Me acerqué a esta película para ver una historia sobre parejas, y me encontré una historia sobre la construcción de la sociedad, una historia sobre modelos de convivencia, en los que no existe la perfección, pero que te obliga a elegir, a tomar partido por tu propia opción de vida. Luego ya encuentras tu encaje o, en caso contrario, salta tu existencia por los aires. También es posible que te conviertas en un rebelde, tanto en un modelo social como en el otro. En el fondo todos tenemos esa querencia por la sumisión que nos facilite la vida diaria y, al mismo tiempo, ese punto de discrepancia con las imposiciones que nos invitan a salirnos del camino trazado por la élite gobernante. Ni siquiera nos conformamos con los modelos democráticos en los que nos llaman a expresar nuestro parecer periódicamente para luego mantenernos alejados de las decisiones que afectan al común de la sociedad.
La película tiene tintes cómicos, pero más tintes trágicos y dolorosos cuando los personajes perciben que no pueden cambiar el entorno que les rodea. Estos sentimientos fluyen fácilmente al espectador que los vive como propios. Película ciertamente diferente.