Eternamente tuya es un pequeño clásico elegante y inofensivo. La esposa de un ilusionista, cansada de tanto vagar por los escenarios y ciudades de todo el mundo, decide abandonar a su marido y divorciarse. Pero la llama del amor continua viva dentro de la pareja y esta circunstancia es el eje central de este film más bien aburrido y cansino en el que podemos admirar a una actriz consagrada de los años 30 (Loretta Young) y a un joven David Niven con un estilo personal de interpretación de caballerosidad, que ya no abandonaría en toda su carrera.
Resumen: se ve con agrado y se olvida rápidamente.