04/04(04/01/21) Sugerente serie de misterio, espías y ciencia ficción creada por Justin Marks (“El libro de la selva”) para el canal Starz, dos temporadas de 10 episodios cada una donde se exploran las realidades alternativas, las pequeñas decisiones que marcan nuestras vidas, o las malsanas envidias que llegan a ser nuestro deux machine. El director del primer episodio es Morten Tyldum (“The Imitation Game”) y marca el tono general sereno e intimista-introspectivo de la serie, con esa ambientación gélida propia de la guerra fría, fruto de la cinematografía de Martin Ruhe (“El americano”), en lo que parecen influencias a las novelas de John LeCarré, concretamente de “El espía que surgió del frío”, ello remarcado con que la acción transcurre en Berlín, y los flash-back arrancan en el Berlín del Este cuando aún estaba el muro de la capital alemana, aquí pasa a ser un túnel-frontera entre los dos universos, ello con lo inherente al género con espías, traidores, fría burocracia, asesinatos, complots, conspiraciones, dudas, lealtades flexibles, en un relato donde la moralidad es también moldeable. Formidables créditos iniciales donde predomina el juego ‘Othello’ con fichas blancas y negras que van cambiando de color, representando el núcleo de la serie, donde una misma persona puede ser de un color u otro desdoblándose.

La trama tiene como centro dos mundos paralelos, donde los giros y las sorpresas son constantes, y ello con un exquisito análisis psicológico de personajes en sus dualidades, y como las nimias decisiones nos marcan de por vida, en un drama con claros tintes existencialistas en el modo de tratar las relaciones y reflexiones de los protagonistas. Como problema se puede poner que puede resultar un poco confuso su nudo central, de hecho, la explicación que se da en un episodio 6 de la segunda temporada, resulta bastante superficial en sus vagos tecnicismos. Tampoco su ritmo resulta del todo fluido en muchas fases donde se aletarga, con algunas subtramas que se podrían haber anulado para dar mayor ritmo.

Lo bueno es potenciado por un notable elenco interpretativo encabezado por un estelar J.K. Simmons en doble rol que da vigor a cada personalidad de forma impresionante, sin necesidad de maquillaje o vestuario, con su expresividad sabemos siempre cuando es uno u otro; A su altura (que es mucho) está Olivia Williams en otro rol doble sensacional, como la esposa de Howard, pero cada una con sus matices, brillante como sutilmente desprende una gran química con J.K.; Está una gran Nazanin Boniadi como una ambigua esposa; Harry Lloyd como arrogante jefecillo que ve su hdeonsta mundo desmoronarse a su alrededor; Sara Serraiocco como Baldwin deja una grata impresión con su dual rol de violinista por un lado y por el otro una sicaria expeditiva, pero en un papel que tendrá chicha y termina diluyéndose; Christiane Paul como Mira, está notable sobre todo en su papel de sociópata resentida con uno de los lados una fría terrorista con un objetivo estajanovista; Y están dos actores clásicos veteranos que bordan sus roles, como es él pérfido Stephen Rea como el manipulador Alexander Pope, y James Cromwell como Yanek, el ‘creaor’ de los dos mundos, arrastra el sentimiento de culpa por ello, excelente su composición melancólica y taciturna.

Howard Silk (J.K. Simmons), oficinista amable y silencioso, ha trabajado para una agencia de las Naciones Unidas con sede en Berlín, la Oficina de Intercambio (OI), durante treinta años. Su posición es demasiado baja para le digan lo que realmente implica su trabajo —intercambiar mensajes aparentemente sin sentido—. La OI supervisa un puesto de control debajo de su sede entre las Tierras paralelas (los mundos "Alfa" y "Prime"). Las Tierras paralelas se crearon en 1987 durante un experimento de Alemania Oriental. Las relaciones entre los dos lados se rigen por códigos singulares, valga de ejemplo la forma de comunicarse entre los gerifaltes, mediante unos armatostes retro que deben tener un ‘traductor’.

Las dos ciudades paralelas son los dos Berlines, las dos iguales, pero con sutiles diferencias, un lado parece más avanzado tecnológicamente (ejemplo los smartphones), mientras el otro parece más anclado en el pasado con teléfonos antiguos. El motivo puede estar en una epidemia de gripe en 1996 asoló al lado más retrasado, que mermó la población e hizo que los esfuerzos en avances se pusieran en el apartado médico para erradicar la pandemia (suena esto a lo pasado en nuestros días? Pues es casualidad, pues esta serie es de 2017), sin embargo el lado menos avanzado tecnológicamente posee edificios mastodónticos nuevos que no tiene el otro, son germofóbicos, retraídos, más paranoicos con el otro lado.

La serie tiene escenas de acción buenas, algunas visualmente ingeniosas (ejemplo el tiroteo nocturno que se da dentro de un coche visto desde fuera por varios fogonazos). Pero lo que realmente incide es en el análisis de conducta de los personajes, en sus dilemas morales, en cómo nos comportamos ante diferentes desafíos, en cómo podemos evolucionar o incluso cambiar, como podemos manipular o ser manipulados a través del miedo. Ello en un ramillete de subtramas que pueden llegar a ser demasiadas, pero que en lo bueno resulta sugestiva, con giros inteligentes, con diálogos buenos en su poder reflexivo que puede provocar, con flash-backs que son sugerentes en como explican algunas cosas. Todo ello enrollándose de forma a veces complicada, pero que a medida que avanza sabe desliarse, para en su rush final ofrecer una conclusión satisfactoria sin caer en la condescendencia.

Me queda una serie entretenida y que te hace pensar, y con unas actuaciones fenomenales en varios casos. Fuerza y honor!!!