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Voto de Replicántropo:
6
5,8
17.036
Drama
Dos mujeres coinciden en una habitación de hospital donde van a dar a luz. Ambas están solteras y se quedaron embarazadas por accidente. Janis, de mediana edad, no se arrepiente y está exultante. La otra, Ana, una adolescente, está asustada, arrepentida y traumatizada. Janis intenta animarla mientras pasean por los pasillos del hospital. Las pocas palabras que intercambien en esas horas crearán un vínculo muy estrecho entre las dos, que ... [+]
15 de octubre de 2021
137 de 184 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente le doy vueltas a cómo las (tele)series están dominando el lenguaje audiovisual, imponiéndose claramente a las películas convencionales. "Madres paralelas" ejemplifica para mí este hecho, que me parece indudable.
Las series disponen de tiempo (no ilimitado, pero sí muy amplio) para introducir y desarrollar tramas paralelas, y ya depende del talento de guionistas y directores que logren confluir para que el conjunto sea compacto, interrelacionen y no se disperse.
A la película en formato clásico, en cambio, a menudo no le da tiempo a abrir todo lo que quiere plantear, y cerrar la trama de manera coherente. En ocasiones no importa demasiado; otras veces (esta) la sucesión de peripecias vitales de los personajes saturan, agobian, y terminan por desconectar: no puede caer una bomba atómica cada cuarto de hora, y dejar al espectador preparado para la siguiente, como si cada vez fuera nueva. El resultado en esta película es que los temas propuestos, más o menos interesantes, no terminan de ligar en una salsa al punto.
Llegados a este punto, hay que hablar de las tramas, y para estar tranquilo me mudo a la zona spoiler.
Las series disponen de tiempo (no ilimitado, pero sí muy amplio) para introducir y desarrollar tramas paralelas, y ya depende del talento de guionistas y directores que logren confluir para que el conjunto sea compacto, interrelacionen y no se disperse.
A la película en formato clásico, en cambio, a menudo no le da tiempo a abrir todo lo que quiere plantear, y cerrar la trama de manera coherente. En ocasiones no importa demasiado; otras veces (esta) la sucesión de peripecias vitales de los personajes saturan, agobian, y terminan por desconectar: no puede caer una bomba atómica cada cuarto de hora, y dejar al espectador preparado para la siguiente, como si cada vez fuera nueva. El resultado en esta película es que los temas propuestos, más o menos interesantes, no terminan de ligar en una salsa al punto.
Llegados a este punto, hay que hablar de las tramas, y para estar tranquilo me mudo a la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En el melodrama de las cuatro mujeres (dos madres, dos hijas), se mete con calzador la asignatura no resuelta de las fosas de ciudadanos asesinados y enterrados como basura en el contexto de nuestra Guerra Civil. El gesto queda un poco torcido porque son dos temas que no terminan de casar...
Lo mismo ocurre con el origen del embarazo de Ana-Milena. Violación grupal, indefensión de la víctima, sistema judicial que no llega. Da la impresión de que al Almodóvar guionista le interesó este tema, y aquí lo metió como lo podía haber metido en cualquier otra película.
De la saturación de problemas en torno a la salud y el infortunio ya había dado muestras en obras anteriores ("Dolor y gloria", sobre todo "Julieta"), la muerte súbita de Anita, el cáncer de la esposa de Israel Elejalde. Acaba por cansar.
¿Metemos también con calzador un personaje trans? Venga, va. Total, ya puestos.
La historia de Aitana-Teresa es patética. E irritante. Pedro, mira, verás, en España hay ley de divorcio desde 1981. Toda vez que Ana-Milena nació en 2000 (año arriba, año abajo) la mención que hace Teresa al Tribunal de la Rota es, más que una inexactitud, una estupidez, y con mala leche además: el cine de Almodóvar se ve en el mundo, y no será que mi país tenga todos los problemas resueltos, pero de ahí a que España, entrado el nuevo milenio, sea un estado teocrático en el que el clero tenga decisión sobre relaciones personales y su legalidad... Así se construyen las leyendas negras, luego no nos quejemos.
Israel Elejalde no sale bien parado, le cuesta imprimir intensidad a su personaje, y termina siendo un pegote. Milena Smit tampoco se hace con el suyo. Despliega bien, pero en el momento de la verdad (la confesión de Penélope-Janis) se desploma cuando el director la hace víctima de una reacción a lo Tele5, y ya no remonta. Rossy de Palma y Julieta Serrano no pintan nada en esta película.
Por último, el final. Atolondrado y apresurado, resta mucho. Ese colegueo, ese buenismo (elijo conscientemente tan manido término), no cuadra para nada, remata mal el despliegue de intensidad con que nos ha obsequiado la película.
... ¿Y sin embargo, un 6? Pasen y vean. Vean a Penélope Cruz comiéndose la pantalla. A una actriz excelsa, en madurez y plenitud. Sobrevolando todas las disfunciones del guión, que sólo su mirada sostiene. Yo vería a esta actriz incluso leyendo el BOE.
Lo mismo ocurre con el origen del embarazo de Ana-Milena. Violación grupal, indefensión de la víctima, sistema judicial que no llega. Da la impresión de que al Almodóvar guionista le interesó este tema, y aquí lo metió como lo podía haber metido en cualquier otra película.
De la saturación de problemas en torno a la salud y el infortunio ya había dado muestras en obras anteriores ("Dolor y gloria", sobre todo "Julieta"), la muerte súbita de Anita, el cáncer de la esposa de Israel Elejalde. Acaba por cansar.
¿Metemos también con calzador un personaje trans? Venga, va. Total, ya puestos.
La historia de Aitana-Teresa es patética. E irritante. Pedro, mira, verás, en España hay ley de divorcio desde 1981. Toda vez que Ana-Milena nació en 2000 (año arriba, año abajo) la mención que hace Teresa al Tribunal de la Rota es, más que una inexactitud, una estupidez, y con mala leche además: el cine de Almodóvar se ve en el mundo, y no será que mi país tenga todos los problemas resueltos, pero de ahí a que España, entrado el nuevo milenio, sea un estado teocrático en el que el clero tenga decisión sobre relaciones personales y su legalidad... Así se construyen las leyendas negras, luego no nos quejemos.
Israel Elejalde no sale bien parado, le cuesta imprimir intensidad a su personaje, y termina siendo un pegote. Milena Smit tampoco se hace con el suyo. Despliega bien, pero en el momento de la verdad (la confesión de Penélope-Janis) se desploma cuando el director la hace víctima de una reacción a lo Tele5, y ya no remonta. Rossy de Palma y Julieta Serrano no pintan nada en esta película.
Por último, el final. Atolondrado y apresurado, resta mucho. Ese colegueo, ese buenismo (elijo conscientemente tan manido término), no cuadra para nada, remata mal el despliegue de intensidad con que nos ha obsequiado la película.
... ¿Y sin embargo, un 6? Pasen y vean. Vean a Penélope Cruz comiéndose la pantalla. A una actriz excelsa, en madurez y plenitud. Sobrevolando todas las disfunciones del guión, que sólo su mirada sostiene. Yo vería a esta actriz incluso leyendo el BOE.