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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama. Romance Michel es un carterista que no roba por necesidad como tampoco lo hace por vicio; no es cleptómano, roba para darse a sí mismo un valor, porque el robo es el medio de expresar sus sentimientos. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
172/21(16/06/20) Sobrevalorado este aclamado film de culto francés que despierta en mi sensaciones encontradas, pues sobre el papel este drama criminal dirigido y guionizado por Robert Bresson resulta una idea sugerente, un relato sobre un estoico y profesional carterista con ideas de superioridad moral que le dan patente de corso para hurtar a personas inocentes, muestra con brillantez como el protagonista va perfeccionando su técnica (exhibido cual coreografía sibarita en secuencias de primeros planos de las manos danzando sutilmente entre chaquetas y bolsos ajenos). Pero todo esto me es expuesto de modo gélido, con un protagonista expresivamente disecado (joven estudiante uruguayo que estudiaba económicas en Paris, Martin LaSalle, actor no profesional, y se nota. Elección debida a su físico, moldeables extremidades, cejas, mandíbulas que pueden tensarse), con diálogos pedantes, voz en off cargante, que intenta rellenar las emociones a empujones artificiosos, añádase un acoso policial al personaje central nada creíble contra un mindundi ratero. Me resulta una cinta con más ínfulas que poder de calado final, una mezcla suigeneris de dos novelas, una la de Dostoievski "Crimen y castigo" (1866), por lo de como el protagonista se siente un elegido, especie de súper hombre (Übermensch) de Nietzsche, que cual ser ‘privilegiado’ Raskolnikov que no tiene reparos morales en aprovecharse de seres inferiores y ordinarios, sumado a la del galo Albert Camus “El extranjero” (1942), por lo del nihilismo y misantropía del protagonista, pero todo esto en un nivel básico. Lo de la influencia de “Crimen y castigo” ya se había visto anteriormente en el film hitchcockiano “The rope” (1948), aquí con dos jóvenes estudiantes que han asesinado a un compañero por el placer de sentirse superiores, pero en “Pickpocket” se atienen a un sentido inferior del delito, simples sustracciones sin violencia de carteras, con lo que la simpatía con el protagonista puede ser más próxima, al poder entenderse como un cuasi-pícaro sin ánimo de confrontaciones, ni violencia alguna. Esta es una película en que se aborda (como en “Crimen y castigo”) la conciencia criminal, la culpa, la expiación, la redención, pero todo esto en un tono esquemático, cuasi-documental en su frialdad expositiva, donde solo la voz narrativa da sentido a lo que vemos, despojando por el camino al espectador (o sea yo) de la conexión emocional con el protagonista, dándome igual lo que le pase. La película fue influencia formativa sobre el trabajo de Paul Schrader, quien lo describió como "una obra maestra no mitigada" y "lo más perfecta posible", y cuyas películas “American Gigolo”, “Patty Hearst” y “Light Sleeper” incluyen finales similares a “Pickpocket”. Su guión de “Taxi Driver”, tiene similitudes, como la narración confesional y una mirada voyeurista en la sociedad.

Bresson da resumen y spoiler en el enunciado del inicio: “Esta no es una película de estilo policíaco. El autor trata de expresar a través de imágenes y de sonidos, la pesadilla de un joven empujado por su debilidad, en una aventura de robo para la cual no estaba hecho. Pero esta aventura, por caminos extraños, reunirá a dos almas, que sin ella, quizás nunca se hubieran conocido.”

Me resultan destacables sus asépticas actuaciones, meros autómatas robóticos que destilan la más absoluta nada expresiva, hablan como si estuvieran leyendo el cue, seres vacíos por dentro, sin vida interior, herméticos. Lo peor es que parece ser que Bresson era esto lo que quería, actores que transmitieran alma muerta. Michel encarnado por Martin LaSalle es el epítome de todo esto, un ser ataráxico, que no parece sentir ni padecer.

Bresson plantea que cual Raskolnikov, el protagonista Michel (Martin LaSalle), se dedica al latrocinio no por necesidad, si no por ser un ente (arrogante) sumo y esto le da licencia para rebelarse contra las clases comunes, él se cree por encima del bien y del mal en su mentalidad de Súper Hombre, facultado (por sí mismo) a surtirse de los mediocres, ello en para su satisfacción personal (cuasi-orgásmica, ello por la descripción de la voz en off, no por la expresividad) donde los actos delictivos solo son reafirmaciones de su altitud frente a lo mundano. Es el ejemplo de un narcisista que se deleita renegando de trabajos rutinarios pues son bajos para su henchida autoestima. A esta filosofía egocéntrica se le da pábulo en el diálogo (a los 10 minutos del inicio) que tiene Michel con el comisario (Jean Pélégri).

Pero esto que se extrae de este primer tramo, está sustentado en un tipo vulgar, que solo parece haber leído un libro de ‘autoayuda’ y con eso da rienda suelta a su adanismo social, no es ningún intelectual, ningún estudiante, ninguna persona profunda, es un mindundi que si en vez de haber leído ese libro, hubiera leído uno de bricolaje se habría dedicado a la carpintería. Todo esto me resulta muy vago, cimentado en un barrizal endeble que me resulta inverosímil tragar. Es un protagonista tan rígido y velado que nada sabemos de su pasado, no sabemos porque no quiere ver a su madre (que reclama lastimeramente la visite), no sabemos porque se me mete a carterista, de que ha vivido antes de ser un delincuente, no sabemos para qué quiere y en que gasta el dinero, no sabemos porque tiene un amigo leal (Jacques) al que no le hace caso, no se sabe por qué el comisario tiene esa relación paterno-filial con él, no sabemos que ve en el la inocente y bella Jeanne (Marika Green), en un momento dado escuchamos que Michel dice que se ha gastado el dinero en mujeres y juego cual hedonista, pero esto no se ha reflejado mínimamente durante el metraje, no corresponde con la personalidad huera de contenida vista. Todo parece evolucionar por imperativo del guión.

Tiene mérito el modo muestran aprendizaje y desarrollo en que Michel pule su técnica de ‘manos largas’, esto sobre todo en la primera media hora que se hace más amena en este sentido... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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