159/20(27/11/18) Secuela de la exitosa primera entrega de 2016 del superhéroe outsider de la Marvel Comics (a su vez un mutante marginal de los X-Men), creado en 1991 por el artista Rob Liefeld y el escritor argentino Fabian Nicieza, con la que se da uno de esos escasos casos en el mundo del cine donde la continuación es mejor que la primigenia, a mí el debut del lenguaraz héroe no me hizo especial gracia, aquí con diferente realizador, pasando el testigo de Tim Miller a David Leitch (en los créditos iniciales, "Uno de los dos tipos que mataron al perro de John Wick"), a partir de un guión de Rhett Reese y Paul Wernick (ambos creadores del divertido libreto de “Zombieland), con aportaciones acreditadas del protagonista Ryan Reynolds. Este es un film más divertido que el primero, más ingenioso, más socaron, más gamberro, con escenas de acción mejor trabajadas que la primera, con guiños más inteligentes, con una trama más coherente que la predecesora, con personajes más frescos y jocosos. El fuerte del film está en el tono irreverente y de parodia del género de superhéroes, en desmitificar, ridiculizar y pervertir todos sus conceptos “sacros” (clichés), en cómo se rompe la cuarta pared, en los desvergonzado y verberroico del protagonista, en la forma que se ríe de lo gore (esto durante los primeros diez minutos es una orgía tan sanguinolenta como delirante), con desmembramientos, descuartizamientos, mutilaciones, decapitaciones, vómitos, y todo tratado de modo chistoso, provocando en el espectador una sensación placentera. Por supuesto que el argumento es tan nimio como liviano (de hecho un plagio de “Terminator”, perdonable por sus nulas aspiraciones de trascendencia), al que le sobra el azúcar sentimentaloide referente a la relación de Deadpool con Vanessa (Morena Baccarin), donde todo se sienten triviales hilos para engarzar gags y secuencias de pirotecnia en la acción, hay algunos tramos con bajón, ejemplo es que tras el estupendo inicio hay un valle hasta que Deadpool comienza a reclutar los X-Force y vuelve a remontar, como también puede derivar en sensación de viñetas orgánicamente no cohesionadas, pero que desborda humor cercano al cartoon, un film destinado a amenizarte un rato y lo consigue. Ha sido la primera película en la historia del cine que recibe restricción de edad por la música presentada, se veía venir desde que Deadpool baila junto a Céline Dion en un increíble video musical. Canciones como Holy Shit Balls, Make The Whole World Our Bitch, Pity Dick y Courage Mother Fucker han contribuido a que “Deadpool 2” reciba un aviso parental por su banda sonora. La secuela recaudó más de 780 millones de dólares en todo el mundo con solo US$58 millones de presupuesto, convirtiéndose en la película de clasificación R más taquillera en la historia del cine, sobrepasando así a Matrix Recargado (2003) que había recaudado 742 millones de dólares. Durante la filmación, la actriz Joi "SJ" Harris murió en un accidente de motocicleta durante la filmación cerca de la Shaw Tower en Vancouver, la película está dedicada a su memoria. Ah, e imprescindible mantenerse a las escenas entre-créditos finales para disfrutar de un colofón epílogo chispeante.

El inicio tiene quince minutos arrolladores de ritmo y humor bufonesco, formidable carta de inicio en el que por si alguien nos e había dado cuenta nada será tomado en serio. Con una presentación de relato y protagonista formidable. Deadpool 2 es un soplo de aire fresco, empezando por que no es la típica historia del súper-héroe tratando de salvar al mundo de un v illano psicópata, es algo más minimalista en sus objetivos. La cinta además hace chanzas de todos los tópicos del sub género, donde la imagen de educados, nobles y buenistas súper-héroes mil veces vistos se les da la vuelta cual calcetín, pues este Deadpool es una máquina de lo políticamente incorrecto, soez, drogadicto, malhablado, fumador, falible, sanguinario, incluso en esta entrega se une a la entrega ambiguo tipo, Cable (notable Josh Brolin) es un macho Alpha homófobo. Las escenas de acción son un despliegue de imaginación puesta al servicio de la trivialización de la violencia (haciendo chanzas de mutilaciones, descuartizamientos, y por su puesto de las muertes), buscando la sonrisa con exhibición de secuencias propias de los videojuegos, lo cual no molesta pues la intensidad dramática o realismo no son sus objetivos.

En el apartado de la acción el film despliega ingenio y coreografías fenomenales, destacando el juego Rube Goldberg del tramo en que el menguado X-Force va a intentar tomas el convoy con los presos mutantes, donde Domino despliega con su “poder” un alambique de encadenados de catástrofes delirantes, con una dirección de segunda unidad de Darrin Prescott (“Drive” o ”John Wick”) creando momentos muy imaginativos, surtidos por unos muy bien ensamblados efectos especiales coordinados por Mike Vézina (X-Men 2” o “2012”), ayudado por unas coreografías fantasiosas creadas por el coordinador de especialistas Jonathan Eusebio (“El ultimátum de Bourne” o “John Wick”); Todo con un sentido jubiloso y humorístico, sabiendo mirarse el ombligo los guionistas y reírse de sí mismos, haciendo chistes Deadpool a cámara sobre los clichés manejados por el guión, o como hace guiños fachosos a la cultura pop, la cabecera de créditos, las canciones que oímos, Ryan Reynolds a través de su alter ego haciendo bromas sobre su nacionalidad canadiense, los sexuales no faltan (“Eres un payaso vestido de juguete sexual” le dicen a Deadpool), los gore de carácter cuasi de Looney-Tune (como cuando a Deadpool le faltan las piernas y lo vemos como le crecen), o las propias auto-referenciales al Universo X-Men, como cuando Deadpool a Cable le cambia el nombre por Thanos (personaje que encarna en la saga X-Men), por supuesto que no todos están a la altura (todos los referentes al estereotipo del taxista hindú cansan), existen momentos entre lo pasado de vueltas y lo inane.