Park Chan- Wook es uno de los míticos directores de cine de Corea del Sur de la actualidad. Su película más famosa es la célebre “Oldboy” que será versionada por Spike Lee en los Estados Unidos. Pero este 2013, al igual que otros compatriotas suyos como Kim-Ji Woon han aterrizado en California para dirigir sus propios proyectos en tierras norteamericanas.

Stoker es su inicio y su gran salto al cine más masivo. Una película que por otra parte no dejará indiferente a nadie, pues es un retrato de las pasiones más oscuras, una violenta vorágine que no dejará a nadie indiferente, para bien o para mal.

Es cierto que la película puede provocar confusión en el espectador medio. Pero es que precisamente Park Chan- Wook busca este efecto continuamente en su película. Para ello va envolviendo la película en una densa tela de araña (animal que precisamente aparece representado, y no por casualidad) en la que el misterio llega a ser casi insoportable para un público que busca un argumento sencillo y digerible. No, para nada Park ha hecho una película más accesible al adaptarse al cine americano, si bien es cierto que el misterio ha aventajado a sus elementos de pasión extrema (y cruel) que en otras películas suyas eran el eje dominante. Chan-Wook se ha aligerado en violencia (no sólo física, eso sería limitar absolutamente el mundo de Chan-Wook) pero ha sabido mantener su esencia.

El inicio, que es precisamente es el final (eterno retorno de la película que puede leerse como un ciclo inacabable, en tanto la protagonista femenina acabará convirtiéndose en una duplicación del personaje interpretado por Matthew Goode) es una gran demostración de la confusión que rodea la película. En tan sólo unos segundos, se anuncia una muerte trágica, la del padre de Mia Wasikowska. Ahí el director ya se centra en elaborar una psicología de personajes que resulta totalmente ajena para el espectador, y es que no son precisamente angelitos los personajes que describe la película.

Mia Wasikowska interpreta a una joven de dieciocho años apenas cumplidos, que espanta por su complejidad. Es quizá uno de los mejores logros de la película porque unido a la interpretación de Mia, se logra crear un personaje espectacular. Amante de lo más siniestro, incluso en lo sexual (Mia sólo disfruta de las relaciones sexuales en tanto hay un componente salvaje y cruel en ellas) se aísla totalmente el mundo exterior (las escenas ubicadas en el colegio son un gran testigo), incluso de su madre (que por otra parte tampoco le profesa cariño). La araña que la acompaña en diversas escenas es un gran paralelismo para definir la identidad del personaje.

El otro personaje que domina también la película es el interpretado por Matthew Goode, que también releva una personalidad psíquicamente inestable. Wook se sirve de diversos elementos que nos hacen ver que la conducta de este personaje no cuadra en nuestros estándares. Por ejemplo muchas veces los planos entre diversos personajes no obedecen a una posición de igualdad, sino que muchas veces se los ubica en una composición desigual (como la escena de la escalera) o los confronta entre ellos, en visiones horizontales para que inconscientemente nos muestre que algo hay que no obedece a una lógica. La pulsión sexual latente entre su propia sobrina (como en la escena del piano) también demuestra que hay algo en este personaje, que por otra parte demuestra un carisma muy particular, que se escapa a nuestro control. Incluso Chan-Wook se sirve de pequeños detalles como dejar un brillo en el poso de sus ojos, demostrando este carácter de irrealidad que se respira de él. Otro elemento de confusión es el elaborado montaje de la película. Para nada es un montaje simplista o descuidado, sino que denota una gran elaboración. Muchas veces los planos se intercalan entre sí, acortando rápidamente una escena, haciendo que el espectador pierda el sentido de comprensión y lógica que tiene para unir una escena en su cabeza, de manera que aún queda más sorprendido de lo que está viendo. Por no hablar de otros trucos de sobreimpresiones que son un gran triunfo estético de Chan-Wook.

La música es un elemento perturbador en todos sus sentidos. El tema que interpretan Mia Wasikowska y Matthew Goode juntos (que por cierto, es un tema musical que no obedece a las lógicas de la harmonía más tradicional) es un leimotiv que el propio director incluirá en otras escenas (de manera ya extradiégetica, es decir, sin que su aparición sea física en la película) y del que se servirá para crear una auténtica oda a la oscuridad.

Seguramente la mujer encarnada en Nicole Kidman es la que más olvidada queda en el trió protagonista, pero lógicamente es también la que menor peso tiene en la trama, y de hecho muchas veces es un simple títere al servicio de su hija y de Goode.

Un aura de maldad domina toda la casa, un edificio que nos remite a épocas pasadas y que el director se sirve también de él para crear desengaño e ilusión. De hecho hasta cierto tiempo avanzado del film no se revela a que tiempo exacto se puede situar la película y es que la mansión donde viven podría pertenecer perfectamente a una casa de la aristocracia.

Y como la casa, hay muchos elementos siniestros y perturbadores en la película. Se busca crear una estética que abandone los cánones tradicionales para recrearse en una belleza mucho más siniestra.

La trama de hecho se puede leer perfectamente como un círculo, que termina por completarse con el final. Es una perfecta trampa utilizada para mantener el Crescendo narrativo de la película.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/08/ciclo-park-chan-wook-stoker/