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España España · VALLADOLID
Voto de EDUARDO:
6
Romance. Drama Desde que se conocieron en 1912, Jules (Oskar Werner) y Jim (Henri Serre) se hicieron amigos tan inseparables que se enamoraron de la misma mujer (Jeanne Moreau). Uno de ellos se casa con ella. Obra muy representativa del cine francés de los sesenta, que constituye un canto al amor y la pasión. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2007
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha resultado difícil entender el sentido del humor de Truffaut, y en esta película por excelencia. Por que quiero creer que la película está planteada como una comedia, aunque le falten ciertos toques de autocrítica, que nos hacen dudar por momentos y creer que el director se olvida del planteamiento lúdico, y piensa de alguna manera que el amor y la vida sentimental de las parejas son eso que narra. Este es el problema con Truffaut nunca se sabe si bromea o va en serio.
La narración hablada va por delante de la imagen, y el poder evocador del cine sin palabras, cede ante un narrador racional e inafectivo en su tono pero incómodamente veloz y nervioso con la historia que cuenta. En esta película Truffaut no es por desgracia un observador desapegado y a pesar de fingir indiferencia a través de la entonación objetiva de la voz en of y los detalles de humor, el ritmo trasluce irascibilidad respecto al tema, temor y falta de control (compárese con la fuerza y la seguridad del arrollador ritmo de Buñuel en El ángel exterminador)
La película está rodada con primor, con calidad, con gran mérito por parte del director y los actores, eso es indudable, pero la intelectualización de un tema totalmente emocional resulta ridícula, patética, inverosímil y una vez mas el cine francés cae en las redes del racionalismo para tratar temas imposibles de explicar con la razón. A medida que la película se va desarrollando va siendo más y más retorcida, imposible y ridícula. Puede que haya una crítica al carácter francés en este film, pero no se puede evitar dejar de ver la personalidad retorcida que debía de ser Truffaut y su emborronada relación con lo sentimental-femenino, que a juzgar por películas muy posteriores (La mujer de al lado 1981) no llegó a resolverse nunca.
EDUARDO
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