Grace (Julia Roberts) y su marido Eddie (Dennis Quaid) son la imagen de la felicidad. Son jóvenes, guapos, se conocen desde siempre, han nacido en la misma ciudad sureña, son conservadores, tienen una hija preciosa, ambos vienen de familias de buena posición económica, tienen una bonita casa, y son queridos y respetados en su comunidad. En otras palabras son el sueño americano.
Pero un día por pura casualidad Grace descubre que Eddie le está siendo infiel. Que todo el mundo lo sabía menos ella y se rompe su cuento de hadas.

Hacía cinco años que Julia Roberts había protagonizado “Pretty Woman” y estaba en su reinado en la comedia romántica, así que yo esperaba un poco más.

En un principio me pareció interesante el planteamiento de la película y la primera reacción de la protagonista, pero este interés pronto se tornó para mí en decepción al ver los derroteros por los que iba pasando la película. El final me pareció bastante decepcionante.

La verdad es que cuenta con un buen reparto encabezado como ya he dicho por Julia Roberts y Dennis Quaid, por esa época también habitual de las comedias románticas y si entre ellos hay química he de admitirlo.
Entre los secundarios están Robert Duvall y Gena Rowlands, los padres de Grace (Julia Roberts) el modelo que su hija tenia de un matrimonio perfecto y que ella también aspiraba a seguir.

Kyra Sedgwick, la actriz que años más tarde se convertiría en la subjefa de policía Brenda Johnson de la serie “The Closer”, aquí es la hermana de Grace su mayor aliada cuando ella le cuenta lo ocurrido con su marido.

En general están todos bien, pasables aceptables pero sin ser interpretaciones notables.

La película tampoco tiene como tema único la relación del joven matrimonio hay otras tramas como la del matrimonio de los padres, el ir haciéndose mayor, los problemas con los hijos aunque estos ya sean maduritos o hayan volado del nido.

Aunque a mí la verdad,ni aun con todo ello, debo confesar que en el fondo me pareció más una película para televisión de esas que ponen las cadenas en la sobremesa que una película de cine.
Sin desmerecer a las películas para televisión que conste, que hay de todo, pero es que me pareció demasiado convencional por así decirlo.