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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
10
Comedia. Drama Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2015
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
14(17/01/15) El director Alejandro González Iñárritu nos obsequia con su mejor obra desde “Amores Perros”, Obra Maestra que rompe esquemas, ejercicio de estilo del que se hablará y mucho en los próximos años, film revolucionario rebosante de originalidad y mordacidad, puesta en escena Antológica, de maestría en la cámara Colosal, gracias a su plano secuencia (falseado), algo no arbitrario o caprichoso, apoyado en un guión del que se retroalimenta el estilo visual, un sublime homenaje al teatro, y a como el espectador de este medio ve una obra en un único plano-secuencia saliendo a relucir lo mejor y peor de un actor, apoyándose en un elenco actoral Magno, aguantando con tino minutos ante la cámara sin trampa, exponiendo sus almas de modo formidable. No apta a todos los paladares, es arriesgada, valiente, osada, arremete con ingenio contra los block-busters fílmicos (sobre todo de superhéroes), contra caprichosos críticos, contra actores divos, contra las redes sociales de internet, etc…

El guión original del propio directos junto a Nicolás Giacobone (“Biutiful”), Armando Bo (“Biutiful”) y Alexander Dinelaris, construyen una comedia agridulce, drama envuelto en dosis de humor negro, tributo al teatro, donde reside la pureza del arte de la interpretación, donde se mezclan todo tipo de géneros, con remarcados elementos de realidad mágica, conforme avanza el metraje se hacen más patentes en ambiguos recursos surrealistas que ahonda en la psique atormentada del protagonista. Se hace una tremebunda radiografía del mundo del teatro, la fugacidad del éxito, con sus envidias, problemas de financiación, lazos familiares, manías, frágiles romances, enfrentamientos, vicios, miedos, divismos, egos, inseguridades, maliciosos críticos, expuestos con ironía punzante en un relato en el que sobresalen las ganas de los humanos de ser queridos y aceptados.

Desde su inquietante inicio nos atrapa con un tipo en gayumbos blancos levitando en su camerino y una voz en off susurrándole cual Pepito Grillo perverso, sigue una presentación portentosa de personajes, delineándolos perfectamente. Desarrollándose la acción por sendero de redenciones, segundas oportunidades, de reinventarse, de combatir nuestros fantasmas, las frustraciones, se critica punzadamente el mundo de la fama, celebrities, estrellas de cine, aguijón en entrañas de productos vacios de contenido con que nos bombardea Hollywood para llenar sus arcas y ahuecar nuestros cerebros, virulenta sátira con constantes guiños cinéfilos, autoreferencias, incisivo torpedo al rumbo que ha tomado la Industria fílmica norteamericana, dardos envenenados contra el cine populista, exponiendo ácidas situaciones, narrado a ritmo trepidante, sin puntos muertos, sin descansos, coctel delicioso de comedia y drama espléndidamente equilibrado.

Historia en apariencia sencilla, conforme discurre se vuelve más compleja, aderezando sus secos momentos con sabrosas dosis de humor fresco, visión demoledora de la decadencia de los actores que alguna vez fueron famosos, tránsito inteligente por la trastienda del glamur, donde conviven personas que el guión humaniza de modo fascinante, compone diálogos (cínicos, divertidos, sardónicos, adustos, y sobre todo penetrantes) y duelos interpretativos Apoteósicos, despliegue fantasioso delirante cuando deriva al realismo mágico. Iñárritu nos sumerge en una odisea existencial a las entrañas de las inseguridades y debilidades del ser humano con el telón de fondo del estreno de una obra teatral, explotando sus demonios personales, un introspectivo juego de espejos, deconstrucción del poliédrico cerebro de un actor, poblado de mil personalidades, este busca con pasión la integridad de su alma y hallar la autoestima, dejando un poso crepuscular de melancolía e intensidad dramática. Las autoreferencias fílmicas donde se ataca con vigor a las cintas de superhéroes no se circunscribe únicamente a Michael Keaton y el “Batman de Tim Burton, también Edward Norton estuvo en la fracasada “Hulk” y Emma Stone en el reboot de “Spyderman” de Marc Webb.

Puesta en escena Descomunal, derroche de creatividad sin igual, desafío técnico, de enorme dificultad, milagro narrativo supremo, con transiciones entre escenas manejadas de forma virtuosa, extraordinario director de fotografía mexicano Emmanuel Lubezki (“Sleepy hollow”), se supera de sus epicúreos 17 minutos de entrada en plano secuencia en “Gravity”, redobla la apuesta a un film entero, y sale victorioso, siendo co-protagonista su juguetona cámara que atraviesa ventanas, puertas, paredes, serpentea por pasillos angostos, por las bambalinas, por la azotea del teatro, por un sombrío bar, nos hace voyeurs de este teatro de la vida, paseándonos por sus laberinticos camerinos, escaleras, plateas, se eleva, baja, se suspende en el aire, órbita alrededor de los actores, se asoma a la calle emitiendo sordidez, una cámara nerviosa y eléctrica nos deleita junto a los actores, dotando de una agilidad narrativa al film impresionante, se une una tremebunda coreografía actoral, entrando y saliendo de plano, moviéndose con la cámara en una sinfonía visual Sublime, deriva en escenas tour de forcé entre actores que irradian naturalidad y espontaneidad. Se suma la fenomenal música de Antonio Sánchez (aparece en dos escenas tocando la batería), veterano de la batería acompaña de modo vibrante la acción y los tiempos muertos, con ritmos jazzísticos hipnóticos, acunando la intensidad adecuada en cada momento, recurso de altura, se suman extractos de música clásica de Ravel, Rachmaninoff, Mahler o Tchaikovski.

El diseño de producción de Kevin Thompson (“El legado de Bourne”) es brillante, rodada en el Teatro St. James en la calle 44 de Manhattan, hace muy verosímil los escenarios, espectacular el trabajo de edición, curro que toma aquí importancia infinita para hacer invisibles los cortes, … (Por falta de espacio sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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