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Voto de Alvaro Zamora Cubillo:
2
Aventuras. Drama Judah Ben-Hur (Jack Huston) es un príncipe falsamente acusado de traición por su hermano adoptivo Messala (Toby Kebbell), un oficial del ejército romano. Desposeído de su título y separado de su familia y de la mujer que ama (Nazanin Boniadi), Judah es condenado a la esclavitud en las galeras. Después de varios años, Judah regresa a su tierra natal en busca de venganza, pero encontrará su propia redención. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Ben-Hur” (2016) de Timur Bekmambetov con Jack Huston, Toby Kebbell, Morgan Freeman, Rodrigo Santoro, Nazanin Boniadi, Pilou Asbæk, Pedro Pascal, Olivia Cooke, entre otros. Nueva versión de la película de 1959 del mismo nombre; que era en sí, un remake de “Ben-Hur: A Tale Of The Christ” (1925), basada en la novela homónima de 1880, escrita por El General Lewis “Lew” Wallace. ¿A estas alturas habrá alguien que desconozca la historia de Ben-Hur? Evidentemente, la intención de este remake, es aprovechar las herramientas tecnológicas para servir de motivación/reflexión ante temas actuales, y acercar la historia a las nuevas generaciones de una manera diferente, “más digerible”, es decir, más corta en duración; con otro lenguaje cinematográfico, y sobre todo, con otro tono y otro punto de vista. Pero cuanto mayor sea el nombre de la película original, mayor puede llegar a ser el desastre; y “Ben-Hur” (2016) cumple con esa premisa. De las actuaciones: Jack Huston como Judah Ben-Hur, como protagonista absoluto, resultó muy poco carismático, y nunca consiguió apropiarse del papel que pertenecerá para siempre a Charlton Heston; Morgan Freeman como Sheik Ilderim, es el actor de corrección política hollywoodense, el negro y rasta del filme, como al igualmente oscarizado Hugh Griffith, no logra levantar cabeza en su carrera; Toby Kebbell como Messala… NUNCA fue el villano, más bien es un personaje perdido por un pasado más grande que él, y acá pierde todo el “sex appeal”, lo homoerótico, y el carisma del personaje; Nazanin Boniadi como Esther, es más un florero que protagónico, una modelo para mostrar algún producto; mientras el modelo Rodrigo Santoro como Jesús, si es creíble en su papel, al mismo tiempo que la corta aparición de Pilou Asbæk como Poncio Pilatos, ambos logran acaparar muy bien el tiempo que tienen en pantalla. Los demás secundarios son solo eso, actores de una planilla que simplemente tienen que estar, imposible pensarlo con los personajes de Miriam y Tirsa, que son los que mueven la necesidad de venganza de Ben-Hur, quedaron reducidas a un simple cameo.
Eso sí, “Ben-Hur” (2016) es disfrutable en solo 2 escenas: La Batalla Naval, y La Carrera de Cuadrigas por razones obvias, con alguna mejora con respecto a las anteriores por los avances técnicos; sin embargo, el resto de la historia, además que los hechos se suceden demasiado rápido, todo queda a ya sabido; excepto el gran cambio del final que la hace menos realista: Un absurdo intercambio de venganza por perdón, apelando a la paz y al amor… aun con ese detalle, el realizador no logró captar el sutil rango emocional desde el inicio, y todo cae abruptamente. De la producción, decir que los FX son buenos, lo que se espera para la época en que es realizada, pero mantiene problemas de continuidad, así como el registro del paso de los años es muy pobre, el vestuario totalmente fuera de contexto, basta ver las zapatillas con hebillas que usa Ben-Hur, el uso jeans, botas y trajes de cuero demasiado actuales, o Esther usando pantalones en esa época… Si bien “Ben-Hur” (2016) no está para dar clases de historia, tampoco resulta épica, el mensaje bíblico está aniquilado, y me resultó falta de emoción, no conmueve ni la historia ni los actores, aún con las 2 escenas en mente, no queda como un recuerdo imperecedero tras el visionado, ni tan siquiera la banda sonora, que cuenta con un tema final espantoso. Y es que la situación actual en Hollywood es de verdad preocupante, es evidente que ha tocado fondo, porque meterse directamente con una Obra Maestra del Cine Clásico Universal, y literalmente hacerla mierda, eso sí es ÉPICO; solo el hecho de ponerle el mismo título a esta basura ya es un insulto, y se ha reflejado en la taquilla, con una pobrísima recaudación con $22.1 millones de $100 millones de presupuesto; siendo simplemente, otro símbolo del conservadurismo moderno, y muestra de la carencia de guiones/imaginación del cine taquillero, que no pretende tener eco en la eternidad, pero está realizada con el mismo propósito que El Imperio Romano tenía:
Entretener al público aborregado e ignorante.
Nos queda la acción del Alcalde de Roma, Ignazio Marino al prohibir el rodaje de esta producción en La Arena del Circus Maximus en Roma:
“El objetivo de la administración de la ciudad, no es aumentar los ingresos a cambio del uso del espacio público; sino devolver a Roma el papel de ser un gran lugar en nuestra historia, y nuestra tradición”
AMÉN.
NO RECOMENDADA.
JAMÁS podría tener una nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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