En dos minutos, por no decir uno, "Maléfica" se carga de un plumazo el cuento tradicional, la monarquía y a las hadas. Primero, lo más evidente, le dan la vuelta como un calcetín al relato original, la propia película de 1959, "La bella durmiente". La bruja es buena, ¿entonces porqué se llama maléfica?, el rey Estéfano (Sharlto Copley), además de un ex mendigo, es un malvado, el príncipe un pelele, otro más en los últimos años, y un montón de detalles más "progres" que lo que hacen, primero, es convertir a un gran villana, Maléfica (Angelina Jolie), en una resentida y una blandita, diría casi que una mujer maltratada por el "vil hombre". Pero sobre todo darle un tono entre feminista, libertario y tercermundista vergonzoso. Por cierto, si pretendían sorprender con el "beso de amor" se llevan un chasco: yo a los 15 minutos tenía claro quién se lo iba a propinar.

Pero los atentados siguen. Por ejemplo, qué es esto de poner a los reyes de malvados y orgullos mientras que la ciénaga es una especie de república en la que reina la confianza mutua ¿? Aunque a mí lo que más me molesta es que transformen un hada en un híbrido de no sé de dónde sale: cuernos de fauno, orejas de elfo, alas de ángel, mandíbulas y ojos de vampira. ¿Acaso Robert Stromberg nunca ha visto un hada, figura grácil y bella, como para meter la pata de este modo? Claro que ya que estamos, podrían haber puesto a tres guapas hadas madrinas y no colocarnos a tres bobas marujas, que caen hasta mal de lo tontas que son. Hablan al principio del "ancestral odio entre hombres y hadas", ¡pero qué dices! Este señor no se entera del significado de las hadas pero tampoco del cuento tradicional per se, verdadero transmisor de conocimientos.