Suelen gustarme las películas de Brian de Palma. Sin embargo, creo que "Corazones de hierro" - al igual que "Ojos de serpiente" - es de las más normalitas dentro de su filmografía. Pese a que son cintas que siempre se pueden ver, pues tampoco aburren en exceso, no terminan de "engancharme" como otras.
Michael J. Fox, probablemente elegido por el director por su eterna cara de "aniñado" para encarnar al soldado novato, cumple. Pero el mayor problema que le encontré a "Corazones de hierro" fue Sean Penn. Un actor de su categoría - como demostró también con De Palma en "Atrapado por su pasado" - debería resultar más convincente en su papel y que pudiera llegar a odiarlo como "malo" por su cobarde y deleznable acto sexual. Una perversión que alcanza todavía a los conflictos bélicos actuales (ver, por ejemplo, Irak)y que, por una vez, nos enseña el lado menos amable de los americanos defensores de la justicia, así como una reflexión sobre la naturaleza humana.
Por lo demás, la película cumple como cualquiera otra sobre el Vietnam, mostrándonos la crueldad e imprevisibilidad de los ataques enemigos.