La verdad es que no comparto mucho la opinión, extendida entre muchos cinéfilos, que las películas se tengan que ver en versión original con subtítulos; normalmente la lectura de estos impiden centrarte en la imagen, vas leyendo los subtítulos y la imagen que queda arriba la ves de refilón; la óptica humana no da para más; hay que elegir y prefiero elegir la imagen, otra cosa es que se entienda la versión original. Sin embargo, en esta película reconozco que habría que verla, sí o sí, en su idioma original. El film está muy basado en un solo actor, con imagen y sonido, y en una actriz con voz, pero que nunca aparece porque representa que es un sistema operativo. Así que sería bueno oírlos porque seguro que tienen muchos matices que apreciar; aunque, eso sí, para ello ayudaría bastante saber un poco de inglés.

Esta obra es un reflexión sobre la soledad, el amor y lo que significa ser persona; se podría haber decantado por centrarse en la inteligencia artificial como conciencia de si misma, pero va más allá. ¿Somos lo que somos porque así lo decidimos en cada instante? o ¿somos lo que somos porque somos el fruto de muchas experiencias humanas propias y ajenas, de toda la especie? A saber cuál es la respuesta; para eso están los filósofos. Que exista la individualidad, incluso desde la posibilidad o realidad futura de la inteligencia artificial, con todo lo que eso implica, incluido el amor, es el planteamiento de este interesante y hermoso film. En definitiva, muy recomendable su visionado y seguramente que también su audición.