ello en una parodia de esos montajes melosos con edulcorada balada en que para ahorrar diálogos nos ponen ediciones que parecen anuncios de colonia;... (sigo en spoiler)
Historia de amor triangular sin sentimentalismos baratos, ni celos, ni venganzas, todo llevado de modo natural, donde precisamente el germen de la discordia son los moralismo impostados, ello con el telón de fondo de la avaricia representada en la búsqueda de oro, donde se refleja a personas aventureras, individualistas, Estrellas Errantes, loando su espíritu libre frente a la crítica de modo punzante al fanatismo religioso, al puritanismo, a la hipocresía, al machismo, superproducción que se nota en un su magnífica ambientación, en el gran movimiento de masas, en su estupendos números musicales, en sus irónicas canciones, con personajes entrañables excelentemente delineados en sus virtudes y muchos defectos, con diálogos ingeniosos, frases cínicas, desarrollo salpicado de humor inciso de los que provoca sonrisas y un estado entusiasta de los que cuando termina te deja una mueca de felicidad en el rostro. Y con un Lee Marvin apoteósico encarnando a este borrachín carismático, quedando para la Historia su interpretación con la voz rota de la melancólica “Wandering Star”. Fue nominada al Oscar a Mejor Partitura de un musical (original o adaptado) de Nelson Riddle.
Relato transgresor en el modo en que afronta que un grupo de “apátridas” buscavidas se reúnen en un lugar sin ley y las normas se van haciendo sobre la marcha, y si en este mundo cerrado la poligamia germina pues bendita sea, la moralidad no tiene que ir de la mano del cristianismo religioso. La gente debería de ser libre hacer lo que quisiera sin molestar a nadie, y de esta forma el puritanismo queda anulado, dándosele la vuelta al machismo, y siendo un film adelantado a su tiempo en el empoderamiento femenino, donde la cosificación de la mujer a florero queda volteada cuando es ella la que pone sus reglas y sentimientos, y los hombres no ven impedimentos, ni tan siquiera cristianos (se dicen que Los Diez Mandamientos no pone su situación bígama no pueda suceder).
Historia de gentes libres que no tiene más techo que las estrellas, gente que huye de la civilización (ejemplo Ben Rumson cuando e entera California pronto será aceptada en la Unión, dice: “Cuando un territorio se convierte en un estado, me marcho a otro territorio salvaje”). Todo ello llevado con un ritmo trepidante, donde no paran de suceder cosas que hacen avanzar la historia, con unos números musicales imaginativos, con canciones amenas que hacen manar la narración con solvencia. Todo en un increscendo cuasi-bíblico coronado en un clímax Apocalíptico Homérico, Colosal, de los que siempre recordarás, y sobre todo con mucho de comedia en todas sus versiones, el de réplica y contrarréplica, el de los dobles sentidos, el slapstick (con ese clímax final propio de un film silente de Keaton Lloyd).
La historia está dividida en dos partes diferenciadas, y cortadas por el clásico “Intermisión”: La primera mitad se abre con una hermosa toma general de decenas de caravanas surcando un inmenso prado, ello bajo los acordes del tema que da título original al film (Paint your wagon). Tendremos la brillante presentación de personajes, ya gloriosa desde ese entierro con oro saliendo de la tumba, y allí germinara el campamento (cual clara metáfora del Nacimiento USA), que deriva en La Ciudad Sin Nombre, allí seguiremos a la peculiar pareja de socios Ben Rumson (Lee Marvin) y “Socio” (Clint Eastwood), la posterior llegada al poblado de un mormón con dos mujeres deriva en las envidias de los (“salidos”) mineros que presionan al mormón para subaste a una de sus esposas (la bella Jean Seberg), provocando el delirio. Todo esto llevará tras celos y malas miradas una misión de secuestro de mujeres, solo que en vez de cándidas jóvenes como en “Siete novias para siete hermanos”, son unas prostitutas francesas, que como bien presagian los protagonistas provocará que el poblado de tiendas de campaña pase a ser una ciudad con sus burdeles, salones, hoteles. Pero eso es otra historia. Durante la misión del rapto, en paralelo germinará el romance Elizabeth-“Socio”, ello en una parodia de esos montajes melosos con edulcorada balada en que para ahorrar diálogos nos ponen ediciones que parecen anuncios de colonia;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Es la historia de la segunda parte, donde La Ciudad Sin Nombre pasará a ser el Paraíso del pecado donde la Manzana son todo tipo de los placeres/vicios/pecados, el caldo de cultivo donde los mineros gastan su oro, una moderna Sodoma y Gomorra ejemplificada en el clímax donde en el centro de la ciudad peleará cual depravado show un Oso contra un Toro en Domingo, ello ante los discursos iracundos de un predicador, y por debajo, cual furia del Averno, una corriente oculta forjada en la avaricia del oro puede hacer tambalear este particular Edén. Y en medio de esto el peculiar trio, que vive en armonía, sabiendo adaptarse aceptando cada momento. La llegada al hogar del trío de una familia de granjeros fieles devotos cristianos provoca un seísmo en este equilibrado matrimonio. El puritanismo como veneno para la libertad de pensamiento y acción, siendo este un torpedo profundo contra este papanatismo pudoroso. Así que si un joven candoroso (Horton Fenty encarnado por Tom Ligon de modo notable) por decide que lo que más le gusta y hace feliz es beber whisky, fumar puros y fornicar adelante!
El único defecto que le encuentro es que Clint Eastwood me queda muy blandito, muy modosito, muy pasivo ante lo que pasa a su alrededor, quizás desorientado en su extraño rol para él, pero el resultado es que cuando comparte pantalla con Lee Marvin este lo hace desaparecer, lo opaca cual montaña hace sombra a una hormiga. Aunque para siempre quedará su balada "I Talk to the Trees"; Y es que Lee Marvin es un ciclón apabullante, un alcohólico enternecedor, un tipo melancólico que busca un socio que le saque de sus problemas diarios (le lleve a casa tras una borrachera, pague sus deudas, le de apoyo en sus tristezas,…), no pudiendo substraerse su relación a un caldo homoerótico remanente del bromance. Quedando para los restos su icónica interpretación con voz ronca del "Wand'rin Star", canto a la libertad y el espíritu aventurero; Jean Seberg deslumbra con su resplandeciente belleza como Elizabeth, teniendo momentos excelsos de carácter como esa noche de bodas con Ben y como se define ante el embravecido esposo, o esa cena con los granjeros que acaba como el rosario de la aurora. Tiene un hermoso tema en solitario (aunque no es su voz, es la de Anita Gordon doblándola) “A Million Miles Away Behind the Door”, expresando la alegría que para ella representa la cabaña como símbolo de echar raíces.
La puesta en escena es sublime en la recreación de este campamento minero, gracias al gran diseño de producción de John Truscott (que también se encarga del realista vestuario), se filmó en Oregón (cerca de Baker City), y en California (Big Bear Lake, y San Bernardino National Forest), mientras interiores se rodaron en Paramount Studios (Los Ángeles). El presupuesto inicial de la película fue de $ 10 millones, antes de que finalmente se duplicara a $ 20 millones. Se incurrió en un gasto diario de $ 80,000 para transportar el elenco y el equipo al lugar de filmación, ya que el hotel más cercano estaba a casi 60 millas de distancia. La construcción del complejo campamento utilizado costó $ 2.4 millones. Y todo este gasto se ve en esta moderna Sodoma y Gomorra; Todo esto filtrado por William A. Fraker (“Alguien voló sobre el nido del cuco”), componiendo en sus tomas generales llenas de bullicio, retratando con mimo los grandiosos parajes verdes, cuadros rebosantes de vida, sensacional emitiendo veracidad, con un cromatismo fulgurante, así como fenomenal en las escenas de acción; Destacables son los extraordinarios efectos visuales en el clímax bíblico del film.
Simplemente un gran film, de los que no pierde frescor y chispa con el paso del tiempo, cuando el mejor juez es que una revisión te mantiene pegado a la pantalla es que la película es muy buena. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/10/la-leyenda-de-laciudad-sin-nombre.html
El único defecto que le encuentro es que Clint Eastwood me queda muy blandito, muy modosito, muy pasivo ante lo que pasa a su alrededor, quizás desorientado en su extraño rol para él, pero el resultado es que cuando comparte pantalla con Lee Marvin este lo hace desaparecer, lo opaca cual montaña hace sombra a una hormiga. Aunque para siempre quedará su balada "I Talk to the Trees"; Y es que Lee Marvin es un ciclón apabullante, un alcohólico enternecedor, un tipo melancólico que busca un socio que le saque de sus problemas diarios (le lleve a casa tras una borrachera, pague sus deudas, le de apoyo en sus tristezas,…), no pudiendo substraerse su relación a un caldo homoerótico remanente del bromance. Quedando para los restos su icónica interpretación con voz ronca del "Wand'rin Star", canto a la libertad y el espíritu aventurero; Jean Seberg deslumbra con su resplandeciente belleza como Elizabeth, teniendo momentos excelsos de carácter como esa noche de bodas con Ben y como se define ante el embravecido esposo, o esa cena con los granjeros que acaba como el rosario de la aurora. Tiene un hermoso tema en solitario (aunque no es su voz, es la de Anita Gordon doblándola) “A Million Miles Away Behind the Door”, expresando la alegría que para ella representa la cabaña como símbolo de echar raíces.
La puesta en escena es sublime en la recreación de este campamento minero, gracias al gran diseño de producción de John Truscott (que también se encarga del realista vestuario), se filmó en Oregón (cerca de Baker City), y en California (Big Bear Lake, y San Bernardino National Forest), mientras interiores se rodaron en Paramount Studios (Los Ángeles). El presupuesto inicial de la película fue de $ 10 millones, antes de que finalmente se duplicara a $ 20 millones. Se incurrió en un gasto diario de $ 80,000 para transportar el elenco y el equipo al lugar de filmación, ya que el hotel más cercano estaba a casi 60 millas de distancia. La construcción del complejo campamento utilizado costó $ 2.4 millones. Y todo este gasto se ve en esta moderna Sodoma y Gomorra; Todo esto filtrado por William A. Fraker (“Alguien voló sobre el nido del cuco”), componiendo en sus tomas generales llenas de bullicio, retratando con mimo los grandiosos parajes verdes, cuadros rebosantes de vida, sensacional emitiendo veracidad, con un cromatismo fulgurante, así como fenomenal en las escenas de acción; Destacables son los extraordinarios efectos visuales en el clímax bíblico del film.
Simplemente un gran film, de los que no pierde frescor y chispa con el paso del tiempo, cuando el mejor juez es que una revisión te mantiene pegado a la pantalla es que la película es muy buena. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/10/la-leyenda-de-laciudad-sin-nombre.html