El arácnido regresa por tercera ocasión a la pantalla grande, con una revisión fresca, a cargo de seis guionistas y de Jon Watts (Cop Car) Esta vez con una campaña de promoción agresiva, nunca antes habíamos visto tantos posters, trailers, spots, y mierdas. Spiderman hasta en la sopa.

La película arranca con un prólogo magistral a cargo de Michael Keaton que a partir de "Birdman" está pasando por su segunda edad de oro. No quepa ninguna duda que la primer media hora de metraje es de my alto nivel, llevadera, de buena comedia y un Peter Parker al que le han lavado la cara, pero que esa misma frescura a los guionistas se les ha ido de las manos con su contraparte: Spiderman, diferente a lo que uno estaba acostumbrado, eso puede ser malo o bueno, según gustos, o puristas de los comics.

En cuanto a sus personajes secundarios llegan los problemas, ni pinchan ni cortan, y como adaptación a las historietas dejan mucho que desear, de hecho el título del film es engañoso, nada tiene que ver con nada. Aunque si vamos al caso, Tim Burton hizo dos peliculones con "Batman" y ni siquiera sabía que existían los comics. Lo peor ha sido una Tía May que nos descoloca, y que solo está allí para tirar facha, porque no aporta en nada a la historia, ni en la vida de Parker. Lo mismo pasa con Flash Thompson, y otros compañeros de clase que solo están ahí para rellenar escenas. Si hay que rescatar a alguno de ellos, es el gortido friki al que por lo menos cumple una función importante.

Otro de los grandes problemas es que la personalidad de Spiderman cambia drásticamente por culpa del marketing con Iron Man, y como ya todos saben, utiliza un traje diseñado por él, al que sinceramente tiene más gadgets que el de Batman. Un traje, que más allá de gustos en el diseño, tiene vida propia, un recurso sobreexplotado que le hace la vida muy fácil a nuestro héroe, el cuál ni siquiera le hace falta el sentido arácnido con semejante "outfit" tecnológico, con solo su fuerza y trepar paredes es suficiente.

Es imperdonable la inexistencia del Tío Ben, que fue el catalizador para que este superhéroe existiera, en cambio, lo han reemplazado totalmente por Tony Stark, y de mala manera, porque parece que Spiderman fuera su nueva mascota. Con esto no me refiero a que muestren otra vez la escena de su muerte, tal como lo hacen en las películas de Batman con los Wayne, una y otra vez. Pero minimo le tenés que hacer una mención, el dramatismo no existe en el film, ni siquiera la Tía May parece haber conocido alguna vez a Ben. Se extranó mucho una escena de lección de vida a Parker, una buena re cagada a pedos. La comedia, en parte, le ha jugado en contra.

Con respecto a su banda sonora, a cargo de Michael Giacchino (Lost, Doctor Strange, War for the Planet of the Apes) destaca a veces, y aunque no llega al nivel de las anteriores entregas ni a palos, se coloca firmemente en las escenas y lleva el ritmo. Probablemente salgas del cine tarareándola pero al día siguiente te la olvidás porque en realidad te chupó un huevo.

Sobre Michael Keaton, cuando hace de él mismo, es impecable, tal como nos tiene acostumbrados, el tipo es lo mejor de la película. Pero cuando hace de Vulture no es la gran cosa y queda tranquilamente como un enemigo olvidable. En este punto me esperaba un poco más, pero es que hasta el Lizard de "The Amazing Spiderman" creo que es más recordable.

En cuanto a sus efectos. Mal, pésimo, muchas escenas de noche para tapar un poco la cagada de su CGI, y esto le ha jugado en contra con la pelea final entre Spiderman y Vulture, decepcionante, no se entendió nada y me hizo acordar mucho a las películas de "Transformers", que solo se escucha ruido de metal y se ven explosiones. Lejísimos de aquellas peleas épicas con Octopus, y ni hablar de aquella lucha final con el Duende Verde en la primera entrega de Sam Raimi. Necesitamos ver, tanto en una película de Marvel, como de DC, una buena escena de piñas limpias, que se caguen bien a trompadas, parece que ahora todo es almohadazo, o luces, rayos, colorcitos, y volar de acá para allá envueltos en CGI.

Más allá de los detalles feos, y otros imperdonables que tiene la película de Watts, hay que reconocer que se puede mejorar mucho a futuro, y que si la hacen bien, y vemos cómo este Peter Parker va creciendo, podemos ser testigos de algo interesante. Tom Holland es un buen Peter Parker, un gil de 15 años el que no tiene claro sus poderes y en lo que se mete, de hecho hay una frase de Vulture que estuvo justa: "Pibe, te estás metiendo con cosas que entendés".

Spider-Man: Homecoming, con sus defectos, logra mantenerte pegado y expectante. Su trama se deja llevar bien, con algunas vueltas de tuercas más que aceptables, y con algún que otro momento en el que decís… "me gusta esta escena". Y aunque el resultado final es algo amargo, hay que tener en cuenta que merece la pena verla por la nueva aproximación a este personaje. Han invertido mucho en la construcción de la nueva personalidad de su alter ego: Peter Parker y lo está logrando, aunque evidentemente tienen que mejorar con lo más vale, con Spiderman, quitando urgente ese traje repleto de juguetes y sacar de la ecuación a Tony Stark/Iron Man.

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