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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Ciencia ficción. Thriller El Superviviente vive aislado, protegiendo su granja de la banda de enmascarados que acechan la zona. La llegada de Kathryn y su hija Milja altera la precaria estabilidad del hombre, forzando una difícil convivencia. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
68/09(15/04/16) Aburrida propuesta de distopía minimalista del debutante en la dirección el norirlandés Stephen Fingleton, que también guioniza. Clásico film de los que contado proyecta unas expectativas que su metraje no cubre, se supone cine de aventuras mezclado con el thriller post-apocalíptico, y esto que suele ser sinónimo de entretenimiento queda anulado por su frío y pesado desarrollo. Su arranque ya te hace caer en el tedio minutos y minutos en que nada pasa, seguimos a un tipo anodino en sus anodinos días, hasta que llegan las dos mujeres y el comportamiento de unos y otros resulta confuso, discurren su relación de modo tan extraño y gélido que nunca conectas y empatizas con los personajes, termina dándote igual lo que les pase. Para tengas algo que contar cuando acabe la cinta te meten unos cuantos momentos escabrosos (una masturbación masculina o un aborto con un alambre al rojo vivo), desnudos a doquier, de la bella joven, de un políticamente incorrecto frontal de él, o de la mujer mayor, pero entre medias sientes la sensación de estar en una fiesta que no has sido invitado y que nadie te habla, y en la que no conoces a nadie. Los personajes hablan poquísimo, todo me queda artificioso, forzado, no entiendo si tienen escasez de comida por qué no salen del lugar en que están metidos, parece “El Ángel Exterminador” de Buñuel, como si no pudieran salir del sitio, saben que hay gente fuera rondándoles y continúan allí, nada se entiende, y es que creo el director se cree más listo que lo que es, confunde profundidad existencial con simple vacío de ideas. Lo mejor es el trío actoral, muy bueno, ellos sostienen la vacuidad de la película, los tres destilan personalidad, carácter, fragilidad, emiten sentimientos, lástima que estén al servicio de un producto muy bebido de sí mismo.

Se supone que ha habido un apocalipsis en la Tierra, de él nada se nos dice, se nos muestran unas imágenes al principio que dan idea de ello, de que los recursos alimenticios se han agotado. Nos situamos en medio de un bosque, allí una cabaña alberga a un solitario tipo, (Martin McCann), del que nunca sabremos su nombre, sobrevive en escasez de medios cultivando semillas en un pequeño huerto. Un día se acercan a la cabaña una madre Kathryn (Olwen Fouere) y su joven hija, Milja (Mia Goth), están hambrientas y ante las reticencias a darles de comer la madre ofrece sexo con su hija.

El realizador en su presuntuosidad nos habla de la desconfianza, del amor, de la lealtad, del instinto de supervivencia, de la deshumanización en condiciones extremas, del miedo a perder lo que tienes, de la esperanza, pero lo hace de modo forzado, el realizador confunde la hondura dramática con el ritmo parsimonioso, se estanca y avanza de modo plomizo. El guionista y director debería haber alimentado mejor la historia para no sintamos algo artificioso el que ante la escasez de de comida no salgan al mundo exterior en busca de más gente con la que juntarse y hacer comunidad, se quedan allí de modo incompresible, creando de modo artero tensión y sensación de claustrofobia chirriante.

Por lo menos los actores brillan con esmero, con un gran soberbio Martin McCann, todo un descubrimiento en su estoicismo y contención, sabiendo emitir mundo interior, frustración, ilusión, ello con sutilidad y una vibrante mirada. Mia Goth deja una grata impresión con su ambiguo rol, una turbadora actuación con un buen arco de desarrollo y con picos dramáticos inquietantes (el autoaborto), dejando traslucir toda una gama de emociones. Olwen Fouere se exhibe en un papel que exhala carisma, porte, carácter, dureza, soberbia interpretación, protagonizando para mí el mejor momento del film (spoiler).

La puesta en escena resulta un buen arma para el film, emitiendo claustrofobia ambiental, con un estimable diseño de producción de Dick Lunn (“Hot fuzz” o “Four Lions”), rodándose en un bosque de Irlanda del Norte, con la notable fotografía de Damien Elliott, íntegramente con luz natural, crea sensación de opresión y asfixia ambiental, exprimiendo la belleza verde fulgurante del entorno, en contraste con los tristes personajes, con bonitas secuencias donde la luz del sol se cuela entre medio de las hojas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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