Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Reaccionario:
3
Drama Tras la repentina muerte de su padre, un joven playboy (George Peppard) hereda una empresa aeronáutica y se convierte en un neurótico megalómano que llegará a crear un gran imperio económico. Esta película se inspira en la vida de Howard Hughes. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2020
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más exitosas de 1964, en varias fuentes aparece como la cuarta más taquillera del año en los Estados Unidos, aunque hoy haya quedado un poco en el olvido. Se trata de un drama de factura muy clásica, que es la adaptación de la novela homónima de Harold Robbins, claramente inspirada en la figura de Howard Hughes, sin que tampoco se pueda decir que sea biográfica, ni mucho menos. El caso es que como nota señalada fue la última película de Alan Ladd, que fallecería poco después de su estreno tras una ingesta de alcohol y barbitúricos, que ha quedado como un suicidio. Un triste final para unos de los actores más emblemáticos de los años cuarenta y primeros cincuenta. Siguiendo con el reparto, George Peppard hizo tan buenas migas con Elizabeth Ashley que se acabaron casando en la vida real pero la cosa solo duró seis años. Entre ambos actores sumaron el desastre de ocho matrimonios y siete divorcios. Si es que estaban hechos unos piezas tremendos, diría que casi no actúan, al menos aquí.

Dicho esto, la película nos lleva a los años veinte y termina a finales de los treinta pero en esto llega la primera decepción: su ambientación es pésima. Con Elizabeth Ashley como que lo intentan en algunos momentos pero con Carroll Baker o Martha Hyer ni se molestan en disimular que van como en los sesenta. Pero bueno, no es el peor defecto de la obra, sino que éste reside en que es un reflejo de una mentalidad profundamente americana, es decir, liberal, encarnada en el feroz empresario Jonas Cord (George Peppard), el más inteligente, el más duro y el más cínico. No todos sus personajes se mueven por esa ambición suya de dinero y poder, sin escatimar en nada, ni en nadie, pero a todos les parece bien o el menos no lo penalizan porque creen que ¡esa es la actitud correcta! Es su cultura. Y lo peor, ellas además lo aman. Sí, tiene el bello rostro de George Peppard, pero el tío es un verdadero impresentable y ante este tiparraco las mujeres, especialmente la suya, se muestran de un baboseo increíblemente asqueroso.
Reaccionario
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow