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Voto de TOM REGAN:
8
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12.424
Intriga
Abatidos por la muerte de su esposa y madre, Michael y su hijo Grant entablan una gran amistad con sus nuevos vecinos, los Lang. Pero, a medida que pasa el tiempo, ciertas circunstancias hacen que Michael empiece a sospechar que sus nuevos amigos no son quienes dicen ser, que esconden algo turbio e incluso llegará a pensar que pueden estar relacionados con la muerte de su esposa en un atentado terrorista. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
338/08(10/10/20) Film tan atractivo como infravalorado dirigido con ritmo trepidante por Mark Pellington, desarrollando un relato cautivador sobre la paranoia, sobre la necesidad de encontrar chivos expiatorios para sentirnos mejor ante tragedias, sobre como el dolor puede trastornarnos. Ello con un guion muy ingenioso del primerizo en la materia Ehren Kruger (ganó el premio Nicholl Fellowship de AMPAS en 1996), teniendo de protagonistas a los estupendos Jeff Bridges y Tim Robbins, cuenta la historia de un profesor viudo de la Universidad George Washington que sospecha que sus nuevos vecinos están involucrados en el terrorismo y se obsesiona con frustrar su plan terrorista, inspirándose para ello en gran medida en la cultura paranoica de la década de 1990 sobre el movimiento milicias de ultraderecha, Ruby Ridge, el asedio de Waco y el atentado de Oklahoma City. Creando una historia atractiva con influencias hitchcockianas (como no ver el paralelismo con “La ventana indiscreta” o “El hombre que sabía demasiado”), derivando en un thriller de suspense inteligente, con giros sorprendentes, con quiebros impactantes, hasta derivar en un final emparejado a esos famosos de por ejemplo “El sexto sentido”, “Sospechosos habituales” o “El club de la lucha”, por supuesto que analizándolo fríamente puede tener lagunas, pero es que las mencionadas también las tienen, por lo que no entiendo la inquina de mucho con esta más que interesante propuesta sugestiva. Ello adornado con una ambientación opresiva en un increscendo dramático absorbente para desembocar en un rush final absorbente, coronado por el atronador clímax que te deja con el culo torcido.
Tiene un arranque sugerente, primero con unos créditos iniciales que inducen al temor, al miedo, al estado de ánimo acongojante. Tras lo que asistimos a ver a un niño, Brady (Mason Gamble), deambular por el centro de una calle de un barrio suburbano, con el brazo ensangrentado, aparece Michael Faraday (Jeff Bridges) en su auto, lo ve y lo recoge impactado, lo echa en su auto y corre al hospital, llamando a urgencias para se preparen, ello en un rally desesperado, una vez en la clínica nos enteramos de que no sabe quién es el chico. Aparecen los padres, los Lang, Oliver y Cheryl (Tim Robbins y Joan Cusack), y le dan las gracias, comenzando con esto una amistad vecinal, pues estos viven en frente del viudo Faraday, que tiene además un hijo de la edad del de los Lang, Grant (Spencer Treat Clark).
Pero tras algún elemento discordante Michael comienza a sospechar de sus convecinos, los secretos, las medias verdades, desplegando una paranoia que su novia Brooke Wolfe (Hope Davis) asocia a la muerte en trágicas circunstancias de su esposa. Se teje un fenomenal juego del gato y el ratón, donde las dudas son constantes, donde entra a colación si una persona puede cambiar, todo esto con recursos muy bien manejados mediante las miradas, los gestos, las falsas apariencias, donde los fantasmas pueden o no ser reales, con mucho suspense, golpes de efecto incisivos, y con tramo final arrollador. Todo esto punteado por las clases que Michael da sobre terrorismo con sus estudios en Historia Estadounidense/Terrorismo, comentando casos reales, y de cómo la gente reclama culpables rápidamente para sentirse seguros, y muchas veces en esto puede no ser la verdad lo que se haya, si nos implemente un ‘placebo’, y con esto atracando a tantos ‘lobos solitarios’ que a lo largo de la historia han servido para explicar grandes atentados.
Jeff Bridges está sensacional como el confuso y a la vez paranoico Michael Faraday, transmite con vigor su inquietud, ello con un lenguaje gestual y de expresividad tremendo; Tim Robbins encarna con tremenda sutilidad a Oliver Lang, sabe modular cada gesto, cada mirada para provocar ambigüedad, excelente en su complejo rol.
Tiene importancia dramática la cinematografía de Bobby Bukowski (“El mensajero” o “Phoebe en el país de las maravillas”) en el modo de fijarse en los detalles, y proyectar las emocioens de los protagonistas, así como esto enlazado a la ágil edición de Conrad Buff IV (“Terminator 2” o “Titanic”), que sabe mantenerte en tenesión todo el tiempo; Y todo esto adornado por la banda sonora del maestro neoyorkino Angelo Badalamenti (“Terciopelo azul” o “Largo domingo de noviazgo”). Creando entre todos estos elementos un clima de zozobra que te cala.
Tiene un arranque sugerente, primero con unos créditos iniciales que inducen al temor, al miedo, al estado de ánimo acongojante. Tras lo que asistimos a ver a un niño, Brady (Mason Gamble), deambular por el centro de una calle de un barrio suburbano, con el brazo ensangrentado, aparece Michael Faraday (Jeff Bridges) en su auto, lo ve y lo recoge impactado, lo echa en su auto y corre al hospital, llamando a urgencias para se preparen, ello en un rally desesperado, una vez en la clínica nos enteramos de que no sabe quién es el chico. Aparecen los padres, los Lang, Oliver y Cheryl (Tim Robbins y Joan Cusack), y le dan las gracias, comenzando con esto una amistad vecinal, pues estos viven en frente del viudo Faraday, que tiene además un hijo de la edad del de los Lang, Grant (Spencer Treat Clark).
Pero tras algún elemento discordante Michael comienza a sospechar de sus convecinos, los secretos, las medias verdades, desplegando una paranoia que su novia Brooke Wolfe (Hope Davis) asocia a la muerte en trágicas circunstancias de su esposa. Se teje un fenomenal juego del gato y el ratón, donde las dudas son constantes, donde entra a colación si una persona puede cambiar, todo esto con recursos muy bien manejados mediante las miradas, los gestos, las falsas apariencias, donde los fantasmas pueden o no ser reales, con mucho suspense, golpes de efecto incisivos, y con tramo final arrollador. Todo esto punteado por las clases que Michael da sobre terrorismo con sus estudios en Historia Estadounidense/Terrorismo, comentando casos reales, y de cómo la gente reclama culpables rápidamente para sentirse seguros, y muchas veces en esto puede no ser la verdad lo que se haya, si nos implemente un ‘placebo’, y con esto atracando a tantos ‘lobos solitarios’ que a lo largo de la historia han servido para explicar grandes atentados.
Jeff Bridges está sensacional como el confuso y a la vez paranoico Michael Faraday, transmite con vigor su inquietud, ello con un lenguaje gestual y de expresividad tremendo; Tim Robbins encarna con tremenda sutilidad a Oliver Lang, sabe modular cada gesto, cada mirada para provocar ambigüedad, excelente en su complejo rol.
Tiene importancia dramática la cinematografía de Bobby Bukowski (“El mensajero” o “Phoebe en el país de las maravillas”) en el modo de fijarse en los detalles, y proyectar las emocioens de los protagonistas, así como esto enlazado a la ágil edición de Conrad Buff IV (“Terminator 2” o “Titanic”), que sabe mantenerte en tenesión todo el tiempo; Y todo esto adornado por la banda sonora del maestro neoyorkino Angelo Badalamenti (“Terciopelo azul” o “Largo domingo de noviazgo”). Creando entre todos estos elementos un clima de zozobra que te cala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al final nos damos cuenta de que Michael Faraday fue un peón manejado por un grupo terrorista. Lo enredaron en una telaraña donde fue embaucado por sus propios miedos y dudas, para convertirse en el chivo expiatorio perfecto. Creyéndose Michael que iba por delante de Oliver y su grupo, en realidad siempre fue una marioneta de sus terroristas intereses, con lo que al final cuando explota la bomba del coche que él mismo ha llevado al parking del FBI todos nos sorprendemos con él; Que es un plan cogido por los pelos es notorio, también lo era el de “El golpe”, pero a mi casi todo me cuadra. LO único que siento un tanto chirriante es la forma tan sencilla que tiene Michael de pasar al parking del FBI, pues si resulta que es el terrorista verdadero y suicida podría haberlo hecho sin más.
El personaje de Jeff Bridges recibió su nombre de un científico real, Michael Faraday. La calle en que se filmó la película fue nombrada en su honor.
Me queda una notable cinta, muy entretenida, muy infravalorada. Fuerza y honor!!!
El personaje de Jeff Bridges recibió su nombre de un científico real, Michael Faraday. La calle en que se filmó la película fue nombrada en su honor.
Me queda una notable cinta, muy entretenida, muy infravalorada. Fuerza y honor!!!