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España España · Barcelona
Voto de Redelbe:
3
Ciencia ficción. Romance. Drama En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta ya van unas cuantas las películas perpetradas por cineastas hipsters que parten de la idea pétrea de que los humanos estamos perdiendo, valga la redundancia, humanidad.

Desde la torre de marfil en la que habitan estos directores-estetas de videoclips y anuncios (valga otra redundancia), su vida parece carecer de todo sentido. Les acompaña el silencio y la luz que emiten sus caros chismes electrónicos de última generación. Miran a la ciudad desde la colina y piensan y suspiran: 'Ay, el mundo ya no es lo que era...', a lo que le sigue la única conclusión posible ante tal esquema: 'debo contribuir con mi arte a reflexionar sobre ello'. Y se ponen manos a la obra.

El temor a la tecnología es algo tan primario como superado por cualquiera que estudie. Esos obreros ludistas que culpaban a la máquina de vapor y las destrozaban tenian una visión simple pero realista de la vida. 150 años después, estos trabajadores estetas que usan la última tecnología para crear mundos artificiosos, no atinan. Ni el mundo se está deshumanizando, ni se acaba, ni hemos dejado de querernos. Gente sola siempre ha habido y siempre la habrá. Nadie está libre de ese peligro.

Y si lo que pretende -al darse cuenta de no tener un tema sólido de verdad pero, 'joder, ¡qué buena era la idea! ¡No puedo dejarla!'- es explicar de forma original un romance común, pues vaya. No hay por donde cogerla. Es un envoltorio eficazmente ejecutado, incluso con brillo estético, pero hueco. Qué curioso que siempre acaben cometiendo el mismo error los que se creen cineastas intelectuales supermodernos. Dominan la estética y les jode no saber explicar nada con ella. Por eso todo es diálogo, filosofía new age y mucha, mucha superficialidad. Si quieren aprender a usar el binomio estética-ética que miren 'Ran', 'Lawrence de Arabia', 'La lista de Schindler', 'Tiempos Modernos', 'Sin Perdón', 'El séptimo continente' o cualquiera de los centenares de películas hechas por sabios que hacen y callan.

'Her' es una tontería como la copa de un pino para adictos al Primavera Sound.
Redelbe
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