El director de esta obra nos presenta una fantástica animación dibujada a mano, los fondos y entornos parecen pinturas excelentemente dibujadas y retrata una era difícil para los civiles de Japón en tiempos de la segunda guerra mundial. El director Sunao Katabuchi junto a su esposa escribieron el guión, la producción de la película duro mas de tres años y según ellos pasaron 6 años investigando la historia de Hiroshima, recolectando más de 3.000 fotografías para ayudar a que la representación de la ciudad sea más auténtica, este es un claro ejemplo de tener un amor por su trabajo. El resultado fue una película con un estilo artístico y una narrativa donde no se centra en las máquinas de guerras, sino en las personas inocentes que soportaron la peor parte de lo que desató su gobierno.

La historia narra las pruebas y problemas diarios de vivir en Japón en tiempos de guerra, através de la perspectiva de su protagonista que se va desarrollando por varios años. Aunque unas de sus temáticas de mayor impacto son los conflictos bélicos y la vida diaria de tener que racionar los alimentos. Los personajes son complejos y simpáticos, desarrollan muy bien sus motivaciones y experiencias, mayormente a la protagonista Suzu, una chica con un gran amor hacia el dibujo, alegre y carismática, aunque con momentos fuertes y tristes en las escenas más serias de la película.

La película es conmovedora, artística y maneja el tema con un nivel apropiado de sensibilidad y de manera realista, aunque no es para todo tipo de personas, mucho menos para niños por la seriedad de su narrativa y por algunas escenas fuertes. Pero lo mejor es su historia es su concepto, refleja que siempre hay víctimas en ambos bandos y quiénes los que más sufren son las mismas personas. Otro momento magistral es cuando Suzu imagina unas explosiones como una pintura abstracta colorida, la única manera en que puede procesar lo que está sucediendo.