Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Reaccionario:
5
Comedia Un popular presentador (Hugh Grant) dirige un concurso para jóvenes estrellas. Se trata de una sátira de la política, la televisión y el mundo de los negocios, en la que se mezclan el presidente de Estados Unidos, el terrorismo islámico y las aspiraciones a la fama de una bella joven (Mandy Moore). (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como casi todas las sátiras, "American Dreamz" peca de exagerada, pero aún así y aunque por momentos parezca cutre, véase el retrato del terrorismo islámico, aunque nunca es soez, tiene más miga de lo que parece en un primer momento. De hecho, es desconcertante su mezcla de géneros, incluso va ganando en interés cuando su retahíla de personajes confluyen en un concurso de televisión que viene a ser como "Operación Triunfo", es decir, el "American Idol" de los Estados Unidos. A grandes líneas el menú que nos presenta Paul Weitz está compuesto por un aperitivo en forma de crítica política, en una clara parodia de George W. Bush y a su administración, y un plato fuerte con los medios de comunicación y la búsqueda de la fama, en la que sobresale Mandy Moore en un personaje inspirado en Britney Spears y Kelly Clarkson. Bueno, en realidad, la Moore destaca por su propia belleza personal, aquí parece que está hasta más gordita, mejor, además de por que aparece de rubia, creo que por primera vez, dando pie a mantener el bulo totalmente injusto de "rubia tonta" y encima víbora.

Volviendo a la película, el entremés, aunque de apariencia vistosa, en realidad no te llena el estómago. La visión del presidente de los EE. UU. es excesivamente simplona, más cercana al tópico "progre" que a la realidad. En cualquier caso, me permito destacar que esa idea de que el máximo mandatario de un país tiene que sea alguien muy preparado no es del todo exacta. El líder lo que hace es marcar las líneas políticas, coordinar, negociar y en las democracias, ganar elecciones. Para lo otro, están los asesores, ministros, secretarios de estado y demás. Es decir, el presidente lo que hace es decidir X, por ejemplo, reducir el gasto pero son sus subordinados los que buscan la fórmula para este objetivo. De más interés es esa carrera por la fama a cualquier precio, televisada a toda costa y llena de frivolidad, por parte de las masas, un mal bastante común en occidente. Lo peor no es que haya gente así de tonta o "lista", según se vea, sino que encima el resto de la población les riamos las gracias. De lo contrario no tendrían esas audiencias los programas de cotilleos más vulgares o bien los concursos más exhibicionistas.
Reaccionario
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow