117/18(28/05/12) Interesante tercera dirección de Clint Eastwood que además fue el primero en que no apareció, es un giro rotundo al cine que nos tenía acostumbrados, pasó del cine de acción, del oeste, del thriller al género romántico y el resultado fue un rotundo fracaso, 24 años más tarde, con muchas tablas volvió a retomarlo con más éxito en `Los Puentes de Madison’. Relata un amor otoñal entre dos dispares personas, una joven hippy, Breeezy (buena Kay Lenz), sin techo, un espíritu libre que se va alojando en casas de amigos o amantes, una bohemia que vaga con su guitarra, un buen día por azar conoce a Frank Harmon (buen William Holden), un maduro tipo de clase alta, un cínico divorciado que trabaja en una inmobiliaria, entre los dos un mundo de diferencias, pero poco a poco surge entre ellos el amor. La cinta es un agradable relato que se desarrolla linealmente sin sobresaltos, todo muy previsible, una cinta deudora de su tiempo, donde la contracultura hippy crecía, donde el amor libre campaba a sus anchas. Los protagonistas demuestran una gran química, Holden demuestra una solvencia y carisma fascinantes y Lenz transmite una candidez, ternura y encanto que enamoran, y entre los dos brotan chispas de amor que supera las barreras tanto sociales como de edad. ES un film con un buen ritmo, una puesta en escena sobria muy de los setenta, donde la historia de amor nos llega sin alardes, sin caer en sensiblerías, adornado el metraje con la bonita música de Michel Legrand (‘El caso Thomas Crown’ o ‘Los paraguas de Cherburgo’). Como anécdota, en una escena la pareja va al cine y se ve un cartel de ‘Infierno de cobardes’ del propio realizador, un gracioso guiño cinéfilo. Una recomendable obra que nos sirve como esbozo de los comienzos en la realización de uno de los grandes directores. Fuerza y honor!!!