Ópera prima de Dennis Gansel, un director alemán que se enfrenta valientemente a los tabúes de su país, aunque no alcanza el nivel y el impacto que conseguiría cuatro años más tarde con la aclamada y excelente "La Ola". No obstante, en ambas películas destaca su compromiso con los valores educativos y que pueden ser manipulados por fanáticos.
Gansel construye la historia de "Napola" a partir de las narraciones de su abuelo, que militó en una de estas organizaciones juveniles elitistas donde los nazis lavaban el cerebro a sus alumnos, con el objeto de crear nuevas generaciones tan fascistas como la suya y preservar una raza superior acorde con su ideología.
Friedrich, el protagonista, encarna perfectamente a ese ario que representaría al III Reich, con una fisonomía adecuada, fuerte, fascinado por alcanzar las metas más altas, dominable y violento sin piedad si se le enseña a ello. He aquí el resumen de lo que los nazis buscaban en los jóvenes alemanes. Y es que uno de los puntos fuertes de "Napola" es mostrar claramente la férrea disciplina y el adoctrinamiento fundamentado en la animadversión hacia los considerados débiles y no válidos para evolucionar, parafraseando la selección natural de Darwin. Ni siquiera los intelectuales son aceptados, debido a su afición a pensar y reflexionar, lo cual podría desviar la atención de su exaltación propagandística.
Una buena película, aunque pueda ir intuyéndose el desenlace (ver spoiler) y, como digo, no tan impactante como "La Ola".
Mi nota: 7,4