Llega a los cines españoles (4/12/2012) la nueva película de Whit Stillman, un hombre que no dirigía una película desde 1998. ¿Cómo le habrá sentado esta pequeña pausa? ¿Estaremos ante una comedia más típica de los 90 o ante un filme lleno de inspiración producto de más de una década dedicada a la contemplación del mundo?

Un trío de amigas busca, durante los primeros días del nuevo curso, a una novata para enseñarle el noble oficio de evitar los suicidios estudiantiles en una universidad católica de élite (al parecer), a la par que le enseñan cómo ha de sobrellevar la experiencia universitaria que para ella comienza. Así empieza Damiselas en apuros, y a partir de ahí, la película deambula por los cerros de Úbeda, y vuelta a empezar otra vez. Sin que parezca que haya una verdadera idea en la película, se nos habla de las relaciones de pareja (que se rompen) como causa de la mayoría de intentos de suicidio estudiantiles, como si no existiesen otros, como la propia presión existente hoy en día. Pero teniendo en cuenta que nos muestra a una juventud bastante estúpida en sus dos vertientes (grupos pro-hermandades estudiantiles/anti-hermandades) no es de extrañar que así sea.

Damiselas en apuros es algo así como el equivalente de La revancha de los novatos (1984), dirigida a un público femenino, y por tanto con un humor más sofisticado, aunque no por ello mejor (comparen las escenas de las fiestas romanas de ambos filmes). Claro está, que la comedia de 1984 no tiene ni pizca de gracia a día de hoy, pero poner a los hombres como cavernícolas y a las mujeres como seres racionales e inteligentes (cada una con sus rarezas) no es más gracioso en esta película de lo que lo es en Los Serrano, o en cualquier otra serie cómica española de los últimos años.

En cualquier caso, se trata de una película simpática. Se deja ver si no le pides nada (¿realmente existen mujeres así?), aunque no deja poso ni provoca una verdadera reflexión, ya que trata sobre los sentimientos de soslayo. En una comedia muchas veces se agradece la falta de trascendencia (aunque no siempre es necesaria para que nos haga reir), pero con lo que me quedo al final es con la pequeña moraleja sobre el baile como terapia vs pastillas en los casos de depresión.