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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Terror. Fantástico La prematura muerte de su madre durante un parto, arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra. Desde ese día, la idea de vencer a la muerte será su obsesión y, por ello, decide estudiar medicina en Ingolstadt. Allí conoce al siniestro profesor Waldman, de quien se rumorea que pasó su juventud estudiando la posibilidad de crear un ser humano. Víctor no sólo se interesa por sus experimentos, sino que está ... [+]
4 de diciembre de 2017
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273/17821/11/17) El polifacético Keneth Branagh realiza y protagoniza una desequilibrada adaptación de la popular obra homónima de la escritora londinense Mary Wollstonecraft Shelley, también titulada “El moderno Prometeo (The Modern Prometheus), publicada en 1818, adjudicándose ser la más fiel recreación de la novela hecha en cine, no obstante también posee algunas alteraciones sobre el original. Francis Ford Coppola produjo a través de sus Studios Zoetrope, ello asentado sobre el éxito de su “Dracula de Bram Stoker” (1992), queriendo crear una saga de obras del terror gótico lo más fiel posible al material literario. Para Branagh fue su quinta película, y parecía sentirse el Amo del Universo, pues su ego y megalomanía narcisista puesta al servicio de su persona resulta arrollador, compone una extraña mezcla entre lo operístico y el frenetismo visual, cuasi-producto MTV por momentos, quiere imponer una teatralidad que le queda a veces bien, a veces rozando el ridículo. El director desarrolla una especie de carrera contrarreloj hacia no se sabe dónde, y en la que el protagonista siempre está a la carrera en una huida con meta en la nada, con una cámara nerviosa, y esto no le hace bien al relato, pierde lirismo entre tanto abuso artificioso. Pretende recrear un clásico del SXIX poniéndolo al día con recursos comerciales (discutibles) del SXXI, y esto le pierde, la calma le hubiera venido bastante bien para no sentirnos empujados y en algún momento atropellados. El romanticismo trágico y apasionado que mana del libro aquí es avasallado por el ímpetu del seguidor del Bardo de Avon, mucha furia y poca emoción. Posee grandes elementos que la hacen atractiva, empezando por un reparto exquisito (Branagh, Robert DeNiro, Helena Bonham Carter, Ian Holm, Tom Hulce, John Cleese,…), escenografía original, empezando por la sala de la “Creación” de Frankenstein, mucho más realista con la Revolución Industrial que la icónica de las versiones de James Whale de 1931 y 1935, y música fenomenal (aunque sobre-usada), asimismo hay escenas destilan romanticismo epicúreo. Aún queriendo ser destinada a un amplio público fue fracaso comercial, y la crítica general se cebó con Branagh, tachándole de pretencioso, teatral, vacío, etc. La reflexión sobre las consecuencias de querer jugar a ser Dios están ahí, sobre la arrogancia Humana, sobre nuestra responsabilidad ante nuestros “hijos”, nos gusten o no, sobre los límites de la ética científica, sobre la crueldad de la sociedad ante el “diferente”, pero le falta garra para se te clave. El guionista original Frank Darabont (“Cadena perpetua”) dijo "el mejor guión que he escrito y la peor película que haya visto… Si amas esa película, puedes arrojar todas tus rosas a los pies de Ken Branagh. Si lo odiabas, arroja tus lanzas allí también, porque esa era su película".

La cinta parte con el hándicap de la que parten los clásicos populares literarios, que todos sabemos lo que ocurre, por lo que el atractivo debe estar en el modo de rodar, en aprovechar lo que ha quedado en los márgenes en otras versiones, en exprimir elementos obviados en otras adaptaciones, el que se acerca estas revisiones está obligado a algo más que a hacer lo que han hecho los anteriores, aquí Branagh para dar ese patinado singular hace una mezcla de todo lo dicho, rueda de modo trepidante, cual thriller contrarreloj, inicia su historia de modo singular tirando del libro y del escenario del Ártico, el modo en que la criatura aprende a hablar, el tramo espectacular del linchamiento, la conversación profunda en la caverna de hielo entre Creador-Criatura, esto mezclándolo con recursos recogidos del clásico cinematográfico de la Universal de James Whale “La novia de Frankenstein”, pero otorgándole aún más dramatismo, asimismo Branagh sabe dotar de mayores elementos de dilema moral la relación Creador-Criatura, de Cómo la Criatura se siente marginado desde el mismo momento de su “nacimiento” y debe intentar sobrevivir en un mundo que le es hostil, reduciéndolo a la soledad, donde sueño será escapar de este aislamiento social, espetando la Criatura al Doctor "Me diste emociones. Pero no me dijiste cómo usarlas… Quién soy?" (fiel a la novela). Manteniendo Branagh en su relato esa turbadora dicotomía alegórica sobre quien es en realidad el Monstruo, si la Criatura lanzada al mundo de modo “experimental-maldito” o los humanos con sus prejuicios y violencia intrínseca.

Victor Frankenstein es reflejado como un tipo egocéntrico, arrogante, con ínfulas de querer jugar a ser Dios, tipo de naturaleza caprichosa e impulsiva, obsesivo, y Kenneth Branagh lo encarna de modo narcisista, petulante, de un histrionismo desbordado acorde con la nerviosa filmación, de un exhibicionismo turbador, con esa melena rizada rubia cuidada, con ese gusto por enseñar abdominales y músculos, por momentos parece salido de un posado de modelos, esto no sería problema si no fuera porque en su físico debiera demostrar su tormento mental, pero al contrario parece no afectado por lo que quiere emitir con sobreactuación; Su contraparte es la Criatura (Frankenstein no le puso nombre), ser maldito desde su aspecto y carácter atávico, , marginado, nacido para ser repudiado, lanzado al mundo de modo violento, odiado desde su “nacimiento” por su “padre”, debe ingeniárselas de modo autodidacta para sobrevivir al margen, macerando odio vengativo hacia su “creador” por abandonarlo al albor de la maldad innata de la sociedad. Robert DeNiro lo encarna baja una capa de maquillaje espesa (alejado de la versión de James Whale de 1931 y 1935, con una capa homenaje a Nosferatu), lo hace alejado de la encarnación robótica-zombi de Boris Karloff, ofreciendo mayor hondura psicológica (ejemplo el encuentro con el Doctor en la caverna de hielo), mayor mundo interior, mayor tormento, y a la vez mayor turbador vínculo indestructible con su “creador”, le otorga dimensión trágica, dejando traslucir toda una gama de emociones tras la capa de látex.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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