Descubrí a Kar Wai con su obra cumbre, In the Mood for Love, y casi a la vez con 2046, y claro ante tamaña demostración de talento y sensibilidad se imponía revisar su obra. El resto de lo que he visto hasta ahora es muy meritorio, pero alcanzar el nivel de las otras está rozando lo imposible. Días Salvajes es la primera de esa magnifica trilogía que forma con las otras dos ya mencionadas y es una película donde ya se apunta con meridiana claridad lo que después llega a hacer este cineasta.
Descarnada, sin concesiones a la lagrima fácil ni a la galería, desde el primer plano señala hacia donde se dirige y se dirige sin duda al corazón, el desasosiego y la ansiedad están reflejados en la cara del protagonista, pero da la impresión de que le salga del alma, la metáfora del pájaro que solo puede volar y nunca puede posarse porque simplemente no tiene patas es clavada, si se pone en el suelo nunca más podrá levantarse. Yuddy va de un sitio para otro, no encuentra lo que busca en ninguna parte, quizás no sabe ni lo que busca, no hay paz ni sosiego para él y a su paso va arrastrando a otros seres a la desdicha y al sufrimiento. Camina a pasos agigantados hacia su propia destrucción y parece no importarle lo que se lleve por delante.
Todos necesitamos un lugar en el que posicionarnos, un lugar nuestro donde podamos sentirnos cómodos, si ese lugar no lo encontramos en el sitio en el que estamos, es evidente que tenemos que ir a otra parte a buscarlo. El subconsciente de Yuddy lo sabia y Kar Wai también.
Sin embargo en esta película las formas son mas bruscas, Kar Wai aún no ha modelado adecuadamente su cincel, aún tiene que perfeccionar más su refinado estilo, pero no es negativo que sea más impulsivo y menos contenido, es otra forma de contarlo, el aquí ya nos habla del desamor, ya va recogiendo el sufrimiento que la vida va sembrando, ya lo va combinando muy aceptablemente con la banda sonora, ya apunta alto en este terreno, y si las ves en el orden que yo lo he hecho ya se intuye la perfección que después manifestará en Deseando Amar y en 2046.
Quizás no es todavía una poesía completa, pero si es ya un verso, un bellísimo y desesperado verso.