Película que podría inscribirse en la corriente estilística del surrealismo.

Empezando con una premisa que apunta a series televisivas como 'The twilight zone', al cabo de media hora nos encontramos visionando una especie de 'Inteligencia artificial' de tres al cuarto. Hacia los sesenta minutos la cosa gira hacia un híbrido imposible entre 'Juegos de guerra' y 'E.T.', para acabar a saco como una autoparodia risible y un no va más que parece reivindicar la filosofía de McGyver guionizada por los autores de 'Agárralo como puedas'. La presencia del genial cómico Michael McKean (Spinal Tap, Cluedo) en el papel dramático del padre de Daryl padre solo enfatiza la sensación de producto con ganas de diversión.

Seguro que nació con la idea de emular a Spielberg y sus éxitos, pero acabó siendo un non-sense delirante, muy disfrutable; un producto esencial de los 80, una década rara de cojones.