Mi amigo Amor Perro me insistía con énfasis para que viera este corto. Gracias por la recomendación, vale la pena verlo. ¿Por qué?. Por su potencia visual, por su ritmo frenético y por la belleza del producto. Discrepo con su crítica en cuanto a la impresión sobre su duración: son diez minutos que a él le parecen tres... y a mí treinta. Tengo que verlo unas cuantas veces más, aparentemente abre muchas líneas argumentales y no da tiempo a seguirlas todas; de ahí mi comentario de que el guión tiene mucha miga. Y también ahí reside su punto flaco: por mi forma de ser como espectador, los ritmos trepidantes en cine rara vez me estimulan, normalmente me aturden. En este caso creo que es imprescindible una vez elegido el tono y la técnica que desarrollan el guión, pero me obligará a verlo alguna vez más.
Me sobró alguna reiteración de las de "pez grande se come al chico"; tampoco me encaja del todo el sermoncito moral ecológico-pacifista; pero los primeros minutos en el ambiente industrial me parecen magistrales.
Enseñantes del mundo, ¡¡¡ponerlo en clase en los institutos...!!!. (y a debatir, claro).